Drive-By Truckers – English Oceans (ATO)

No es disco tan escandaloso el nuevo de los americanos Drive-By Truckers como los que anteceden en su colección de LP´s.  Pero también es muy bueno en lo suyo. English Oceans (2014) es más bien disco de forzudas escuchas. Sí, hombre, ya sabéis, ese típico disco que necesita un par de escuchas sin prestarle demasiada atención hasta alcanzar ese click a partir del cual se hacen reconocibles todas las melodías que lo catalogan como otra colección fascinante de canciones. Canciones que vuelven a contonearse entre el alt-country y el alt-rock, aunque cada vez menos «alt» y más «country».

Y oye, cierto es que tampoco es su disco con más contundencia sureña,  la dulce «Shits Shots Count» con la que se abre el disco recuerda muy mucho a los Rolling Stones de finales de los 70 y sus arreglos de viento descolocarán a sus seguidores más tozudos. Los mismos que encontrarán la calma con las guitarras secas que irrumpen  en la segunda canción del largo, «When He´s Gone», ya volviendo al redil de arenisca y olor a burbon marca de la casa. No hay de qué preocuparse, si algún sentimental se cuela en la sala siempre podrá mascar tabaco al ritmo de la muy crepuscular «First Air of Autumn».

Donde vuelven a brillar estos áridos vaqueros es en esa maestría musical con la que juegan a sonar a tipos duros, aún cantando y contando historias que bien podrían pasar por el guión de una película del tejano Wes Anderson. Estos originarios de Athens (comparten mismo lugar de procedencia con R.E.M.) han dado en la diana con la mezcla de sonido. Es vigorosa, ágil, luminosa y tan bien orquestada que cada acorde suena desde el lugar preciso en el momento preciso y dando la réplica afortunada. Escuchar «Pauline Hawkins» y «Primer Coat» a través de unos buenos altavoces es una experiencia realmente disfrutable.

Esas dos canciones cuyo final y comienzo se confunden, creando la espina central de la fuente de inspiración del largo. Disco que ya se ha colgado su primera medalla de honor a pesar de su reciente publicación, siendo el que más rápido ha entrado en listas de ventas de toda la carrera de la banda y sin duda el que mayor repercusión mediática les ha otorgado. No existe en el vinilo un rugido a lo «Lookout Mountain» (uno de sus temas estrella), las nuevas canciones todo lo que no tienen de vigoroso lo ganan en contundencia, son cañones que disparan balas a velocidad constante, balas que galoparan en tu cabeza a la velocidad constante de un tren negro de vapor, y esa será la cadencia que te haga volver a escucharlo una y otra vez.

Alguno echará en falta ese palmetazo en la mesa para poner las cartas boca arriba, queremos entender que los vaivenes de proyectos paralelos de algunos miembros de la banda al final ha desestabilizados toda esa rabia a favor de una falsa calma, pero es innegable que lo que tenemos en el disco es una maravillosa conjugación de términos musicales y de letras ácidas. «Natural Light» es un ejemplo más entre las trece canciones que componen el disco. Y luego está «Hearing Jimmy Loud» ese himno simple y auténtico que destaca también en esta «Montaña de los mil y un riff» todos y cada uno de ellos perfectamente reconocibles a la quinta escucha. Una auténtica delicia de rock complejo, sin aditivos, sin estridencias. Al natural.

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