Cass McCombs + Anntona – Nasti Club (Madrid)

Caía la tarde ayer en Madrid y media ciudad terminaba sus quehaceres diarios con un ojo puesto en el cielo que amenazaba llover y otro en la Puerta del Sol, atento a las miles de personas que defendían su derecho a protestar. Pasadas las diez, y cuando parecía claro que ya no había que preocuparse por lo que habría podido pasar si la Policía hubiese tratado de desalojar la plaza, el Nasti abrió sus puertas como un oasis en medio tanta tensión y  política para recibir a Anntona y Cass McCombs.

El guitarrista de Los Punsetes comenzó a tocar ante media entrada larga con una puesta en escena sencilla pero eficaz, un sampler con pregrabados (sobre todo percusiones), Cristina Plaza de Clovis y Los Eterno al bajo, y su arsenal de canciones llenas de sentido y sentimientos desdramatizados.

Con una actitud bastante discreta («yo solo he venido aquí a ver si se pega algo de Cass McCombs«), mezcló canciones de su primer cdr («Felipe II», «El Cuarto Reich») con la parte más brillante de su último disco («Podía volar», «Alfonso de Hohenlohe»), contó con la ayuda de Ariadna Punsetes en una canción, y terminó con un himno a pequeña escala, «Y además bastante fea».

De sentimientos también habla Cass McCombs, pero en otro formato mucho más amargo. Su último disco se titula Wit’s End (El final del humor), y es una colección brillante y aterradora de canciones dedicadas a la soledad. Con él abrió su actuación, llenando de oscuridad la sala y no solo porque pidió que bajaran las luces al mínimo. «County Line», «The Lonely Doll», «Buried Alive» o «Hermit´s Cave», son canciones que en directo ganan intensidad construida a base de guitarras y teclados rozan el blues, sumergiendo al espectador en una extraña sensación de intimidad.

La segunda parte del concierto fue más abierta y más esperanzadora. Canciones de casi todos sus viejos discos, sin destacarr especialmente la presencia de la que es quizás su mejor obra hasta la fecha, Catacombs. ¿Reniega Cass del que ha sido su disco de mayor éxito? No lo creo, pero tampoco le presta especial atención.

De nuevo, intensidad y cierto grado de ensimismamiento (Cristina tuvo que avisar a Cass de que se quedaba sin tiempo), pero mezclados con alguna sonrisa y un sincero agradecimiento final a un público que disfrutó del concierto anonadado y en completo silencio.

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