Christina Rosenvinge – Auditorio Fnac Callao Madrid (Madrid)

Ayer se ponía a la venta el nuevo disco de Christina Rosenvinge, La Joven Dolores, y la madrileña aprovechó para presentarlo en Fnac de Callao en formato acústico con dos guitarras (Charlie Bautista), un teclado y un violonchelo (Aurora de Boat Beam).

Mientras Twitter y demás redes sociales bullían en contra de la alambicada resurrección de la “Ley Sinde”, Christina comenzó agradeciendo a los presentes haber comprado el disco, con un discurso en mi opinión algo excesivo muy en línea con la postura de los creadores oficiales. “Si no existiera gente como vosotros no podría haber grabado el disco con músicos de verdad y pagarles, sino que lo hubiera hecho con el Garage Band”. No creo que las cosas sean tan extremas.

Tras los aplausos de rigor se hizo un silencio sepulcral y Christina comenzó a desgranar La Joven Dolores desde el teclado y empezando por “Desierto”. Cuentan los que han escuchado ya el disco con detenimiento que las canciones son más luminosas que en Tu Labio Superior. A mí en directo me parecieron lo contrario. Pop cada vez mejor ajustado (el momento compositivo de Christina es indudablemente espectacular), pero también cierta amargura reposada en cuanto a la concepción del amor que impregna todas las canciones. Las mejores con el teclado, “Mi vida bajo el agua” y “Eva Enamorada”.

La segunda parte del concierto la tocó con la guitarra y mantuvo una línea parecida, aunque quizás se echaron de menos las percusiones, que en directo harán ganar enteros a las canciones. Lo mejor de esta fase “La idiota en mi (mayor)”. Tras el bis, «La noche del incendio», canción que presentó como «la que no le gusta a nadie y todos han tratado de que no la grabara o que la cambiara». Nada más lejos de la realidad, por lo menos al público de Fnac, le encantó.

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