Anni B. Sweet – Teatro Lara (Madrid)

Su prodigiosa voz y su guitarra acústica, ambas desnudas y sinceras, irrumpen en el escenario en soledad, tal como ella  engendra sus canciones. Sin edulcorantes. El Teatro Lara, con el cartel de «todo vendido» se sobrecoge ante la pequeña malagueña y su inicial «Mr.D». En la segunda pieza ya irrumpe la formación al completo. ¿Serían capaces de transmitir la riqueza en los detalles que rodean a Oh Monsters (2012) y que convirtieron a Anni B Sweet y su disco en una de las joyas del pasado año? Con el dreampop de «Catastrophic of Love» resuelven dudas. La magnética oscuridad que emerge de este trabajo se apoya en la grandeza acústica de la sala, que sumada al bello estilo decadente del teatro hacen que las emociones se acrecienten canción a canción.
La luminosidad y lo naif de su primer trabajo Start, Restart, Undo (2009) quedan aparcados en esta cita por la profundidad y complejidad creativa que nacen de canciones como «Good by Child» o «Missing a Stranger» (con aromas al «Perth» de Bon Iver»). La pequeña malagueña es algo serio a pesar de la ingenuidad que rezuma cuando su nerviosismo de juventud sale a escena al dejar de cantar. Cuando oyes el rock setentero de «Ridiculous Games 2060» se entrevé una PJ Harvey patria más que una maltraída copia de Russian Red como afirman las malas lenguas.
A pesar de aparcar los singles para el último tercio del espectáculo, el directo gana fuerza con la entrada de invitados de postín (el líder de Havalina Manuel Cabezalí la acompañaría a dúo en «Hole in my Room» o Guillermo Galván, guitarra de Vetusta Morla), así como nuevas creaciones como «Land» y la contestataria «Religión», versión en español de sus amigos Lori Meyers, ambas pertenecientes a su último Ep.
Abrumada por el éxito y el cariño desde los asientos (ella reconocía lo que significaba Madrid en la gira de un artista), la pizpireta Anni comenzaba a soltar los singles de su último trabajo, la delicada «At home» y «Getting Older». En los bises decide acabar tal como empezó, sola con su timón en forma de guitarra acústica, regalando el momento de la noche en forma de la sentida «Locked in Verses». El registro vocal aquí desprendido se ve correspondido con una sonora ovación de varios minutos. La inesperada «Second Hand» acompaña al cover que le ha acercado a cierta parte del gran público, el «Take On Me» de A-Ha en formato dulzón. Hay que acabar, no porque ella quiera, si no por exigencias externas, rematando con su ya clásico «Shiny Days», perfecto para el apriete de parejas y la desdicha de los que íbamos solos.
 
 

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