Christina Rosenvinge – Sala Apolo (Barcelona)

Antes que empezara la velada, sentados en el patio de butacas, los que habíamos asistido a alguna de las actuaciones que la Rosenvinge ha llevado a cabo presentando Tu Labio Superior, ya intuíamos que seguramente veríamos un concierto sensiblemente diferente a lo que nos ha acostumbrado la hispano-danesa. Efectivamente, sobre el escenario reposaban a la vista guitarras acústicas, una flauta travesera, el habitual piano y la sorprendente presencia de un chelo. Cuando aparecieron en escena una atrevida Christina, su músico de confianza, el gran Charlie Bautista, Gabriel Marijuan a la batería y Aurora Aroca, la propietaria del chelo y miembro (diga lo que diga Bibiana Aído) de Boat Beam, rápidamente nuestras sospechas se hicieron realidad. Apenas con los primeros acordes de “Nadie como tú” ya comprobamos que esa sería una noche libre de electricidad, de la que fluye alterna o continua, se entiende, porque por encima del patio de butacas se sentía una corriente de enorme devoción hacia el escenario.

Como decimos el concierto fue enteramente acústico, en claro contaste con los primeros recitales que nos ofreció y sobre todo con lo que ha sido una constante en sus álbumes desde la llamada trilogía americana. De todos modos, fuimos muchos los que agradecimos esta nueva cara de sus canciones, dejándolas más desnudas pero al mismo tiempo conservando claramente el ambiente oscuro y denso que muchas veces se deja sentir por sus acordes y versos. También se agradeció que dejara de centrar su concierto en su último disco y nos deleitara con algunas de las canciones de sus trabajos anteriores que todavía estábamos esperando a oír en directo, aún más atractivas por el hecho de interpretarlas desde un prisma tan diferente.

Charlie Bautista demostró una vez más su versatilidad y oficio cumpliendo con todos los instrumentos que tocó (acústica, flauta travesera, violín y piano), la batería estuvo muy reposada, apenas marcando el compás con los toms y acariciando los platillos con la escobilla y Aurora con el chelo añadiendo un ambiente etéreo y ensoñador. Hasta incluso a Christina le apeteció tocar “No Lloro por Ti” apoyada en el hombro de su guitarrista.

Y para que no terminaran las sorpresas en el escenario, pudimos asistir a la interpretación de “La canción del Eco”, basada en el mito de Eco y Narciso, cuya melodía y letra recordaban a cierto cantautor asturiano muy en la órbita de nuestra cantante pero que contiene mucho de lo que más nos gusta de ella; aprender a sumar se le llama a eso. Cuando ya pensamos que las sorpresas habían terminado, apareció con otra canción nueva, inspirada en el incendio del edificio Windsor de Madrid, que a poco que sepa acabar de cerrarla con arte tenemos otra gran canción para su próximo disco.

Gran noche, en definitiva, de una artista que a todos nos la da la impresión que está en el punto más alto de su carrera y que sentimos que incluso lo mejor todavía está por llegar. Nadie como ella.

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