Ainara LeGardon – Sala Sidecar (Barcelona)

Destacado en éstas mismas páginas como uno de los mejores debuts del año pasado, teníamos ganas de comprobar si la delicadeza y los sentimientos que guarda en su interior In the mirror (Winslow Lab, 2003), primer disco de Ainara LeGardon, aguantaban en su traslado al directo.

Quizá no fue el viernes pasado la mejor oportunidad para escuchar las frágiles composiciones de la salmantina. Y no sólo por los continuos problemas de sonido, sino porque como viene siendo habitual en Barcelona, hubo 2 conciertos. El de los que estuvimos atentos e inmersos en las primeras filas, y el de los que aprovecharon para contarse la vida, a gritos, y así de paso informarnos a todos de sus historias… y de su mala educación.

Abrieron la velada los locales Alado Sincera, discreto cuarteto de indiepop que presentaban su última maqueta «Secuelas y beneficios». Alguien debería enseñar a los grupos teloneros lo importante que es el tiempo de estancia en un escenario. Normalmente, con media hora sobra para mostrar lo que haces. En el caso que nos ocupa, los cerca de 60 minutos de actuación se hicieron eternos, cuando los primeros temas nos habían dejado un sabor de boca cuando menos esperanzador…

Ainara LeGardon salió al escenario acompañada, además de su fantástica Fender Coronado, de Iosu López al violín, que desgraciadamente pasó inadvertido por obra y gracia del técnico, y de Carlos Torero a la percusión.

Una tras otra fueron cayendo las canciones de In The Mirror: «In the mirror», «Dreaming´Bout You», «I saw the light on», «This feeling true», … excelentes ejemplos de la capacidad (y facilidad) que tiene Ainara de fabricar melodías imperecederas de bella factura y excelente ejecución. Su voz se muestra sentida e infalible. Y el acompañamiento de Torero es, cuanto menos, imprescindible, dándole ritmo y vida a todas las canciones, a pesar de que en temas como en «Love In a box», Ainara se valga de su guitarra y su voz para estremecernos.

Aprovecharon la ocasión para presentar 2 temas nuevos, «Needed» (que precioso falsete) y «Each day a lie», también en solitario , que sirvió para poner punto final a una noche que ni siquiera el técnico de sonido pudo arruinar.

Al día siguiente, repetirían experiencia en FNAC Triangle. Allí todo sonó como debía (como siempre en ese auditorio), y no hicimos más que refrendar nuestra opinión sobre una artista que sigue creciendo… y que dure.

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