Airbag + Los Nikis – Heineken (Madrid)

Último viernes de septiembre. El verano acaba de decirnos adiós. Puede que para gente de costa como yo sea un poco más triste abandonar este periodo del año. Necesitaba una fiesta de despedida, un suave analgésico para entrar en el otoño. Y se llamaba Airbag y venía recetado desde Málaga para presentarnos su nuevo disco,  Manual de Montaña Rusa.

La sala Heineken había agotado entradas. He estado otros años en sus directos de Madrid y se puede decir que me sorprendió gratamente. Cuando salen a escena los teloneros no me creo lo que estoy viendo. ¡Los míticos Nikis! El público de Airbag, que es deudor directo de la formación madrileña, se vuelve literalmente loco. Al fondo del escenario se entrevé a Adolfo, voz y guitarra de Airbag, sonreír con picardía.

Uno detrás de otro caen los clásicos de los Ramones de Algete, entrados en años pero que muestran una intensidad que ya quisieran para sí los nuevos grupos españoles. El ya orondo vocalista Emilio se lanza al público en la primera canción. Poco más que decir. Los pij@s de la zona VIP lo están dando todo, muy desatados. Suenan bien, se mueven bien, y sobre todo lo están gozando. Con el “Imperio Contraataca” el karaoke se pone en modo ON y en “Diez años en Sing-Sing”, cerrando su intensa actuación, saltan los de Estepona a hacerles los coros. Qué vivan los Nikis.

Lo de Airbag es un idilio imperecedero con el directo. Poco fallan. La química entre ellos resulta envidiable. La gente responde con muestras de cariño. Cierto es que su base de punk triacórdico facilita las cosas, pero gracias a sus pequeñas-grandes letras y sus coros pop imposibles de no tatarear, hacen que un concierto suyo se convierta en una auténtica fiesta playera, con balones y flotadores revoloteando a sus anchas por encima de las cabezas del público, mientras suenan historias de jóvenes y series B.

Los andaluces preparan sus conciertos con buen gusto, mezclando en una proporción ideal temas de su nuevo disco, con clásicos de la banda, consiguiendo que nunca decaiga el directo. Arrancan con el primer single de su último LP “Trailer”,  ya un clásico más, pero enseguida y sin poder coger casi aire atacan con la cincuentena “Big Acuárium” y la aceleradísima “Elena”. Primer momentazo. “El Resplandor”, la surfera “Prefiero la Playa”, “Coleccionista de Discos” (cualquier melómano se sentiría identificado) o “En Los Brazos de la Agente Internacional”, más punkarras, se complementan a la perfección con los temas de aires más power-pop de su último álbum y del anterior, el Alto-Disco (2008). Aquí es cuando te das cuenta que han conseguido un sonido Airbag, una amalgama de refinadas píldoras pop de los sesenta, ritmos punk perfectos y aires surferos.

Los temas pasan a gran velocidad, así como los saltos desde un trampolín llamado escenario. Los pijos VIP de los Nikis hace tiempo ya se han ido. Los eternamente jóvenes malagueños se han hecho con la sala. Tocan “Películas de Miedo”, otro mini-momento y se despiden momentáneamente de su agitado público. No tanto para el paripé del BIS, sino para coger algo de oxígeno después de un contundente set.

Cuando vuelven, antes de arrancar con una versión de Los Flechazos (“La Chica del Mel”), vuelven a agradecer al público la noche que les está brindando y sobre todo dan gracias a Los Nikis por ser Los Nikis. Y suena “Territorio Dagger”, quedando ya poco más que decir. Bueno sí, sacan su último as en la manga, “Ahí viene la Decepción”, con unos de sus mejores coros.

Desde mi posición en las alturas analizó los estragos entre el gentío. La gente se abraza como si hubieran ganado una dura batalla. Todo son caras de felicidad bañadas en sudor. Y la mía por supuesto que también.

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