Bart Davenport – Festival In-Somni (Barcelona)

Dentro del festival Itinerante In-Somni se presentaba Bart Davenport en Barcelona con disco nuevo bajo el brazo, Palaces, un trabajo tan rico en matices, sonidos y arreglos, que nos llevó a la sala con la curiosidad de ver cómo pensaba defender todo aquello estando sólo encima del escenario, armado únicamente con su guitarra.

La banda de Vilanova i la Geltrú La Brigada se encargó de abrir la noche con un set entretenido y bien ejecutado de pop con maneras de folk rock. Un set que se despidió con un par de canciones en las que Davenport, bailarín y payasete, subió al escenario para acompañarlos a cerrar entre aplausos de sus incondicionales.

Tras unos minutos, Davenport volvía a aparecer, esta vez para empezar su propia actuación, se calzaba su guitarra acústica y empezaba un viaje en el que el protagonista absoluto fue ese flamante nuevo trabajo: “Dangerous one” y “Yerba buena” ya hacían entreveer que, aún sin la elegancia que proporcionan los arreglos, las melodías de sus canciones atrapan igual en formato íntimo y minimalista.

Salpicando la actuación de momentos divertidos (“me han dicho que en Barcelona si el show os gusta os quitáis la ropa” nos decía mientras se desprendía, a lo Travolta, de su chaqueta de cuero), Davenport se acordó del Maroon Coccoon (“Lately she’s been changing”, “Following by a red balloon”) y el Game Preserve (“Interwine” o la estupenda “Euphoria or Everyone on Earth is So Beautiful, Even You”) pero sin duda el bloque formado por “A young one”, la tarareada “Jon Jon” y esas enormes “Palaces” y “Yoshi”, todas ellas del Palace, fue lo mejor del concierto. Una se imaginaba lo que sería aquello con toda una banda detrás, pero el encanto de la cercanía envolvía las canciones y otro tipo de elegancia y proximidad las hacía grandes de una manera distinta.

No se olvidó Davenport de “When my dream” con la que cerró el concierto para volver un par de veces por petición popular. Una de ellas con “Clara”, el estribillo que todos tarareamos y que le valió un nuevo aplauso de entusiasmo antes de decir definitivamente adiós y despedirnos a todos con esa mezcla propia de timidez y desparpajo. Y dejarnos, una vez más, satisfechos, porque las canciones de Bart Davenport se aguantan solas, aunque las despojes de artificios.

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