Elvis Perkins in Dearland – Sala Apolo (Barcelona)

Se notaba cierta curiosidad por ver si el segundo disco del señor Elvis Perkins había creado la suficiente expectación en Barcelona para vencer la coincidencia horaria con un acontecimiento deportivo de primer nivel que amenazaba con dejar la Sala Apolo medio vacía. Afortunadamente, el mundo no solo gira a base de dar patadas a un balón y el concierto registró una excelente entrada. Además, la presencia del experto melómano Joan “El Garantías”, un viejo conocido de la escena local, presagiaba precisamente eso: garantías que ese era el lugar donde estar.

Empezó la velada Dawn Landes, cantautora americana que también presentaba disco nuevo y ofreció un encantador recital en el que mostró una cara más rockera de lo que nos tiene acostumbrados por sus discos. Correcta y divertida cumplió bien su papel y calentó la noche para lo que nos esperaba a continuación. Enseguida apareció Elvis en escena con una imagen que era la mezcla imposible y perfecta del Lennon de Imagine y el Dylan de la Rolling Thunder Revue. No era un mal presagio, desde luego. Lo acompañaban los tres miembros de su banda que parecían salidos de una banda de rebeldes sureños al acabar la Guerra Civil Americana.

Enseguida vimos el porqué del cambio de nombre de su último disco. No veníamos a ver a un cantautor, veníamos a ver a una banda, madura, en forma y muy consciente de cuáles eran los papeles de cada uno. No tardaron en demostrar la fama de multi-instrumentalistas que les precedía. Un servidor llegó a contar hasta doce instrumentos distintos, sin contar cambios de guitarras, y prácticamente no llegaron a tocar ninguna canción con la misma distribución. Perkins les dejó a sus compañeros mucha cancha para su lucimiento y desde luego no desaprovecharon la oportunidad llegando en ciertos momentos a quitarle algo de protagonismo.

Por desgracia, también vimos enseguida cual iba a ser la pega de la noche. Durante buena parte del concierto la voz de Elvis sonó muy floja y no se distinguían bien los matices ni se escuchaban con claridad las letras. No creemos que se debiera a un fallo de sonido ya que Dawn Landes se oía perfectamente y normalmente la Sala Apolo mantiene una buena realización. Pero este fallo se minimizó al plantearse el concierto desde un ángulo festivo y poco preocupado por la ejecución técnica de las canciones. Conociendo el contenido de las letras de Elvis era una apuesta arriesgada pero en buena medida les funcionó perfectamente.

Como no podía ser de otra manera, el setlist estuvo basado en su último disco, del que tocaron prácticamente todas sus canciones (aunque echamos a faltar «123 Goodbye»). De su primer disco destacaremos la interpretación acústica en los bises de «While You Were Sleeping» que supuso uno de los momentos más emocionantes de la noche y también tuvimos la suerte de escuchar adelantos de su próximo EP, de salida a la venta en pocas semanas. Finalmente cerraron la noche con la canción que muchos sospechábamos que elegiría: «Doomsday», que si hay justicia en este mundo debería de figurar en muchas listas como de las mejores del año.

Al acabar el concierto, no se le cayeron los anillos por estar el tiempo que hiciera falta firmando autógrafos, posando para fotos y dejándose manosear por buena parte del público. Parecía que ellos se lo habían pasado y nosotros también. Un concierto agradable, agradecido y ameno. Estoy seguro que nadie se lamentó de haber preferido esa noche la música al balón.

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