Editors – Violence (Play It Again Sam/[PIAS])

In Dream (2015) reconcilió a Editors con la crítica que no había recibido con agrado sus anteriores elepés. En vez de regresar a las guitarras para satisfacer al público que añoraba los tiempos de sus primeros singles, la formación decidió arriesgarse con la vertiente más experimental, electrónica y climática de su sonido. Violence continúa la misma senda, matizada con profusión de sintetizadores y ritmos bailables cortesía de Blanck Mass. Repetir los esquemas del pasado —cuando los comparaban con Joy Division, Echo And The Bunnymen e Interpol— no interesa a los de Birmingham; restan nuevos (y ambiciosos) horizontes por explorar.

“Cold”, tema que han utilizado para abrir muchos conciertos, obtuvo buena acogida por parte del público. Tom Smith alterna entre el barítono y el falsete, batería marcada, teclados omnipresentes y estribillo pegadizo. Una de las piezas más radiables del álbum gracias a su luminosidad. ¿Posible tercer sencillo? “Hallelujah (So Low)” recupera la épica inherente a la banda: entramado sonoro con guitarra acústica, teclados, cambio de voz, coros, palmas y la melodía más explosiva de toda su carrera. Gran acierto como segundo sencillo que probablemente se convertirá en un clásico de sus directos. “Violence” (corte sobresaliente) bebe de Depeche Mode con su atmósfera oscura y futurista. Al igual que los últimos trabajos de Nine Inch Nails, Marilyn Manson, The Killers, MGMT o Franz Ferdinand, la influencia del Synth Pop de los ochenta es innegable. Un nuevo clásico para su repertorio a la altura de “Papillon” o “Life Is A Fear”.

“Darkness At The Door” transmite cierta sensación de euforia teñida de grandilocuencia. Destinada para ser coreada en vivo, por su estructura y solemnidad, recuerda a los Simple Minds de mediados de los ochenta. Aunque las intenciones de la banda son interesantes, no termina de convencer. El pop electrónico de “Nothingness” juega a convertirse en un mantra: luces estroboscópicas, hielo seco, sudor, cuerpos en movimiento. Empieza con lentitud y termina con energía contagiosa. Estribillo, teclados y solo de guitarra sobresalen al final; un tema que mejora con las escuchas.

La segunda parte comienza con “Magazine”. El primer adelanto de Violence —percusión pesada y guitarras que rozan lo industrial— fue una buena carta de presentación. La parte vocal del cantante destaca sobre el grupo. El videoclip dirigido por Rahi Rezvani muestra a una serie de ejecutivos enzarzados en luchas cuerpo a cuerpo. A modo de curiosidad, cabe destacar que, tal como sucedió en “An End As A Start”, “You Don’t Know Love” o “All The Kings”, Editors vuelven a utilizar bailarines como acompañamiento visual de sus canciones.

“No Sound But The Wind” ha conocido dos apariciones. La primera en la banda sonora de Crepúsculo: Luna Nueva (desnuda y sencilla con Smith al piano) y la segunda en el recopilatorio Unedited (Kitchenware Records, 2011), en la que transitaba por la electricidad y distorsión. Tal como sucedió con “Well Worn Hand” o “Nothing”, el corte es una balada intimista con arreglos mínimos para que el cantante se luzca con una interpretación melancólica. Musicalmente, un regalo para los fans que admiran su voz.

“Counting Spooks” parece un medio tiempo convencional estilo “Darkness At The Door” hasta que, a mitad de canción, deriva al trance con aire de The Cure en los teclados. Paul Oakenfold pasado por el filtro de la formación; ideal para que Tom Smith demuestre su potencial escénico. Aparte de sorprender, gana en calidad por lo inesperado de su desarrollo.

“Belong” cierra el elepé con grandeza: sintetizadores, cuerdas, juegos de voces y ritmo mecánico. Lúgubre, puede que sea una de las piezas de despedida más arriesgadas de toda la discografía de los Editors. Otro punto a favor para una banda que se niega a entregar trabajos de fácil escucha al público. La edición limitada cuenta con dos cortes de propina: “The Pulse” —con unos añejos teclados que podrían pertenecer a OMD— y “When We Were Angels”— en el que recuperan la influencia de Springsteen de la que habían hecho gala en “The Phone Book”—, aderezada con una musculosa interpretación.

Evolucionar resulta una prioridad para los de Birmingham. Violence podría ser considerado un peldaño más de la trilogía sintética que empezó con el denostado In This Light And On This Evening (Kitchenware Records, 2009), tuvo su continuación en In Dream y termina en el presente inmediato. A estas alturas de su trayectoria, pueden permitirse hacer lo que lo les apetezca sin rendir explicaciones a nadie. Sus seguidores, a diferencia de antaño, se encuentran preparados para el cambio. El futuro del grupo resulta más que prometedor.

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