Crash Course In Science + Caliza – Siroco (Madrid)

Hace unos 15 años, Crash Course in Science eran uno de esos grupos prácticamente desconocidos de los que hablábamos en garitos. Desde entonces, sólo había oído nombrarles por la – huelga decirlo – estupenda edición que les dedicó Vinyl on Demand. Enterarme de que seguían tocando, que tenían material nuevo y que venían a Madrid fue todo uno, y una sorpresa mayúscula.
Así pues, me llegué a Siroco sin haber querido ver nada de su actual show. Normalmente me pierdo a los teloneros en esta sala, pero esta vez llegué a tiempo de ver a Caliza. Sin conocer de nada este proyecto, he de decir que me gustó mucho lo que vi. Elegantes, sobrias y oscuras bases y bajo típicas de la dark wave con voces femeninas y teclados que hacían guiños constantes al pop oscuro de los 80 con altas dosis de lirismo. Muy buenas, pienso seguirles la pista.
No sabía muy bien si Crash Course in Science vendrían en calidad de vejetes sorprendidos de su actual popularidad (¡por temas de hace más de 30 años!) que giran por aquello de hacer caja y se arrastran por los escenarios o qué. Pues bien, fue o qué.
Si bien la estética recordaba más a Front 242 o Chimo Bayo que a aquellos entrañables nerds del 79 (una suerte de Talking Heads de la electrónica), dejaron claro desde el principio que les encanta lo que les está pasando, derrochando ganas y fuerza en un show que a más de uno nos pilló a contrapié.
Intercalaron temas nuevos (de sorprendente fiereza) con sus clásicos de Cakes in the Home EP y Songs from Pier 13. Si los primeros funcionaron más o menos bien, con los tics propios de la EBM, fueron sin duda los temazos clásicos los que se llevaron la palma, como «Cardboard Lamb», «It Costs to be Austere» o «No More Hollow Door»s, con un sorprendente uso de las luces y Mallory Yago danzando como una posesa. Siguen sonando como si se hubieran compuesto anteayer.
Este tipo de retornos me inspiran, cuando menos, cautela. ¿Debo ir a verlos, merecerá la pena? Lo hizo, y mucho. Llenazo en Siroco y muy buen sabor de boca el que nos dejaron. A ver si el actual interés en este tipo de sonidos nos sigue deparando conciertos de este calibre.
 

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