Black Rebel Motorcycle club – La Riviera (Madrid)

Hablar sobre los californianos Black Rebel Motorcycle Club no suele dejar indiferente a nadie. Aborrecidos y amados con la misma intensidad, su música suele atrapar como pocas o por el contrario puede parecerle al oyente un absoluto mazacote insufrible. Yo me encuentro entre los que conforman el primer grupo. Creo que han sabido como pocos grupos aunar su vertiente más shoegaze (hay que recordar su devoción por Ride) y noise-pop, latente sobre todo en su primer disco, con el rock and roll más añejo así como la psicodelia. De cuando en cuando incluso han manifestado interés por la música americana más añeja. El resultado aun siendo poco innovador les proporciona un estilo único al que imprimen de cuando en cuando un cierto toque oscuro. Hoy en día parece que su debut, el homónimo B.R.M.C., así como Howl, son los más diferentes de su carrera; el primer más pausado y oscuro y considerado por mucha gente como uno de los álbumes más cool de la década pasada en los Estados Unidos, y el segundo todo una oda a la música de raíces de su país. La senda marcada por Take Them on Your Own, su segunda referencia, en 2002 es la que impera; noise y rock and roll al máximo de decibelios posible. De esta manera si miramos al repertorio en Madrid las canciones elegidas de su último álbum Specter at the Feast no fueron precisamente las más etéreas y tranquilas (a excepción de «Returning» y «Lose Yourself»), sino, por decirlo de una manera simple y clara, las más cañeras. 
Ya centrándonos en el concierto en sí, el primer símil que se me viene a la cabeza es el de una apisonadora que de cuando en cuando se tomaba un respiro (cuando interpretaban las canciones más tranquilas) para retomar nuevamente la furia inicial con más fuerza después de dicho impasse. Curiosamente eligieron para abrir su setlist una canción de su disco anterior; una ralentizada versión de Beat the Devil´s Tattoo si la comparamos con la que se pudo escuchar en su anterior concierto, también en La Riviera, en noviembre de 2010. Acto seguido tocaron la versión más blusera que recuerdo haberles escuchado de «Ain´t no Easy Way». A partir de aquí tres trallazos de su último LP; una mejorada versión, en mi opinión, de» Let the Day Begin» de The Call, «Rival»,  y «Hate the Taste». La primera parada tranquila llegó con quizás el gran pero de la noche; la interpretación de «Returning». Ciertamente para tocar este tema se requiere una carga de epicidad de la cual los californianos carecían aquella tarde noche. Siguiendo con esta senda tranquila rescataron uno de los descartes de su primer disco, «Screaming Gun». Este es un tema que condesa en gran parte lo que más nos suele gustar a algunos de Black Rebel Motorcycle Club, ese deje rock and roll blusero distorsionado. El enlace de esta canción vino con una apoteósica «White Palms» (también de su debut) que encajaba perfectamente con el ritmo de la canción anterior, pero que terminaba con una distorsión atronadora. El público literalmente aplaudió como un poseso.
Nuevamente después de esta canción de transición tres trallazos increíbles; una buenísima interpretación de Stop (quizás el mejor tema de la noche), seguida de las contundentes Conscience Killer, y Teenage Disease.  Antes de Stop, Robert pidió a seguridad que dejasen acceder al público hacia delante, porque ver a la gente tan lejos le fastidiaba más que un grano en el culo, casi literalmente («a pain in the ass»), ya que nadie estaba haciendo el loco. Lo curioso es que hubo personas que empezaron a subir y a bajar del escenario para abrazar a los componentes del grupo. Afortunadamente la cosa no fue a mayores, y el bajista no tuvo que arrepentirse de su decisión. Comentó también que siendo de California venir a España a veces era difícil, pero que le encantaba venir por aquí dada la respuesta del público en todas sus visitas. Y a tenor de los gestos del grupo parecían bastante contentos con la respuesta efusiva del respetable.
En este sube y baja, nuevamente tocaba una bajada hacia la tranquilidad con «Weight of the World», «In Like the Rose», y una bonita «Lose Yourself» (desde mi punto de vista con la versión de The Call lo mejor de sus últimas canciones). Acto seguido rescataron una oscura «Red Eyes and Tears», que como todas sus canciones antiguas fue recibida más que bien. Y después, volvieron a pisar a fondo con dos de los temas más rockandrolleros de toda su carrera, «Six Barrel Shotgun» y «Spread Your Love», para cerrar lo que fue el concierto en sí.
Tras retirarse durante algo más de cinco minutos hicieron un bis un tanto raro en el cual mezclaron canciones de todos los pelajes posibles. Empezó Peter en solitario con armónica incluida con «Fault Line» de Howl. Acto seguido se marcó una versión con su acústica de «I Wanna be Sedated», como homenaje a Tommy Ramone. Posteriormente volvieron a incidir en Howl  y el blues con «Shuffle Your Feet». Y para terminar nos dejaron un buen sabor de boca con una imponente «Whatever Happened to My Rock and Roll». 
Si cuando empezaron a tocar juntos Robert y Peter se realizaban esa pregunta (¿Qué le ha pasado a mi/nuestro Rock and Roll?), unos cuantos podemos decir que sigue muy vivo gracias (entre otros) a ellos. Quizás su último trabajo no haya cubierto las expectativas de anteriores, pero de lo que no hay duda es que sus canciones suelen ganar en directo y que éste sigue siendo alucinante. Robert se llevaba la mano al pecho ante la ovación recibida al final del concierto y la verdad no era para menos. Quizás les siga costando venir a España gira tras gira, pero creo que Madrid se ha ganado otra visita de B.R.M.C. dada la devoción del público. Ojalá, y que sean más ciudades incluso.
 

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