Enric Montefusco (Teatro Lara) Madrid 16/02/17

Meridiana (16), el disco en solitario de Enric Montefusco, se reconoce fácilmente como la continuación natural del universo Standstill. Un nuevo paso hacia adelante, la única forma y manera en la que este artista sabe concebir su obra.

Quedaba ver cómo defendería el catalán sobre las tablas su nuevo repertorio; rico y elaborado en lo musical, así como sencillo y sugerente en lo lírico. Para ello, se hizo acompañar de tres músicos más que solventes y polivalentes.

Enric llegó tranquilo y confiado al escenario del Teatro Lara. En su recuerdo –y en el mío- el de su dolorosa última actuación con Standstill en La Riviera (Leer aquí la crónica), en una época en la que la banda ya estaba desmembrada; y en contraposición a aquello, la voluntad e intención de conquistarnos a través de su renacimiento.

Más extrovertido y afable de lo habitual, así como menos solemne, nuestro peculiar héroe de lo cotidiano fue desgranando sus canciones, logrando convencer en todas sus facetas, bien en la más expansiva y emocionante (“Meridiana”, ese arranque bello e inmortal de su debut), en la más epatante y animada (“Flauta-man”, “Adiós”), así como en la más sutil e introvertida (“Buenas Noches”, “Lo poco que sé” o la tétrica “Uno de nosotros”).

No faltaron guiños a su anterior banda madre dedicados a unos atentos y emocionados Ricky Lavado –especialmente- y Ricky Faulkner, ambos presentes en el palco. Así nos dimos cuenta de lo mucho que echamos de menos a Standstill, una banda tan amada por muchos como envidiada ladinamente por unos pocos al cometer el único pecado imperdonable por estas tierras: hacer lo que uno desea, yendo cada vez un poco más lejos en el afán creativo, sin rendir cuentas a nadie ni aceptar doblegarse ante la demanda del mercado.

De nuevo disfrutamos con los contoneos y acertadas reinvenciones de “¿Por qué me llamas a estas horas” y de la eternamente inmensa “Adelante, Bonaparte”. Y si hay algo que de toda la vida ha caracterizado el trabajo de Enric Montefusco ha sido su afán por compartir y crear comunidad a través de sus propuestas, es por ello que la banda bajó del escenario para interpretar arropada por una audiencia fiel las coreadas “Obra maestra” y una segunda toma de “Todo para todos”. Universal, popular y coherente. Bravo.

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