Danny Brown – Atrocity Exhibition (Warp)

Si se busca en una enciclopedia cualquiera la palabra «huérfano de treinta y pico con peinado tragicómico que esnifa pegamento en patinete», sale una página entera con la foto de Danny Brown. Es una definición algo cínica e injusta de su persona, pues tengo entendido que está bastante contento con su peluquero de ahora, pero a él no le ofendería un comentario así en lo más mínimo; su corazón a estas ya alturas es de piedra. Nadie, ni siquiera los diccionarios, le ha tratado nunca con amor.

La vida en años de estrella del rock, como la de los perros, es más corta que la de la gente blanca de clase media, así que si la patafísica, ciencia que estudia las excepciones, se hubiese quedado sin subvenciones del estado, la carrera como rapero de Danny Brown llevaría muerta mucho tiempo (él mismo seguramente también). Y si ésta cosa que acabas de leer te parece divertida pero, al fin y al cabo, una paranoia, escucha el Atrocity Exhibition del detroitino antiguamente sin incisivos centrales, sobretodo en caso de que el 2016 te haya parecido una auténtica mierda. Debo advertirte, amigo perdedor, que tu mundo está a punto de saltar por los aires.

Distribuido por Warp y producido por The Alchemist, Black Milk y Paul White entre otros, en un sorteo de disco experimental de la década, tendría todas las papeletas para llevarse el premio gordo. “Really Doe”, el tema que mete por fin en una misma pista a los californianos Kendrick Lamar y Earl Sweatshirt (Ab Soul también es de por allí, pero su presencia queda suavemente eclipsada por dos razones obvias), es un hito en sí mismo que compite con las dos vertientes de su propia genialidad; la escalera lírica infinita por la que suben un genio consagrado vivo y otro que le pisa los talones con rabia y respeto contra el beat enajenado que toma préstamos de nombras tan oscuros e intrigantes como Giovanni Cristiani y su “Fragments of Crystal”. Si nunca te has metido heroína ni tienes planeado hacerlo, prueba “Downward Spiral” o “Rolling Stone”, la sensual y tétrica “Lost”, la ironía hecha infierno de “Ain’t It Funny”, los espasmos y la espuma saliendo por la boca de “When It Rain” o la sensación de flotar en una nube tóxica de “Get Hi”, con estribillo de B-Real (Cypress Hill) incluido. No lo puedo asegurar, pero dudo que exista viaje psicotrópico mejor que cualquiera de esas canciones.

Danny Brown es un tipo raro, además de por su cara, porque valora a la crítica musical más que el respaldo de un público fiel; «los fans son volátiles», le contó un día a A$AP Rocky en Barcelona, «prefiero tomar la perspectiva de un profesional». Hay muchas cualidades inteligentes en su alma pura que no transpiran a través de semejante jeta de adicto al crack y a saber qué plastilinas de colores más, pero la autoconsciencia no es una de ellas; no hay más que verlo para entender que Daniel es demasiado auténtico hasta para pasarse el peine por las mañanas, no hablemos de preocuparse por la opinión de todo aquel a quien el arte y su creación no quite el sueño. Atrocity Exhibition es casi tan brillante como peligroso o valiente, y es posible que éste año no se haya escuchado nada que lo supere.

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