Andy Votel – All Ten Fingers (Twisted Nerve)

Disco «raro» el de este músico. La verdad es que es uno de los discos más «irregulares» que he escuchado en mucho tiempo.

Este músico de Manchester nos ofrece una variada mezcla de estilos musicales en este Lp. Desde hip-hop hasta house, jazz, bossa-nova, es decir, es como meter en una trituradora de estilos musicales y sacar un disco de esta «guisa».

La primera canción del disco «Komeda Head» nos muestra a un Votel juguetón con la electrónica y la precusión. Con unos sonidos instrumentados en elementos de vientos e incluso como unas campanas tubulares nos enseña una de las canciones más movidas del disco que llega a combinar los sonidos electrónicos actuales con ritmos del pop de los años 60.

En cambio con «On Dogs!» aparece un Andy Votel más intimista, menos juerguista. Como un traslado a «Cantando Bajo La Lluvia», se escuchan incluso sonidos como el goteo (de manera personal), la principal arma del tema es el «tarareo» y los silbidos. Estos sonidos los vuelve a usar en «Schallerova» aunque tiene una base más hip-hop que la anterior, incluso jugando con los bass más que en «On Dogs!».

Y es que el «tarareo» es también un instrumento para este músico y lo emplea en «Salted Tangerines», una de las del disco con presencia de voz masculina, junto con «The Viy», donde se desmarca de la electrónica para pasar más al pop-rock. En todas las demás canciones emplea la voz femenina, tanto tenga letra la canción como no, como es el caso de «Canter», la cual emplea sonidos experimentales, y con un triángulo de percusión y un contrabajo empieza una melodía que va «in-crescendo» a la vez que se añaden nuevos elementos: una batería y esa voz femenina, que sin letra, sólo con entonaciones agudas le pone una nueva nota de añadido al tema. Como decíamos al principio, el sonido del jazz está presente en este trabajo con «Gentleman Thief». Parece la BSO de «Cotton club» o de «El Golpe». Es un jazz pero no con tendencias actuales, no se deja llevar por ornamentos electrónicos (como podía ser lo más lógico), sino que sigue totalmente la estética de los años 20. El sonido del piano se acopla perfectamente con el de la trompeta que inicia la canción.

Pero también, y como elemento más común, nos encontramos con bases muy semejantes al hip-hop. Esto ocurre con «Questions And Sighs», que incluso cae en sonidos muy discotequeros con una melodía aguda muy metalizada, que se combina a la perfección con la percusión empleada en este corte. Sin duda alguna una de las mejores del disco, si no es la mejor…

Pero es que dentro de este conglomerado de estilos que es All Ten Fingers tenemos sitio para una canción a lo Massive Attack, e incluso con tintes Björk. Es el Andy Votel más experimental, donde la voz femenina parece primar, por primera vez en el disco, por encima de la música; pero llega un momento de la canción donde parece que el músico quiere mostrarse y así aparece una musiquilla final para darle un toque más de psicodelia.

Pero ya digo, la tónica general es la experimentación y las bases del hip-hop. Es un disco que se desmarca de mucho de lo escuchado hasta ahora. Es indefinible.

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