Bloc Party – Razzmatazz 1 (Barcelona)

Antes de empezar un pequeño apunte. Mientras preparaban el escenario para Bloc Party el encargado de la música de fondo nos deleitó con todo un temazo techno vamos peña subidón subidón, creo que de Darude, más propio de la ruta del Bakalao que del concierto del sábado. La sorpresa fue que una gran parte del público respondió bailando al puro estilo neng. Eso es criterio y lo demás tonterías.

Pese a la cantidad de conciertos que habían a la misma hora en la ciudad condal y a un Madrid – Barça de esos que paralizan el país, la sala Razzmatazz se llenó para ver a la enésima next big thing de la temporada, Bloc Party, que visitaban Barcelona por primera vez para presentar su disco debut Silent Alarm.

Como quien quiere preparar un buen plato a fuego lento “So here we are” sirvió para abrir el concierto y caldear el ambiente que tardó poco en estallar a base de los cegadores focos que acompañaban a la banda y los acordes más bailables de “Positive Tensión”. En el escenario, Kele Okereke ejercía como único maestro de ceremonias, acompañado por la potencia a la percusión de Matt Tong mientras que Gordon Moakes, excesivamente imperfecto, y Russell Lissack, más preocupado de su pose flequillo en danza que de contagiar algo de tensión al público, ejercían de invitados de piedra.

Con un público entregado, su single “Banquet” levantó a toda la sala y tras la calma relativa de “Blue light”, el ritmo pegadizo y los coros para masas de “She’s hearing voices” volvieron a hacer de la pista de baile un hervidero con un público completamente entregado y jadeado por un Okereke incansable. Todo un frontman.

“Luno” y la traca final con “Like eating glass” y “Helicopter” sirvieron para cerrar la primera parte de un show dejando con ganas de más a los seguidores más insaciables. Volvieron y pusieron el broche a su primer show en Barcelona con temas como “Two more years” y “Pioneers” que sirvió de despedida y cierre a un concierto en ocasiones falto de tensión y ante todo irregular.

Aunque las primeras filas disfrutaron de lo lindo, el cuarteto dio un concierto simplemente correcto, sin alardes y que pone en evidencia que, por mucho que pretendan encumbrarles, todavía les queda mucho camino por recorrer. A su favor tienen un frontman de nivel y que su propuesta musical no se encasilla en etiquetas temporales como la del post-punk, si no que deja entrever una concepción musical mucho más amplia. Esperemos que la próxima vez demuestren que sí valen todo lo que dicen de ellos.

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