Contempopránea 2009. Asistimos al Festival de Alburqueque
Alburquerque, tierra de conquistadores, de aventureros en Filipinas y fundadores de ciudades en América, población situada en la frontera entre Cáceres, Badajoz, y Portugal, llanura con aroma a historia, y a batallas medievales, consecuencia de las cuales aparecieron fortalezas como el imponente Castillo de la Luna, situado en el cerro de la sierra de San Pedro y a los pies del cual, cada verano desde hace catorce años, se celebra uno de los festivales más populares de todo el territorio español, el Contempopranea.
Y es que Contempopranea es imposible de entender sin Alburquerque, sin las terrazas de la plaza del pueblo, sin su enormes carteles colgados en el ayuntamiento, sin sus vistas de la llanura extremeña, sin su buen ambiente en el camping, sin las siesta en el fresco césped de la piscina municipal, sin las miradas de los simpáticos lugareños, sin la mezcla de los ambientes popi, pacense e indie y por supuesto, sin los “primeras líneas” de la escena independiente española (y cada vez un poquito más internacional), que se concentran en dos intensas jornadas musicales de viernes y sábado, y en un previo, en forma de “fiesta” en la noche del jueves.
En esta edición, los nombres del cartel, barrían de nuevo la amplia escena española, tanto en estilos como en experiencia. Y posiblemente fue la combinación de artistas de calidad contrastada (Sidonie, Lori Meyers o Cooper…) y nuevos valores emergentes, que han roto con fuerza inusitada en la escena y en los medios (Russian Red, La bien querida, Vetusta Morla), la que consiguió que unos días antes del festival, (y como sucedería en 2003 y 2007) se colgase el cartel de “no hay billetes”.
5.000 personas tanto en la jornada de viernes, como en la del sábado, que salvo en las colas que se produjeron el primer día para solicitar tickets comida-bebida, no supusieron ningún tipo de aglomeración, ni de incomodidad, y que como siempre ha sido habitual en este festival, llenaron la explanada de las laderas, de buen ambiente, cordialidad, bailes, cantos, y mucho, mucho amor por la música.
Y como no podía ser de otra manera, la música, correspondió. Y los asistentes gozaron y disfrutaron con buenos conciertos, y con dos jornadas maratonianas (en mi opinión quizá un pelín excesivas) desde las ocho de la tarde, hasta pasadas las seis de la mañana, donde brillaron CatPeople, Sidonie, We are Standard, Lacrosse, o Vetusta Morla, se ensombrecieron artistas como Half Foot Outside y Russian Red (por muy bonita voz que tenga Lourdes), respondieron a las expectativas grupos ya míticos como Cooper, Lori Meyers o The Wedding Presents y fueron claramente perjudicados por los horarios Love of Lesbian, La buena vida y Ellos, que pese a lo cual, todos hicieron dignos conciertos.
Viernes 24 de julio
Comenzaba la jornada del viernes en torno a las ocho y media de la tarde con una estupenda temperatura, una brisa fresca y el potente sonido de fondo de los extremeños The Wish, dando la bienvenida a los madrugadores que poco a poco se iban acercando al recinto. Una banda, que pese a su juventud, ha recibido inmejorables críticas y comparaciones con grandes grupos, gracias a su primer disco Rev. The Wish, que consiguieron aparecer en las camisetas de muchos de los asistentes, cumplieron con el sonido, las canciones y también con la clásica versión de los correspondientes homenajeados, (que en este caso era Elefant Records), ellos lo hicieron por medio de Los Planetas y de su canción, “mi hermana pequeña”. Seguidamente y si apenas descanso, les daban el relevo, unos propios artistas Elefant, Cola Jet Set.
Cola Jet Set, es un quinteto divertido, optimista, que desborda felicidad a través de sus melodías, los punteos de Felipe y las dulces voces de Ana y Alicia. Pero sinceramente, creo que pierden bastante en directo a partir de la segunda vez que les ves, (y en mi caso, era ya la quinta de la temporada). Les falta ritmo, transmitir la alegría que expresan sus canciones, continuidad entre sus temas y una vez más, les faltó echar un poco la mirada atrás y tocar más canciones de su buen primer disco Contando Historias, del que sólo se acuerdan para tocar el último tema del concierto por medio de “quiéreme” y que la gente finalmente rompa a bailar. La otra parte del concierto aglutinó bailes en canciones como “suena el teléfono” o “subidubi”, pasotismo en temas como “guitarras y tambores” o “lento” y nostalgia con la versión que hicieron de “un rayo de sol” de los desaparecidos Le Mans.
Llegaba por fin el turno, para una de estas nuevas artistas que están alcanzando el cielo si apenas haber pasado por la tierra, La Bien Querida. Ana Fernández-Villaverde comenzó nerviosa, amarrada a su tambor, con una de sus ya clásicas faldas y cantando con voz temblorosa el primer tema de su primer disco Romancero, “ya no”, que dejó a todos los asistentes que ya llenaban la explanada con los pelos de punta. Y es que no es sólo la voz limpia, cálida y cercana de Ana, lo que hace a La bien querida un grupo diferente, especial. Son sus letras sencillas que hablan de amor, los timbales de la batería que te retumban en el estómago, los rasgueos de guitarra, las melodías de flauta travesera, la valentía que te estremece cuando se pone a cantar en su segunda tema a capella, eso de “no hago otra cosa que pensar en ti…”.
Ciertamente dieron un buen concierto, un tranquila banda sonora de la puesta del sol (aunque con mucha potencia en temas como “el zoo absoluto”, que sonó brutalmente a Los Planetas) y que estuvo cargado de buenos sonidos y de canciones muy coreadas como “Corpus Christi”, o “de momento abril” que fue el punto final. Para un servidor, el “pero” del concierto, creo que es imaginable. Una nueva versión de 9.6, de la que ya ni respetó el comienzo de la canción, para convertirse en un tema más parecida a La monja enana, que a La bien querida. En fin, para gustos están los colores…
Comenzaba la parte fuerte del día, eran casi las once de la noche y la consecución de CatPeople, Vetusta Morla, Lori Meyers y Cooper, parecía estar sólo al alcance de los físicos mejor preparados y realmente así fue.
Comenzaron los gallegos, con un concierto que estaría basado en su segundo disco What´s the time, Mr Wolf? Un disco con el que han dado un paso adelante, en el que han aclarado su sonido y donde la voz de Adrián se hace la protagonista, al igual que en sus nuevos conciertos, donde Adrián toma totalmente la batuta y consigue contactar y enganchar desde el primer momento a todos los asistentes, arropado por una banda que no deja a tocar a tope ni un instante, para que la gente no deje de (si bien no bailar), menearse y agitarse, con sus oscuras melodías, con toques punk y underground. Ya veníamos con buenas expectativas del FIB, pero la verdad es que de nuevo se volvieron a marcar, posiblemente uno de los mejores conciertos del Contempopranea, que terminaron con la consecución de “Mexico Life” y “Radio”, que fue un auténtico gozo para todos los asistentes.
Y si más que alto habían dejado el listón CatPeople, posiblemente más alto aún lo dejaron los nuevos ídolos de masas de la música nacional Vetusta Morla. Y donde a penas no entraba un alfiler, se llenó hasta dejar totalmente vacía toda zona que no fuese la explanada de conciertos. Sobre el escenario, el sexteto comenzó fuerte y sin apenas parar, interpretando del tirón “autocrítica”, “rey sol”, “Copenhague” y “un día en el mundo”, donde finalmente sonaron potentes, contundentes y consiguieron que el público se volcase totalmente. Un tema nuevo y “la marea” enfrió de nuevo lo ánimos del público, que poco a poco los fue recuperando con el resto de temas, hasta volver a alcanzar de nuevo su mejor sonido, con un final explosivo formado por “sálvese quien pueda” y “la cuadratura del círculo”. Sin duda que este grupo tiene potencia, una voz singular, buenas canciones y un cantante genial sobre el escenario, que por desgracia a veces, da más la impresión de solista que de grupo, pues se echa de menos la complicidad y ese mismo sentimiento en el resto de la banda, que por momentos dan la impresión de estar demasiado ocupados con sus instrumentos y se olvidan de que están tocando frente aun público. Seguro que con el ritmo de conciertos que llevan, mejorarán rápidamente y en poco tiempo se terminarán por convertir en una banda con un directo excelente.
Tras dos conciertos así, el tercero era una incógnita, (cómo lo suelen ser los conciertos de los Lori Meyers). Un grupo con tres discos magníficos, pero que en las distintas ocasiones que les he podido escuchar, han ido repartiendo una de cal y una de arena y no precisamente por culpa de la banda (que siempre lo da todo sobre el escenario) si no por culpa del sonido, que en más de una ocasión les ha traicionado. En esta edición, el sonido fue claro y las canciones un repaso por los mejores temas de los tres discos, quizá con un poco más de hincapié en Cronolánea. Pero de nuevo pese a darlo todo, pese a los solazos de guitarra, pese a que son un muy buen grupo y sus canciones espectaculares, les faltó sonido, les faltó volumen y quizá fue eso lo que hizo que sólo conectasen claramente con las primeras filas de un público totalmente volcado con los granadinos. Dos anécdotas destacaron en el concierto, la versión de Cecila Ann (que coincidiría con la de Cooper) y la presencia sobre el escenario, del nuevo flamante fichaje de la banda, nada más y nada menos que Miguel de Los Planetas, que con su característico estilo pasota, pasó totalmente desapercibidos para todos aquellos que no le conociesen la cara.
Posiblemente, el mejor adjetivo con el que podríamos calificar a Alex Díez, (cerebro y alma de Cooper), podría ser: INFALIBLE. Y es que a este grupo le da lo mismo tocar ante 8, que ante 8.000, pues su profesionalidad es abrumadora y sabes que sus conciertos, van a ser potentes, con un sonido excelente y que nunca van a defraudar a un fan que les vaya a ver ya sea por primera, que por décima vez. Su concierto de las 2.30 de la madrugada, no fue una excepción y con una mezcla de su último disco Aeropuerto y algunos temas de discos pasados como “cierra los ojos” o “rabia” de retrovisor y “en el parque” o “tecnicolor” de su primer disco fonorama (que provocaron una sincera sonrisa en más de un asistente), salvaron sobradamente la ausencia de un parte del público que necesitaba un respiro y dejaron más que satisfechos, a los que fieles a sus ritmos poperos, que se quedaron para corear sus canciones.
Los que sí que fueron realmente perjudicados por los horarios, fueron los Donostiarras y ya veteranos en esto de la música independiente La Buena Vida. Y es que un grupo representante del Donosti Sound, con canciones tranquilas, voz suave y más aún con el handicap que supone la ausencia de Irantzu, no sé puede colocar a las 3.30 de la mañana y después de la paliza que supone casi cuatro horas de conciertos con muchísimo ritmo. Primero porque creo que tienen una trayectoria suficientemente contrastada como para tocar en una mejor posición y segundo, porque la mayoría de sus seguidores (en general, algo más veteranos que la media), puede que ya estén demasiado cansados como para aguantar semejante tute… Efectivamente así fue y ante un público algo desaparecido y silencioso, apreció el ahora quinteto, para presentarnos algunas cancines de su inminente nuevo disco y dar un repaso por canciones que fueron desde “los mejores momentos” o “vapor de carga” hasta “ayer te vi” o “honrado ciudadano de occidente”. No diré yo que fue un mal concierto (porque no lo fue), pero faltó el calor del público, faltó un poquito de “eso” que consigue que se te ponga la carne de gallina (y que la buena vida tiene de sobra) y lamentablemente faltó Irantzu cuando sonó como último tema, su grandísima canción “los planetas”. Creo que no sería una mala idea, que pensasen en buscar una nueva cantante para La Buena Vida, pues estoy convencido, de que hay vida más allá de Iran…
Para acabar la jornada y cuando menos me lo esperaba, el dúo Ellos volvió a llenar la explanada, para hacer bailar como locos a todas aquellos cuerpos y almas, que insaciables de música y de baile querían seguir con la fiesta pese a que ya hubiesen pasado las cinco de la mañana. La verdad que para bailar, pocos hay como Ellos, así que para no andarse con chiquitas, comenzaron con el primer tema de su primer disco “tú primero”, antes de comenzar a dar un repaso por su reciente disco qué fue de. Muchos saltos, mucha fiesta, mucho divertimento y de nuevo una versión repetida, “mi hermana pequeña” (malditas coincidencias…).
Sábado 25 de julio
Bastante más tranquilo, caluroso y con bastante menos público comenzó la jornada en su edición del sábado, con los conciertos de los ganadores del concurso Grupo Revelación Nacional 2009, Febrero, y los afrancesados Les trés bien Ensemble. Buenos conciertos, que sirvieron de perfecta música de fondo para amenizar la tarde de los asistentes no muy madrugadores, que paseaban tranquilamente entre el mercadillo, mientras la cerveza fría les ayudaba a pasar la resaca musical del día anterior.
Ya a las diez y con un público que no terminaba de llegar al recinto, salieron a escena los jóvenes aunque expertos por su trayectoria Half foot Outside, que presentaban su quinto disco, Heavenly. Un concierto que no transmitió mucho, falto de ritmo, para unas canciones ni tan potentes, ni tan animadas. Definitivamente no fue su noche.
Con Russian Red, llegaba el momento expectante de la noche, el momento de la nueva estrella (quién sabe si fugaz). Y con un look bastante cambiado (adiós flequillo, adiós vestidos) salió acompañada de una buena banda, para presentar un concierto algo monótono. No sabemos si la señorita Hernández está ya cansada de tanto bolo, pero la verdad que su bonita voz, un físico agraciado y sus buenos músicos no fueron suficiente para dar un buen concierto por buenas que sean tus canciones. Basándose en su único disco I love your Glasses, y con las coreadas “cigarrettes”, “timing is crucial” y “take me home”, el resto terminó por aburrir a un público que abarrotaba la explanada, pero que poco a poco se fue acercando a la zona de las barras.
Con la presentación del mítico Julio Ruiz, llegó la experiencia de la mano de The Wedding Present, que pese a no gozar con demasiado calor por parte del público, se marcaron un concierto excelente. Auténtico pop británico a medias entre los ochenta y los noventa que a veces sonaba a R.E.M., a veces sonaba a Smiths, pero que siempre brillante, por lo que atrajo a gran parte del público que disfrutaba de los estupendos bocatas que sirven en el Contmepopranea… Una excelente presencia sobre el escenario para completar una combinación de temas potentes y suaves, que dejaron entre todo el mundo un estupendo sabor de boca.
Llegaba otro de los momentos más esperados de la noche, el concierto de Sidonie. Y es que los catalanes siempre son bienvenidos entre el público, porque la gente sabe que se lo va a pasar genial, que van a disfrutar con la potencia, los matices, su gran variedad de canciones y sobre todo, con el concepto más exacto de la palabra banda. Y es que es eso lo que son, una auténtica banda que se compenetra a la perfección, dando mucho espectáculo. En esta ocasión el setlist fue una mezcla de un 50% de La Costa Azul, un 25% de su nuevo disco El Incendio (que saldrá el 18 de agosto) y un 25% mezcla del resto, donde destacaron su ya mítico “sidonie goes to varanisi” con Jesús tocando el sitar y toda la banda de rodillas, “feeling down” (en el que les acompañaron Santi y Julián de Love of Lesbian) y un explosivo “sidonie goe to Moog” que sorpendió a todo el mundo cuando con todas las luces apagadas y como canción de despedida, se esperaba que comenzase a sonar “giraluna”. Terminó un concierto que supo a poco, pero su público en mada será recompensado por que en nada, estarán de nuevo de gira por todo el territorio nacional.
We are Standard, fueron sin duda, la gran sorpresa del festival (nunca les había visto en directo) y posiblemente el grupo que más potente sonó de los dos días. Dos baterías sobre el escenario, muchísima electrónica, muchísima energía, volumen a tope y todo el mundo bailando al son de los bilbaínos. Un concierto que generó una estampa única, ver desde la parte de arriba de la ladera a unas 4.000 personas botando y bailando como locas, movidas por los gritos y los ritmos trepidantes y frenéticos de la banda. Para rematar la jugada, como si fuese una auténtica discoteca, tocaron “don´t give up” y “txusma” y tirando confeti sobre el público, desaparecieron dejando un exquisito sabor de boca entre todos los asistentes.
La segunda nota extranjera de la jornada (y del festival), sería la de los escandinavos Lacrosse, que encantados con el clima, con el entorno, e incluso con la mucha gente que se acercó a verles, bien porque sean conocedores de su divertidas canciones, bien por mera curiosidad. Y es que pese a la hora algo tardía, los de Estocolmo, hicieron un concierto entretenidísimo, sonando excepcionalmente bien y sobre todo transmitiendo el excepcional buen rollo que se percibía entre los seis componentes de la banda y que expresaron a través de las canciones que cantaron a medias entre Nina y Kristian y que fueron una mezcla de sus dos discos. Pop del norte, con tenía mucho de espíritu del sur…
Ya para acabar la noche y el festival, aparecieron en pijama y con gorro de dormir los divertidos Love of Lesbian. Y la verdad que la hora no era para menos, pues de nuevo eran ya más de las cinco. Los de Barcelona, que no habían tenido ni tiempo para probar (pues venían desde la ciudad condal), dieron un buen concierto y consiguieron hacer bailar de nuevo y pese al cansancio acumulado, al público que de nuevo abarrotaba la explanada. Como era de prever, la calidad del sonido, fue otra historia y lamentablemente, sonaron bastante bajo y descompensados. Problema con el que tuvieron que lidiar y que solventaron de la mejor forma que pudieron, consiguiendo que el público al menos lo pasara en grande. La verdad que fue una pena que no sonasen tan bien como lo acostumbran, pero dadas las horas que eran y la situación del personal, todo se olvidó, sobre todo al final, con “algunas plantas” cuando toda la banda bajó a bailar entre el público.
En definitiva, otro año más, otro estupendo festival…
Gente Contempopránea
