Crystal Castles – Razzmatazz (Barcelona)

Crystal Castles son todo aquello que un periodista musical querría en sus sueños más húmedos. Duros, descarados, polémicos, misteriosos, caóticos, autodestructivos …como Iggy Pop, Sex Pistols, GG Allin o José Mourinho. Es decir, son lo que el rock siempre ha sido (rock, punk, electrónica, es lo de menos…) Actitud.
Así, los de Toronto se presentaron en la Sala Razzmatazz de Barcelona en el final de su gira española del aclamado tercer trabajo (III, 2012). ¿Y qué podíamos esperar de ellos? Dicen que sus directos pueden ser como tirar una moneda al aire: sensacionales o desastrosos. Normalmente dependiendo del estado mental de su frontwoman. Bien, podemos decir que la moneda cayó de canto…pues sonaron profesionales, Alice se mostró bastante calmada comparada con otras experiencias en nuestro país y no se produjo ningún incidente de consideración (al menos referido al grupo…).
Sin embargo, la propuesta de los canadienses se diluyó en una Sala Razzmatazz con, todos ya sabemos, una acústica horripilante, que no ayudó a levantar un directo demasiado concentrado en la electrónica machacona, sin ninguna pausa como los míticos conciertos de Ramones en el CBGB, la ausencia flagrante de matices y lo que parecían aullidos lejanos de una Alice Glass menos fiera de lo habitual. Y decimos «parecían» ya que apenas atisbamos algo que no fuera el bombo demencial que salía de las manipulaciones del hierático Ethan Kath en la mesa de mezclas, una especie de espectro espasmódico que se veía en la casi más absoluta penumbra del escenario que supusimos que era la vocalista y la sempiterna figura del batería en el fondo del agujero negro. Vaya, como si My Bloody Valentine hubieran rejuvenecido unos años.
Aún así, el directo sigue teniendo la suficiente potencia para enfervorizar a un entregado público que a falta de letras a las que corear (a pesar de los chillidos de algún lunático que tenía a mi lado) se dedicó a bailar y brincar al son del Apocalipsis perpetrado por los terroristas, cual rave desfasada de Ibiza. Un concierto de Crystal Castles es como montar una fiesta en un depósito de cadáveres.
El día que ajusten su puesta en escena en vivo al talento compositivo que aseguran sus discos de estudio, estaremos delante de un espectáculo musical de gran calado, pues hits tienen para dar y vender, y apenas escatiman ninguno en directo.
Así, cayeron «Baptism» (3º en el set), el primer tema con el que el público empezó a enloquecer (mini-stage diving de Glass de propina), «Suffocation», «Alice Practice», ejercicio de chip tune descacharrante, la aplastante «Doe Deer», la majestuosa «Celestica» que quedó deslucida por problemas técnicos y finalizando su set principal con el combo «Sad Eyes» / «Not in love». ¿Saludos? Ni por asomo, ni falta que hace. Al menos Alice no escupió.
 

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