Antony & The Johnsons – Turning (Secretly Canadian, Rough Trade)

Aunque no nos cansemos de repetir que Antony Hegarty terminará por convertirse en uno de los personajes más icónicos del s. XXI, desgraciadamente no podremos decir que su ritmo de creación sea especialmente prolífico. Parece que teme el genio dar un paso en falso, y que es justamente ese temor a fallar en su inmaculada carrera lo que le lleva a publicar de nuevo otro disco grabado en directo, terreno en el que juega con ventaja, como ya hiciera en 2012 con el inmenso y perfecto Cut The World.

Que cada canción que factura junto a sus Johnsons, o que incluso cada colaboración en la que interviene Hegarty resulte emocionalmente cautivadora, sin excepción alguna (ahí están los duetos con Coco Rosie, Björk, Hercules & Love Affair o Franco Battiato para dar testimonio de ello) no quita para que se nos quedara en el camino parte de la ilusión cuando se anunció que el esperado nuevo disco de Antony & The Johnsons iba a ser otra vez un álbum grabado en directo. Y además ni siquiera un directo con canciones inéditas. No, en absoluto, las canciones que vuelven a sonar en esta nueva entrega son títulos de sobra conocidos por todos: «Everything Is New», «For Today I am Boy», «Cripple and Starfish», «I Fell in Love with a Dead Boy», «Kiss my Name»o la inmortal «Hope There´s Someone». Lo que hasta la fecha viene siendo el repertorio clásico y también el único con el que cuenta el artista. Es decir, las mismas canciones, que aun siendo sobresalientes, ya tenemos estudiadas hasta la extenuación, a base de escuchar los mismos cuatro discos de estudio y dos directos, entregados por el británico en diez años, contando desde la publicación de su primer LP homónimo en el 2004.

Si Cut The World (2012) ya nos parecía un disco alucinante que conseguía transportar eso que llaman la magia del directo al acetato y que gracias a una nueva ornamentación remodelaba las canciones y las transformaba como si de nuevas composiciones se tratara, ¿qué sentido o qué valor añadido tiene este nuevo álbum Turning, publicado en formato CD y DVD? Pues simple y llanamente esas dos poderosas razones. Tanto el CD como el DVD. Por un lado el CD, que recoge de manera excepcional el preciosismo de las canciones que desprovistas esta vez de la orquestación de su anterior disco en directo, se salpican ahora de delicados arreglos. Las vuelven transparentes y cristalinas para dejar al oyente enfrentarse directamente a la voz rica, llena de matices y vívida de Antony. Espeluznante la definición que se alcanza y el nivel de detalle que se disfruta en «One Dove», «Spiralling» o «Bird Gerhl», esa misma transparencia que consigue que «Hope There´s Someone» parezca interpretada desde el salón de tu casa, o la asombrosa cercanía del solo de guitarra en la intro de «I Fell in Love With a Dead Boy».

Por otro lado está el DVD, que encapsula bajo la dirección del artista cinematográfico Charles Atlas, la gira que en modo tándem diseñaron en 2006 para pasear a lo largo del planeta las canciones de los por aquel entonces recién aclamados Antony & The Johnsons, con el premio Mercury todavía calentito bajo el brazo. Una serie de mujeres transexuales que subidas sobre el escenario en una plataforma giratoria (de ahí el nombre de Turning), sirven de dardo sobre el que proyectar las emociones de la música que frágil suena, desmenuzada en jirones, nota tras nota, mientras esta suerte de anónimas heroínas ponen cuerpo y alma a las formas musicales de la voz de Hegarty y los arreglos del siempre inspirado Rob Moose. Un alegato, un texto más a favor de la diferencia cantado desde el otro lado del cristal, lo que sin duda otorga mayor contundencia y credibilidad a un mensaje que muchas veces puede resultar manido o estereotipado cuando lo escuchamos por boca y en cuerpo de otros.

La mejor forma de recoger un directo y el arte en vivo de unos músicos llamados a consagrarse como auténticos eruditos de la música contemporánea. Sin grandes artificios y con un baño incesante de su propio mensaje, el conjunto muestra capa sobre capa la imaginería visual propia de Hegarty compensando con una simplificación de las canciones, dejándolas al límite del virtuosismo, con la voz de su líder como cabeza visible. Una adquisición recomendable tanto para los amantes de la música en directo, como para aquellos otros que adoren la filosofía del personaje.

 

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