Common – Electric Circus (MCA Records)

El tsunami de creatividad que ha vivido el hip hop durante el año 2002, alimentada por El-P, Mr Lif, Wu Tang, Anti Pop Consortium, Jurassic 5, Blackalicious, Ms Dynamite, DJ Shadow y tantos otros, esta comenzando a generar adhesiones en este país, todavía muy cerrado mentalmente. Parece que, al fin, el hip hop (reinterpretación moderna de un muy rico pasado de músicas populares) toma posiciones de relevancia. Es por ello, que la reivindicación de los clásicos se hace ahora imprescindible, para que la historia de esta música no caiga en saco roto. Y Common, clásico de clásicos, e historia viva del hip hop, vuelve con un quinto disco sencillamente impresionante. El 2003 no podía empezar mejor.

Inspirado en Gil-Scott Heron, Curtis Mayfield y Prince, el nuevo disco de Common, “Electric Circus”, es un arrebatador tratado musical en clave psicodélico-humanista. El progresismo toma aqui más fuerza que nunca (referencias implícitas al black power menos enragé, odas al amor…), humanizando todavía más el hip hop. Sin duda, Common hace suyos los múltiples recursos que el hip hop pone a su disposición para expresar emociones e inquietudes, lo cual convierte a Electric Circus en un bálsamo para los oídos.

Musicalmente excelente y matizado, el poso de reflexión socio-política de Electric Circus no cae nunca en el aburrimiento, ni en el panfleto. Orgánico de los pies a la cabeza (estilo Common 100%), los dejes hendrixianos (¡por fin unas guitarras como dios manda!) se mezclan aquí con las últimas voces negras (Jill Scott, Mary J Blige), los nocturnos detalles techno-soul de Dilla, el desbordante pop (voz y teclados) de Laeticia Sadier de Stereolab (un grupo de luto, por la muerte de Mary Hansen), las melódicas bases de Neptunes y el curioso amalgama de baterías de ?uestlove (de The Roots). Tal magma de sonoridades, estilizan ad infinitum la literatura de Common, cuyas rimas fluyen, libres, sin palabrería.

Electric Circus, aspira, al fin y al cabo, a reinterpretar de algunos de los hallazgos de la música negra del siglo XX (de Robert Johnson a Public Enemy). Y como no hay presente, sin pasado, acercarse a este disco o a cualquiera de los de Common, es entenderlo. Él dijo en el 94: I used to love her, en referencia al desencanto que le producía que sus contemporáneos interpretasen el hip hop como una apología de la violencia. Nueve años después, con Electric Circus, viene a decirnos how much I love her, acaso un forma de expresar su admiración hacia un género tan poliédrico que sólo los prejuicios cuestionan. Negar esto, es negar el pan a mucha de la poca música fresca que se hace hoy en día.

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