Beach House – Thank Your Lucky Stars (Sub Pop)

Si hay momentos en lo que la música es, más que nunca, un estado de ánimo, éstos sin duda deberían aplicarse a un grupo como Beach House. Aún recuerdo lo que supuso sumergirse en Teen Dream (2010). Más que nunca valoré lo único de las primeras veces, del instante en el que estás asistiendo a algo distinto, sobrenatural y, desde luego, difícil de explicar con palabras. Una voz quebradiza, susurrante y llena de ternura, envuelta en una masa de teclados creando unas melodías de cadencia reposada y huella eterna. Que si Galaxie 500 por aquí, que si Cocteau Twins por allá… por una vez, las referencias sobraban, aquello tenía entidad propia, merecía recordarse como una experiencia con identidad propia, ajena a etiquetas.

Poco importaba lo que viniera después, conscientes de que la mecha ya había quedado prendida para siempre. Personalmente, no iba a pedirles ni siquiera que intentaran aproximarse a lo que en aquel momento me habían hecho sentir. Pero resulta que todavía quedaba espacio para prolongar aquel sueño de juventud. Bloom (2012) supuso una reválida astuta e incontestable, un gancho de izquierdas cuando ya estábamos en la cuenta atrás. Energía contenida sobrada en magia con un poder de atracción rozando lo enfermizo. En apenas dos trabajos (tercero y cuarto de su discografía), habían conseguido crear una marca reconocible.

Por todo esto, Depression Cherry (2015) tenía todas las papeletas para dejar a casi todo el mundo a medias, a pesar de contar con un single ganador como «Sparks» y aciertos del calibre de «PPP». Nosotros ya no éramos los mismos, y aquel estado de ánimo debía permanecer intacto, intocable, lejos del alcance de lo efímero, representando una parte de lo que una vez fuimos. Desde luego no era su culpa, las canciones, aunque presentadas de manera diferente, con escasa presencia de guitarras y mayor sensación incluso de belleza etérea, seguían conteniendo todo lo que en momento nos enganchó, pero la coyuntura jugó en su contra.

Demostrando una vez más tener un carácter especial, Victoria Legrand y Alex Scally conseguían sorprender esta misma semana anunciando un nuevo álbum apenas dos meses después, algo que hizo estallar todas las alarmas: ¿estaríamos ante material semejante al que tanto nos impactó?. Ellos mismos lo presentaban como algo completamente alejado a lo que habían hecho anteriormente, como una especie de nuevo comienzo, necesario e ilusionante. Y es bien cierto que necesitábamos un resorte, algo a lo que agarrarnos que nos devolviera un poco a aquel estado de shock ya que su último esfuerzo no obtuvo la repercusión esperada y, sin duda, merecida. Pues bien, resulta que este inesperado Thank Your Lucky Stars (2015) no sólo no se aleja para nada de lo que han sido siempre Beach House, sino que contiene motivos más que suficientes para seguir adorándolos.  Su estela brillará orgullosa junto al resto de un legado en construcción y volverá a engrandecer la figura de una formación única e irrepetible. En esta nueva entrega,  las estrellas se vuelven a alinear para empujar el lento caminar de estas nuevas nanas con las que dejarnos mecer en meses de invierno, marcados por la paz y el recogimiento. Siguiendo con la tendencia de su predecesor, no en vano los temas se grabaron en las mismas sesiones, el sonido se ha empequeñecido, se vale de menos elementos pero sigue resultando enorme en alcance, se expande como la onda que crea el impacto de una piedra en el agua hasta alcanzar nuestras entrañas. La inicial «Majorette» ya nos enseña el camino, un plácido paseo por la duermevela. «All Your Yeahs» rememora sensaciones conocidas y familiares. Es como volver a casa y encontrar esa sonrisa reconfortante, ese calor humano imposible de evaluar. Pero puestos a elegir, sería injusto no mencionar dos momentos sublimes como «Elegy To The Void» , con su tenebroso transitar engrandecido por la distorsión final, y «She´s So Lovely», maravilla de porcelana que parece se va a romper en cualquier momento y que merece el estatus de clásico desde ya. «The Traveller», «Rough Song» o la final «Somewhere Tonight» no desmerecen tampoco y suman manteniendo el embrujo.

Estamos, pues, ante una obra mayor, un perfecto complemento para su predecesora que supone un desparrame de sensibilidad que debemos valorar en su justa medida considerando que no existe banda en el panorama actual capaz de parir dos entregas tan inspiradas en tan corto espacio de tiempo como ha conseguido el dúo de Baltimore. Son tan buenos que apuesto a que preguntando a sus seguidores, muchos no se podrían de acuerdo a la hora de elegir su obra maestra. No les hacía falta, pero han vuelto a demostrar que el reinado del dream-pop actual les pertenece.

 

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