Enric Montefusco – Meridiana (Buena Suerte)

Poco hay que decir sobre la figura de Enric Montefusco, corazón y cerebro de la legendaria banda catalana Standstill disuelta hace apenas un año y que por fin nos regala su primer y esperado trabajo en solitario. Un disco escrito, grabado y producido por Montefusco en el que se vale de una docena de músicos para crear un explosivo viaje sonoro por su infancia y la de toda una generación.

Los singles de adelanto de Meridiana (“Flauta Man”, “Obra Maestra” y “Todo para Todos”) ya dejaban intuir que algo grande se avecinaba (os reto a escuchar “Flauta Man” y no pasaros el día cantándola) aunque era imposible prever la intensidad del conjunto. Meridiana, en referencia a la avenida de Barcelona donde Montefusco pasó parte de su infancia, es un disco marcadamente de autor que suena a palmas, a calle, a folclore de fiesta mayor y procesión. Un sonido marcadamente popular en el que la riquísima instrumentación juega un papel fundamental creando atmósferas y transportándonos de una emoción a otra, de la luz a la oscuridad aquí encontramos todos los estados de ánimo.

El disco amanece lleno de vida con “Meridiana” luminoso despertar de ese barrio y de toda una ciudad en el que la voz se expande felizmente para adentrarse luego en las palmas y los coros de “Todo para Todos”, una de las letras más bellas del disco repleta de bonitos augurios (“Y que en tu leyenda diga que alzaste el vuelo”) y continuar con ese delicioso retrato generacional que es “Flauta Man”, viaje en el tiempo a través de los recuerdos no exento de ironía.

En “Buenas Noches” la voz se desliza perezosa por esa situación tantas veces vivida en la que la noche de fiesta ya decae y nos encontramos buscando en las rebajas de las 6 alguien con quien compartir colchón (“al fin del mundo con cualquiera de las tres”) y llegamos a ese temón como la copa de un pino que es “Uno de Nosotros”, pieza oscura e inquietante que a través de sus coros y un sonido casi hipnótico consigue una intensidad tan brutal que te deja en una especie de trance que tardas un poco en asimilar (lo justo para volver a poner el tema y seguir flipando).

Los acordeones y el violín de “EL Riu de l’Oblit” (en catalán) nos permiten de nuevo respirar con la dulzura de sus versos, muy en la línea de “Lo Poco que Sé” (“existe un mundo bonito, espera voy contigo”). “Obra Maestra” nos recuerda que para Montefusco arte y dolor van siempre de la mano (“y si el duende sale del dolor esto será una obra maestra”) y “Vida Plena” nos muestra de nuevo la faceta más irónica y divertida del compositor catalán (“yo no sé hacer un soneto pero me cago en tu puta madre, ay perdón”).

Y llegamos a la recta final de este viaje (por poco tiempo, será inevitable volver a escucharlo otra vez del tirón) con esa despedida de coros insistentes que es “Adiós” y “Yo delego en ti”, desnuda declaración de amor – devoción total en la que ponemos absolutamente todo en manos del otro y quedamos a su merced (“¿Qué vas a hacer tu con ello?”).

Apostando por una estética de cultura popular auténtica y poco contaminada, Montefusco ha recurrido a panderetas, maracas, acústicas, violines, acordeón, flabiol, palmas… todo para reflejar esas raíces, ese sonido de antaño que forma parte de nuestra historia y que a veces recuerda a una sardana y otras a un canto flamenco, una instrumentación que abraza y viste cual traje hecho a medida un cuerpo hecho de letras cargadas de humanidad en las que el artista catalán se vacía por completo.

Meridiana es un trabajo excelente, intenso y melancólico en el que se dibujan canciones de todas las tonalidades, algunas claramente marcadas, otras que van cambiando de color a medida que avanzan, pero todas llenas de emoción, de vida, de verdad. Digno heredero por su temática e instrumentación del extraordinario Adelante Bonaparte (Buena Suerte, 2010), tendremos la ocasión de disfrutar de los once temas de Meridiana en directo el próximo 14 de diciembre en el Casino de l’Aliança dentro del Festival Mil·leni.

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