Cooper – Moby Dick (Madrid)

Son las doce de la mañana, y llego acelerado a la puerta de la sala Moby Dick en Madrid, porque a las doce y media hay un concierto de Cooper. La duda de si conseguiré entradas después del lleno absoluto en la sala Sol no para de rondar mi cabeza, pero cual es mi sorpresa al encontrar delante de la puerta solamente a Mario, guitarrista del grupo. Con miedo le saludo, y entablamos una pequeña conversación hasta que sale el resto del grupo, de los cuales me despido hasta dentro de un rato, porque se van a tomar juntos un café. Hasta las doce y media, me da tiempo de enterarme que este es un concierto en principio sólo para chicos entre catorce y dieciocho años, pero que si no se llena dejan entrar a mayores. A las doce y media solo habíamos llegado cinco personas, de las cuales dos chicas tenían menos de dieciocho, y hasta la una menos cuarto llegaron como seis o siete personas más. Tras charlar un rato con ellos y que me firmen la entrada, Alejandro y los suyos se disponen a dar un concierto delante de un corro de cómo quince personas. ¿Acaso hay algo mejor para un espectador?

Por fin comienza el espectáculo, la primera canción: “A oscuras”. En cuanto empiezan a tocar se siente que lo hacen con las mismas ganas de que si lo estuviesen haciendo ante un concierto multitudinario, los pelos se te erizan, y es imposible evitar un movimiento moderado al son de las canciones. Mucho más rápido de lo que a todos nos gustaría las canciones van pasando, Cooper en su estilo de siempre, lo da todo en el escenario y cada tres o cuatro canciones nos agradece nuestra asistencia, y la gente poco a poco va perdiendo su vergüenza y comienza a saltar, y así van pasando “Munich”, “Sin respiración”, “Seis menos diez”, mientras todos los que estamos en la sala coreamos cada una de las canciones que tocan.

Miro a mi alrededor y solo puedo contemplar caras de felicidad, nos sentimos bien, al fin y al cabo están tocando para nosotros, y podemos observar y sentir que nuestras miradas se cruzan con Alex, Mario, Pablo y Antonio. Está siendo un concierto espectacular, el sonido perfecto, la voz clara y fuerte a la vez, y los sentimientos a flor de piel!!

El concierto sigue, y por más que lo intentamos evitar Alex pronuncia las fatídicas palabras “muchas gracias, y hasta la próxima”, pero tras un mínimo de cinco minutos sin parar de aplaudir vuelven a aparecer para finalmente despedirse con “ráfagas”.

Más de una hora de concierto disfrutando, sintiendo cada unas de las palabras, las notas, y los ritmos tocados, un concierto para no olvidar nunca.

Gracias Cooper!!!

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