Ainara LeGardon

El silencio es fundamental

De nuevo bajo la tutela de Chris Eckman , Ainara LeGardon regresa a la actualidad con su segundo álbum en solitario, “Each Day A Lie”, en el que da un giro de tuerca más a los planteamientos presentados en “In The Mirror”. Hablamos con ella de los entresijos de esta nueva entrega y del lugar que ocupa, o debería ocupar en el panorama nacional.

¿Tras 8 años al frente de Onion, cómo te ha resultado trabajar en solitario?

Se trata de una etapa en la que el trabajo se desarrolla de una manera muy diferente. Después de tantos años en una banda, tenía ganas de plasmar una parte de mí muy diferente a todo lo que estábamos haciendo, así que pensé que lo mejor era encarar la situación tomando las riendas y las decisiones, tanto a nivel artístico como económico (creando mi propio sello y autoeditando el material).

La verdad es que esta fórmula de trabajo me hace sentir muy cómoda. No te voy a negar que a veces es difícil tomar ciertas decisiones, pero siempre me encuentro respaldada por quienes están a mi alrededor, que me aconsejan muy sabiamente.

Tu segundo álbum, Each Day A Lie, de carácter triste y poco consolador, bastante pesimista, ¿es como tocar fondo en una depresión? ¿Te influyen acontecimientos internacionales o más bien hechos cotidianos, más cercanos a ti y personales, en esa negra visión?

No, ni mucho menos significa tocar fondo. Precisamente, que ciertas ideas dejen de ser secretas, el poder despojarme de ellas, me mantiene respirando en la superficie. No es un álbum pesimista. Sí es duro y un tanto violento, pero, si te das cuenta, la última línea del disco (“Do I have to walk alone the long way?”) implica que, a pesar de todo, el largo camino lo seguiré recorriendo.

Arreglos muy precisos y equilibrados, y todo muy bien articulado. Los instrumentos pincelan. La viola, por ejemplo, trae algo de sosiego… Da la impresión de que todo está perfectamente pensado y meditado antes y después de entrar al estudio, ¿no?

La mayor parte del disco está grabado en directo (baterías, bajos y guitarras, incluso la voz de un par de temas). Para poder llegar al estudio en buena forma son necesarias muchas horas de ensayos previos, en los que todos los arreglos han de quedar perfilados. Sin embargo, nunca sabes lo que va a ocurrir. Cada interpretación es diferente, influyen en ella todo tipo de factores externos que pueden hacer de una toma perfecta algo muerto, y de otra con lo que en un principio pueden ser errores y deslices, algo mágico. Lo importante es saber reconocer esa magia, esté donde esté, y quedarte con ella. Saber despojarse de la premeditación a tiempo.

Chris Eckman parece ahora un compañero inseparable, ¿cómo es trabajar con él?

Chris me aporta mucha tranquilidad y seguridad. Nos compenetramos muy bien juntos. Somos amigos y nos respetamos mucho, así que creo que ahí es donde reside la clave de nuestro buen entendimiento a la hora trabajar.

¿Qué músicos te influyen mayormente a la hora de componer?

¿Músicos? No creo que a la hora de componer me influyan conscientemente determinados músicos… Más bien la música en general. Por ejemplo, suele ser bastante inspirador y sugerente un buen concierto. Sin embargo habitualmente me influyen otro tipo de cosas: un color, un olor, una palabra…

En el tema con el que cierras el disco, “Without”, o en “Needed”, se nota de manera especial la fragilidad y la soledad, aunque tu voz se mantiene bastante suave y dulce en todo momento. ¿Con qué cantante te gustaría ser comparada? ¿Beth Gibbons? ¿Kristin Hersh? ¿Nina Nastasia? ¿Thalia Zedek? ¿Tara Jane O´Neil? ¿Aroah?…

Bueno, mencionas a muchas y muy variadas. Me quedaría con el gusto de ser comparada a Nina Nastasia y a Thalia Zedek, por decirte dos nombres. La primera por su oscuridad y la segunda por su fuerza. Pensándolo bien, ambas por su fuerza y oscuridad…

La rabia la explotas más a través de la distorsión a la guitarra eléctrica, como en “A second of…”. Éste parece uno de los elementos que más lo alejan de “In The MIrror”, aunque ya desde la portada no se puede negar que hay una continuidad entre los dos…

Así es. Por un lado se trata de una continuación, de seguir caminando en un círculo que no terminé de cerrar en el primer disco. Por otro lado, la instrumentación y los arreglos revelan un disco más rockero, con un concepto de banda. Pero yo no diría que la rabia la exploto más a través de las distorsiones. Precisamente en “A second of…” la letra es durísima. No creo que ninguna de mis distorsiones llegue a la dureza de esas palabras. El contraste entre esa crueldad y la forma de cantar esas palabras, es lo que las hace especialmente desconcertantes e inquietantes. Es un desasosiego que no he conseguido ni con el más agudo de los acoples.

Alguna vez se oyen chirriar bisagras (es lo que interpreto) como si el tiempo fuera un mal que no pasa en balde. Según tu forma de ver, ¿estropea más que ayuda a arreglar las cosas o a ser mejores, el paso de los días?

Lo bueno y lo malo del paso del tiempo es que somos capaces de olvidar. En “In the mirror” se encuentra mucho más patente el deseo de no querer olvidar (de hecho, hago referencias explícitas a ello como en “Forget just anything”), que en Each Day a Lie. Frente a la melancolía y nostalgia del primero, se encuentra el resentimiento y el desvelo del segundo. Desafortunadamente estos sentimientos tardan más en desaparecer.

¿Otorgas la misma importancia a la voz y a los instrumentos en las canciones? Veo que hay bastantes partes instrumentales largas y letras a menudo cortas.

Sí, en este disco le otorgo la misma importancia a las palabras que a las partes instrumentales. Pero de todo, a lo que más importancia le doy es al silencio.

La grabación es notablemente esencial, pocas notas, arreglos concisos, centrarse en ciertas ideas… Sin embargo, actualmente en el mundo de la música, ¿no te da la impresión de que suele reinar mucha verborrea sobre una falta de profundidad?

Menos es más. Otra vez, el silencio es fundamental.

Te has arrepentido alguna vez de optar por la autoedición? Tras esta experiencia, ¿cambiarías tu forma de trabajar y volverías a formar parte de una discográfica?

No me arrepiento en absoluto. Es una de las decisiones más acertadas que he tomado nunca, tal y como se me han presentado las cosas. Respecto a tu segunda pregunta, depende. Si llega el momento y considero que alguien va a tratar mi trabajo y el de la gente que me acompaña con el respeto que se merece, sería cuestión de valorarlo.

¿Qué tal está yendo la presentación del disco? ¿En directo te acompañan los mismos músicos que en el estudio?

La presentación del disco está yendo muy bien. Hasta ahora llevamos unos 12 ó 13 conciertos, en los que el público está siendo muy receptivo en general.

Algunos de los conciertos los doy en solitario (guitarra eléctrica y voz), y otros con la banda. En este último caso, los músicos que me acompañan son los mismos que han grabado el disco: Carlos Torero a la batería, que lleva colaborando conmigo desde hace cuatro años, y David Jiménez al bajo, que se unió a nosotros poco después de editarse In the mirror. De vez en cuando, siempre que las circunstancias lo permiten, nos acompaña Iosu López a la viola.

¿Hay lugar para la improvisación sobre el escenario, o prefieres que el sitio de cada nota esté siempre bien meditado?

Hay lugar para la improvisación dentro de unos márgenes establecidos. Las canciones están vivas, pero eres tú quien las tiene que dominar, no ellas a ti. Como te comentaba antes, los arreglos, la duración de las partes, etc, etc… están muy claros, pero dentro de eso, lo que ocurra cada noche depende de muchos factores: nuestro estado de ánimo, si estamos cómodos en el escenario, si el público interactúa con nosotros… Nunca puedes saberlo de antemano. Hay varios temas que son especialmente tendentes a dejarnos esa libertad de improvisación: “Last of your hopes”, “A second of…”, “Forget just anything”… Son momentos en los que disfrutamos mucho dejándonos llevar.

¿Y Europa, para cuando?

Bueno, In the mirror ya lleva distribuyéndose en Europa desde hace tiempo. En los últimos años he dado varios conciertos en Francia, Alemania, Bélgica y Holanda, y, según las últimas noticias, Each Day a Lie también va a empezar a distribuirse fuera de España. El terreno está bastante abonado para que vuelva a tocar en Europa de cara al próximo invierno. Me encantaría, la verdad.

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