AMA

No sabemos por qué algunos creen que solo escuchamos pop británico de los 80-90. Nuestras influencias son muy variadas

No son demasiado prolíficos porque prefieren hacer canciones cuando se lo pide el corazón, y tal vez dejen la razón para cuando consiguen meterse en el estudio y la mente esté lo suficientemente fría para pensar en el valor real de sus composiciones. Los seguimos desde que El Joven Bryan y La Buena Vida empezaban a ocupar varios departamentos de nuestra discoteca, y en cuanto pensaron en que ya era hora de intentarlo bajo otro nombre, otra perspectiva y otros objetivos lo único que debíamos hacer era seguir escuchándolos.

Hoy, AMA han grabado cuatro discos fantásticos y en esta entrevista Javier Sánchez (voz, guitarras y teclados) y Yon Vidaur (guitarras, teclados y programaciones) nos hablan de todo lo que ha pasado en los meses previos al nacimiento del último, otro magnífico trabajo titulado «Nada dos veces».
 
Pasan los años, cambian las canciones y las formas de escucharla pero la esencia permanece. ¿El tan traído y llevado «Donosti sound» es algo que lleváis en vuestro ADN?
 
Javier: Imagino que en todos los discos hay un fondo común, aunque ya no seamos los del primer disco, desde luego. Cada grupo tiene una identidad y cuando vas haciendo canciones se trata de ir añadiendo interés, de incorporar lo que vas aprendiendo y pueda mejorarte.
 
El toque naïf asociado a ese sonido, aparte de las particularidades de cada banda, parece haber quedado definitivamente atrás. Con cada disco AMA parece haber ido añadiendo capas, como si quisiérais que los matices y las sucesivas escuchas vayan haciendo crecer los temas.
 
Yon: Nos gusta ir cambiando un poco en cada disco. A veces los cambios son pequeños y no se aprecian a primera vista y otras veces son más marcados. Divertirnos a la hora de hacer canciones es casi obligatorio, y eso implica no hacer lo de siempre.
 
Javier: Lo principal es si la canción está bien o no, pero si cada escucha hace que te vayas fijando en detalles aquí y allá tendrás más ganas de ponerte el disco otra vez.
 
Es importante el intento por huir de las ideas preconcebidas o de los lugares comunes que tengan en mente los seguidores de vuestras respectivas carreras, y aquí se nota la incorporación de arreglos y ambientes diferentes.
 
Javier: Mucha gente te escucha pensando casi en lo que se va a encontrar por el entorno del que vienes, eso va a ser así siempre. Igual que a veces también querrías que un grupo hiciera siempre aquel disco del cual eres más fan. Nosotros no huimos de nada, sólo podemos hacer más canciones y probar con cada una de ellas que seguimos disfrutando dando vueltas a  la manera en que terminamos las canciones. Lo pasamos bien así.
 
¿Costó enderezar el rumbo y salir adelante después de algo tan fuerte, tanto moral como musicalmente, como «Pedro I el Grande»?
 
Javier: Esa es una de las razones por las que entre los dos últimos discos ha pasado más tiempo del habitual. Lógicamente es algo que no vamos a olvidar nunca y que ya forma parte de todos nosotros, así que, como también sucede en este disco, siempre sobrevolará algunas canciones.
 
Con «Nada dos veces» se confirma vuestro regreso al seno de Jabalina. ¿Tarde o temprano teníais que volver con quien apostó por vosotros desde el principio?
 
Javier: Con el disco anterior quisimos intentar hacerlo todo nosotros, una vez acabadas las canciones nos encargamos de asuntos como que todo esté bien para la fabricación, la imprenta para la portada, montar los discos cuando llegan, buscar un distribuidor… estuvo bien y el objetivo de que en tiempos de descargas todo el mundo pudiera acceder a nuestro disco libremente se cumplió: mucha gente se lo bajó y quizá nos oyó por primera vez. Ahora que ya hemos pasado a escuchar muchos discos en plataformas digitales preferimos que sea Jabalina quien se encargue de hacer llegar el disco a la gente. Nos conocemos bien y, tras los dos EPs que hicimos para sus colecciones «Jabalina Love Songs» y «Dedicatessen», estaba cantado.
 
La producción puede ser el alma de un disco, y esta la enfocasteis desde casa, con el propio Yon Vidaur al mando. ¿Teníais claro que no queríais a nadie que resultara ajeno al proyecto?
 
Yon: desde nuestro segundo LP («A un metro de mí», 2005) me he hecho cargo de la producción de todos los discos que hemos sacado. Supongo que porque nos hemos acostumbrado a ello, y también por el modo de trabajo interno del grupo. Y tener un estudio también ayuda, claro… En AMA la producción corre casi paralela al proceso compositivo, ambas facetas están íntimamente ligadas, casi desde el principio de cada canción nos vamos mandando cosas y ahí mismo ya incluimos arreglos y otras historias.
 
Javier: yo creo que más o menos hay tres elecciones a la hora de producir un disco: grupos que tienen claro que lo que quieren es sonar como en el local o en directo y que quieren a alguien le dé a grabar y no se meta demasiado, otros que buscan sonar de una forma y van cambiando de productor hasta encontrarlo y otros, como en nuestro caso, que tenemos la suerte de tenerlo en casa; se me ocurren también así rápidamente Hidrogenesse o La Bien Querida u otros más.
 



Los sintetizadores ganan terreno, y eso parece que beneficia a vuestra manera de componer.
 
Yon: me imagino que es debido a nuestras ganas de ir mirando cosas nuevas y no basar todo en el típico rasgueo de guitarra de principio a fin. Aunque la verdad es que ya habíamos utilizado sintes anteriormente. Desde el anterior LP («Exposición permanente», 2009) son parte del sonido del grupo. Puede que en algunas canciones estén más escondidos que en otras, pero llevan con nosotros mucho tiempo.
 
Hay claras influencias del pop británico, pero también -sorprendentemente- del rock norteamericano de los 90. No hay más que escuchar «El salvaje de mediana edad» para darse cuenta.
 
Yon: es que nos gusta todo tipo de música. No sé por qué algunos creen que sólo escuchamos pop británico de los 80-90. Nuestras influencias son muy variadas y aparecen en las canciones según nos lo pide el cuerpo.
 
Javier: lo que a mí me sorprende es que no salgan más.
 
Aunque parezca por momentos que sois un grupo de letras tristes o melancólicas, por decirlo de alguna manera, en temas como «Tierra y sol» o «Memorias pálidas» no deja de haber una búsqueda de optimismo.
 
Javier: bueno, hay de todo. Hay letras más evocadoras, otras más digamos en broma, otras más serias aunque procurando añadir algún toque de humor por aquello de desdramatizar, otras que guardan algo de rabia… según estemos. A lo que tenemos alergia es al tópico a la hora de abordar cualquier cuestión; sólo procuramos buscar otra forma de decir las cosas.
 
Y también habéis ganado en energía, al menos en la forma de componer.
 
Javier: La energía la ponemos siempre, si no, no empezaríamos nada. Una vez que juntamos unas cuantas canciones que creemos que merecen la pena nos volcamos en mejorarlas y en darles más vida. Sean más rápidas o más lentas tienen que engancharnos con algo, ser frescas y crujientes. Es importante que al oírlas se te contagie un poco de alegría de vivir.
 
¿De dónde salen esos juegos de palabras tan logrados de «Aquí Paz y después Gloria»?
 
Javier: A veces surgen expresiones, imágenes o conversaciones que te dibujan la bombilla encima de la cabeza. Las lees, las oyes, se te ocurren sin más. En esta canción, raramente en nosotros, lo primero que tuvimos fue el título, y de ahí tiramos del hilo. Nos reímos haciéndola.
 
Es tremendo el vídeo de «Verdadero o falso», con esa especie de cameos de Ingrid Bergman y Judy Garland. ¿A quién se debe la genial idea? Sin duda, es desde ya una de vuestras mejores canciones.
 
Yon: ¡muchas gracias! El video me parece genial, cuando lo vi por primera vez no creí que fuera un vídeo de AMA. Era como si estuviera viendo un vídeo de otro grupo y pensaba «¡Es tremendo!», hasta que me di cuenta de que éramos nosotros los de la canción.
 
Javier: es todo mérito de la gente de Roar!, coincidimos en el Dabadaba con ellos sin saber que eran ellos y, charlando salió que hacían vídeos y más cosillas, yo había visto el de Los Pilotos y ahí mismo les propusimos que hicieran el vídeo de «Verdadero o falso». Nos lo mandaron ya terminado y nos encantó.
 
No os prodigáis demasiado ni en el estudio ni en directo. Sin embargo cada nueva entrega es esperada por un pequeño número de fans que cada vez es más numeroso. ¿Sois conscientes de que os habéis convertido en unos pequeños clásicos del pop independiente español?
 
Yon: desde dentro del grupo las cosas se ven muy diferentes, somos ajenos a todo eso. Sí que nos sorprendió la reacción del público cuando tocamos hace unas semanas en el Madrid PopFest. Había muchas caras de felicidad y se notaba que la gente disfrutaba de las canciones. Pero considerarnos unos clásicos… no sé. Suena un poco a dinosaurio, ¿no?
 
Javier: quizá tengamos una manera de hacer las canciones que sea un poco distinta a otros, para bien y para mal. Ahí se refleja también cómo es cada uno. Luego la gente la gente elige preguntarse qué van a hacer estos en el siguiente disco o pasar a otra cosa. Y, por otro lado, nos encantaría tocar más en directo.

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