Deneuve – Moby Dick (Madrid)

La primera gran cita de los cordobeses Deneuve en Madrid, con motivo de una fiesta organizada por www.muzikalia.com, no podría haberse saldado con mejor resultado. Los llenos en Moby Dick y en el Fnac no hacen más que confirmar lo que ya sabíamos, que tienen una más que prometedora carrera, y que no sólo cuentan con el favor de la crítica, sino que también los adora el público. Y no cabe duda de que el de Madrid fue del mejor. Vibrante y receptivo, acompañó con coros y aplausos al grupo durante la hora y pocos minutos que duró la actuación, aunque para los que estuvimos allí, el tiempo pasara mucho más deprisa. Y es que ya se sabe: cuando disfrutas, todo pasa mucho más rápido.

Aunque encima del escenario, la noche se vivió de otra manera. La situación resultó de lo más paradójica: descontento por parte de los músicos, pero un gran éxito entre el público. El descontento de la banda vino a raíz del calor de la sala Moby Dick, agravado encima del escenario por los focos, que les hizo tener algún problema con los instrumentos, y sobre todo, sentirse algo incómodos en el escenario. Lo que no les impidió dar lo mejor de sí, y emocionarnos, hacernos sentir, hacernos volar con su melancolía, su sencillez, su preciosa poesía musicada, incapaz de no conmover.

Empezaron su show con la lluvia de “Bilbao”, y a partir de ahí, la nostálgica voz de Adolfo fue recorriendo la cuesta abajo de una relación, el final de una historia que forman El amor visto desde el aire. Aunque, cómo él mismo advirtió en el showcase del Fnac, “al final siempre hay una luz de esperanza”. La luminosidad de “La chica del pelo rojo” o “Perder el miedo” contrastaron con la insondable melancolía que transmite “Playa Romano” o “San Valentín”, o con la vacuidad que provoca escuchar “Saint Denis 3.0”. El dramatismo que añade el violín a esta historia sin final feliz adquiere mucho más protagonismo en directo, su llanto nos hace vivir aún más este maremagno de sentimientos rotos, que «enfrenta las espaldas» pero que tanto nos gusta experimentar, ese intento de catarsis a través de su música.

Y si ésta ha sido la tónica en su primer disco, ya nos han dado pistas de que van a continuar así. La preciosa historia de Anne Sexton y Nick Drake, poetisa y cantautor, con un destino común, el suicidio, uno de sus nuevos temas, así nos lo hacen pensar. Aunque lo cierto es que en directo, su sonido es algo más cañero e inmediato que en el disco, sobre todo en “Mejor mala que tonta”, donde nos regalan un final instrumental sorprendente, más propio de una banda de rock. Y para acabar, sorpresa: adaptación de “Hand in glove”, bajo el título “Nuestro amor”, según , en la que Adolfo y Antonio Manuel se mostraron especialmente emocionados, y que el público agradeció especialmente.

Y en el Fnac, al día siguiente, la cosa no pudo ir mejor: una gran cola de gente inundaba la entrada del centro comercial tres cuartos de hora antes del inicio de la actuación. Un pequeño acústico, que sonó mucho más reposado y limpio que la noche anterior en Moby Dick, donde pudieron hacer gala de la delicadeza de su música, y de la especial sensibilidad que de ella se desprende.

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