Calexico – Edge Of The Sun (City Slang)

La entente Convertino-Burns va camino de convertirse en una marca de fábrica para élites interesadas en los sonidos fronterizos, sección delicatessen, fila uno. Llevan perfeccionando un estilo que dio sus más frondosos frutos en los dos capítulos inmediatamente anteriores, especialmente en el esplendoroso Carried to dust (2008), y atendiendo cada vez más a su lista de contactos, en la que tienen subrayados dos nombres españoles con los que han hecho especiales buenas migas. DePedro y Amparo Sánchez, a la que llaman para darles réplica vocal en «Cumbia de donde», probablemente el tema más tex mex que han grabado últimamente, aunque con tanto aroma mejicano eso es algo difícil de discernir. John y Joey se dan a la causa mestiza con sabiduría y gusto y graban piezas de alto calado alt-country como «When the angels played» tirando de armónica y lap steel a la vez que una cumbia transversal como «Beneath the city of dreams» o un discurso de folk marcial en «Miles from the sea». Sin despeinarse y sin necesidad de presentar visado para saltar a otras latitudes. Como Pedro por su casa, vaya.

En las gotas de mezcal que contaminan las guitarras acústicas y en los rasguños eléctricos que rasgan el cristal de su espejo retrovisor están los momentos más memorables del nuevo viaje de Calexico. En Edge of the sun retuercen de nuevo, y mejor que nunca, el indie rock -del que ya cada vez tienen menos- con el rockabilly latino y el aliento del desierto africano, porque eso inhalan en «World undone», juntándose con las bestias de la orquesta Takim en un revuelo de violines, clarinetes y percusiones árabes que le da un color inesperado e igual de brillante a su propuesta. Pero la nómina de amigos, colaboradores y empresas adjuntas no acaba ahí, pues también aparece la imponente Carla Morrison, que en «Moon never rises» hace honor a su volcánica presencia incrustando sintetizadores en una canción reggae; Neko Case, otra que tal, decorando «Tapping on the line»; Sam Beam, el alma de Iron & Wine, alternando ambientes en «Bullets & rocks» con su peculiar rasgueo; y a un Ben Bridwell ciertamente psicodélico (la sintonía con Band of Horses era evidente) cantando en «Falling from the sky», otro de esos temas que merecen ser guardados en el corazón para escucharlos cuando creas que el mundo ya no puede ir a peor. Bueno, y también se suman a la lista Gaby Moreno y Nick Urata, miembro de Devotchka y un músico lo suficientemente alejado de los presupuestos de la banda como para resultar paradójicamente cómplice. Es bonito, muy bonito, tener amigos así y poder recurrir a ellos para emprender cualquier viaje, por lejano y ajetreado que se presente.

Así, entre Nashville y El Paso, en un coqueto refugio que parecía construido justo a su medida, se pasean por «Coyoacán» con un despliegue instrumental plácido y abrumador. Parece que a todos nos sienta bien que un viento nuevo y puro, por muy familiar que nos resulte, nos mezca de vez en cuando. Claro que eso solo lo descubres cuando escuchas discos propicios como este. Por muchos años que pasen, hay grupos que siempre acaban dándole la vuelta a tu estado de ánimo sin que se note demasiado. Es bueno que lo sepamos.

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