Entrevista: Igor Paskual

“El “Indie”, sin duda, es un producto de una sociedad opulenta y acomodada que lo tiene todo, de ahí surge el lujo de lo feo, el lujo de lo cutre»

Igor Paskual acaba de editar su segundo disco en solitario, Tierra Firme, una colección de canciones que conforman un excelente trabajo, tanto a nivel musical como lirico. En cada una de las canciones nos encontramos una historia, digna de ser entendida. Compagina su carrera en solitario con puesto “fijo”, como guitarrista, y, si me apuras, hombre de confianza de Loquillo, y tiene tiempo para escribir artículos de opinión y libros. ¿De dónde saca el tiempo y las energías? Tratamos de resolverlo con esta entrevista que a los dos minutos se tornó en una charla musical entre amigos.

Habíamos quedado en el Coco Bar, en el corazón de Malasaña a eso de las 17:00. Me presento un rato antes y me encuentro a Igor y a un amigo, dando buena cuenta de unos nachos con guacamole que me ofrecen sin dudarlo. Les digo que no, que acabo de comer. Mientras voy preparando la grabadora, se nota el ambiente diferente a otras entrevistas. Esto no es una entrevista más, esto es una charla entre gente que ama la música y así me lo hace ver el propio Igor desde el comienzo: “Tómate algo, Fer, que nosotros terminamos rápido (refiriéndose a la comida) y ya nos ponemos con la entrevista”. Mientras continua hablando con su interlocutor sobre la “autenticidad” del numero “666” en lo tocante a la historia del “satanismo” y sus secuelas a nivel musical.

Sabemos que eres un tipo inquieto y estas metido en mil cosas. ¿Pero eran necesarios cuatro años de espera para este nuevo trabajo?

Bien, como tú dices, estoy metido en muchas historias, pero para empezar, la promoción del anterior disco me llevó mucho tiempo, lo saqué con Pop Up que es una compañía pequeña, aunque muy activa, y un disco cuando se saca así, pues el tema de la promoción lleva mucho tiempo. Sigo con mi función de guitarrista de Loquillo y eso lleva también lo suyo, varios discos grabados, varias giras. Luego, terminé mi tesina sobre el Futbol, me puse a trabajar de columnista, he tenido dos hijos, etc. Todo esto que te cuento, traducido en tiempo, es mucho, pero también es verdad que llega un momento en el que quería dar un paso en referencia a mi anterior disco y lo que sucedió es que tardé un tiempo en encontrar el camino que quería recorrer, porque no tenía un referente claro. Es decir; el Rock Español se hace como mucha pasión, lo que se hace aquí se hace con muchísimo cariño, yo vengo de ese mundo, pertenezco a esa “familia”, a la que aprecio mucho, pero también es verdad que siempre se utilizan los mismos arreglos en las canciones y de las mismas maneras. Así que, quería salirme un poco de ahí y buscar una tercera vía, una forma de hacer Rock Español, pero distinto, exigiéndome que los arreglos no fueran los de siempre, que la manera de decir fuera otra, y eso me llevó tiempo, no quería emplear una banda única, cada canción tiene su propia historia y banda, y eso, en definitiva lleva mucho tiempo.

 

Es que es eso lo que te iba a comentar, precisamente. Desde mi punto de vista he encontrado muchas diferencias entre un disco y otro. Tanto a nivel composiciones, como de producción. Equilibrio Inestable, me parece más lineal, como si fuera un concepto de “banda”, aquí lo encuentro todo más personal, aunque pueda sonar a tópico. Es como si este fuera realmente un disco de un artista, cantautor, o llámalo como quieras.

Claro, claro, es que Equilibrio Inestable es eso, un disco de una sola banda. Y aquí, como te digo, hay muchos más matices, hay varias bandas, hay una banda de Punk que toca en “Nuevo cine español”, hay una banda que toca en “Tu y yo” que podría ser un rollo John Frusciante, hay momentos más country como podría ser “El cielo es poco acogedor”, hay momentos también para el Pop como en, “Pasos de baile”, hay Rock, por supuesto, hay balada electrónica como la canción que cierra el disco; “Sin miedo”, hay coqueteos con el jazz o, mejor dicho, momentos “jazzies” como en el tema, “Poemas”, en fin… Todo eso lleva mucho tiempo hacerlo, y yo, además, no quería un disco disperso, quería un disco heterogéneo pero no disperso, que no tienen por qué ser sinónimos. Y darle esa homogeneidad, darle una narrativa, lleva su tiempo. La verdad es que a un árbol tiene que crecer y hay que esperar igual cincuenta años, tienes que estar ahí, pacientemente esos cincuenta años, esperando a que crezca, pues con mi disco ha pasado lo mismo, no podía hacerlo en dos años o un año y medio, necesitaba más tiempo. No sé si por torpeza mía o porque las canciones me exigían ese tipo de trabajo. Y viniendo de dónde vengo que es el ADN del Rock Español de toda la vida, bastante clásico, de canción muy estándar, pues dentro de ese lenguaje me apetecía indagar y coquetear con más cosas y darle una vuelta de tuerca. Creo que hay que exigirse.

Y esa “medio broma” de El Cielo es poco acogedor II? ¿Es como un final alternativo?

No, lo que quería es un asunto que me interesa mucho, “El cielo es poco acogedor”, es una manera de contar que nos han robado el cielo. A la gente creyente, por ejemplo, se lo ha robado la Iglesia, el paraíso obrero también está secuestrado, los paraísos que nos quedaban nos los han ido arrebatando y nosotros los tenemos que recuperar. El cielo del Rock es otro paraíso perdido. Antes, el Rock, significaba una forma de enfrentarse al Mundo y ahora no deja de ser un objeto de consumo más, pero bueno, es lo que es, no pasa nada. Entonces lo que quería, al hacer dos partes de la canción, era decir lo mismo pero tratar de demostrar que con la misma letra se pueden decir las cosas de manera muy distinta, una muy urgente, visceral, rápida y llena de rabia, y otra más reflexiva. Era una manera de contraponer. Si te fijas, a lo largo de todo el disco enfoco los temas de dos maneras, si hablo de amor; hablo de infidelidad, si hablo de opulencia, es decir; del apetito innato, el apetito urgente, luego lo compenso con la canción, “Poemas”, que es el apetito refinado. Me interesa mucho que haya esos contrastes. Eso lo aprendí de los Ilegales, que en el primer álbum de Ilegales te encontrabas una canción como, “La casa del misterio” y luego, “Soy un borracho”, y eso es lo interesante, que esas dos cosas las pueda hacer un mismo artista, un artista muy cercano a mí y que yo tenía muy presente, por cierto.

Hombre, claro, aunque sólo fuera la cercanía geográfica.

Claro, claro, para mí han sido la mejor banda de Rock de España y lo siguen siendo, pero es que además; siendo asturiano y cuando eres un adolescente pues te marca mucho. Pero lo que te decía; siempre me intrigó muchísimo como una persona podía hacer canciones tan diferentes en un mismo disco y parecer de la misma banda. Cuando le conozco a él, me encuentro con un tío absolutamente violento, muy violento, pero a la vez una persona muy tierna. Y eso es lo que quería yo en mi disco. Por ejemplo, Nacho Vegas, que es muy amigo mío y es una persona a la que yo respeto y quiero un montón, siempre expresa su lado más turbio, su lado más oscuro, Mojinos Escozíos, aunque no me gustan, siempre expresan su lado más divertido.

Nunca pensé que iba a oír en una misma frase, Nacho Vegas y Mojinos Escozíos (risas)

Pero bueno (risas) entiendes lo que quiero decir. Las personas no somos siempre oscuras o siempre divertidas, tenemos muchos lados, y eso era lo que quería expresar en el disco, por eso esa canción tiene dos partes, para demostrar que se pueden contar la misma cosa desde la reflexión o desde la rabia.

Luego me he ido fijando en el orden de las canciones y puede que, escuchándolo atentamente, se encuentre una motivación del por qué de ese orden, pero a nivel musical puede llegar a ser un lío. Quizás no para mí o alguien que te conozca, pero si alguien nuevo se acerca a tu música desde este disco, puede que el orden musical de las canciones le deje un poco loco ¿no?

El orden está así porque quiero que sea un viaje, un viaje que va desde lo más luminoso, desde lo más amable, desde lo más Pop y luego una vez que nos hemos conocido, es cuando enseño el lado más crudo, si lo quieres llamar así. Es como cuando conoces a tu pareja, que al principio le enseñas tu lado más “normal”, pero luego la vas metiendo en tus inquietudes o en tus turbiedades. Un paseo por lo que somos las personas, a veces somos amables, yo, por ejemplo, a veces soy un tipo estupendo y otras soy un “gilipollas”, pues eso te diría que pasa en el disco. Me presento, entro de una manera muy agradable y luego; te voy contando que tengo lados que no son tan agradables. También es verdad que yo, por edad, tengo muy presente el concepto de disco como tal, como un todo.

Como se escuchaban antes los discos, te refieres, que los dedicabas un tiempo, no como ahora, o que ibas escuchando canción tras canción.

Sí, si lo escuchas como canciones sueltas, te vas a perder la mitad de disco, en ese sentido tengo un punto casi Pink Floyd, con canciones cortas, eso sí. Es como si el disco en conjunto cobrase sentido, “Tú y yo”, o “Pasos de baile” son mejores canciones si las escuchas junto a “Sin miedo” que si las pones solas, porque se entienden mejor, se contrastan, creo que se entiende mejor lo que quiero contar. Una canción tan luminosa como “Pasos de baile” es, en el fondo, mucho más oscura si la escuchar cerca de, “Sin miedo”, y esta es más brillante al lado de, “Tierra firme”, y es por eso. Pero está muy bien pensado el orden y me alegro de que te hayas dado cuenta.

Hablando de “Sin miedo”, es la que cierra el disco y es la que tiene mayor instrumentación y producción de toda la colección. ¿Cómo piensas llevar este tema al directo?

De momento, “Sin miedo”, no pienso llevarla al directo, es imposible, es una orquestación. Para mí era un reto y me apetecía mucho mezclar cosas que en teoría no tenían nada que ver, no es que sea rarísimo lo que estoy haciendo, pero es una instrumentación casi “wagneriana”. Los primeros acordes rememoran a “Tristán e Isolda”, con ese especie de acorde que no se sabe si es mayor o menor y luego un mundo que no tiene nada que ver que es la electrónica, esas dos partes eran las que quería yo que se fusionaran. Obviamente no puedo llevarla al directo, a no ser que la toque yo solo con el piano o la guitarra.

Oye, y ¿Qué banda llevas entonces para los directos?

Mira, me llevo a Antón Ceballos al bajo, Ángel Miguel a la guitarra y voz, Alejandro Blanco a la batería y el productor del disco a los teclados, que es, Carlos Stro. Es una banda que, curiosamente, han grabado cosas del disco, pero no han grabado el disco. El anterior sí, pero este último no, por lo que hemos hablado, aquí quería probar varias cosas.

Hablando de otras cosas. Muy de acuerdo con tu artículo “Melendi, Spotify y los Peces”. Precisamente hablaba con unos amigos el otro día de este asunto en el plano musical. Yo venía a decir que, con todas las tecnologías y todos los avances, descargas, plataformas digitales etc… todo sigue igual. Al que le interesa la música, realmente, seguirá comprando y yendo a conciertos asiduamente y el que no, pues seguirá sin interesarle, o yendo a un concierto o al festival al año.

Lo que quiero decir, en este artículo, es que Internet es un mundo de posibilidades increíble, no te voy a decir que sea una “panacea”, pero para un “yonki” de la información como yo, por ejemplo, hay información de todos los niveles no sólo de música. Al mismo tiempo ese paraíso que parecía que iba a ser, ese paraíso en el cual la cultura estaba al alcance de todos, por tanto íbamos a ser un país de listos, pues de repente resulta que en ese “paraíso”, la estupidez también es accesible (risas). Es una democracia absoluta, con todo lo bueno y lo malo, es la democracia extrema, y la democracia extrema tiene muchos errores y muchos aciertos y ahí se manifiesta todo, y luego; también me doy cuenta que en el año 85 la proporción de gente que se interesaba por ciertos grupos, sigue siendo la misma proporción en el mundo de Internet. Hablábamos mucho de: “bien, se han ido a la mierda las discográficas, que se jodan las multinacionales, ahora gracias a esto van a salir muchos grupos nuevos”, y te das cuenta que a través de la Red se consume lo mismo exactamente que las discográficas o medios de comunicación masivos dicen que se escuche. O sea, no ha sido la revolución para descubrir un montón de grupos o de cosas y que de repente todo el mundo prescinda de la televisión, no, no ha sido así.

Bueno, es lo que te decía, al que le interesa la música, que es de lo que hablamos, seguirá yendo a conciertos o gastándose la pasta, el resto pues escuchará o consumirá lo de siempre. Pero a nivel nuestro, los “musiqueros”, locos de la música o “colgaos”, nos sirven para escuchar más cosas, descubrir u oír algo antes de dejarnos los dineros.

Sí, claro, si es que al final no deja de ser una prolongación del mundo. Vamos a ver, que nos ha ayudado mucho, no estoy criticando ni mucho menos, pero pensábamos que iba a haber una utopía que no se ha producido del todo. O sea, para que nos entendamos, el que es subnormal en la vida real (risas), también lo es en la vida virtual y punto. Yo lo siento no como una derrota pero lo miro con cierto dolor, con cierto desespero. No sé, no voy a decir lo que tiene que escuchar la gente, pero no leíamos a Shakespeare porque era una cosa de elite, no escuchábamos a Scott Walker igual, porque era de elites, y ahora, que podemos; tampoco lo hacemos. Bueno, no pasa nada, por supuesto que uno no es mejor persona que otro que escucha a Melendi, pero…nuestras citas culturales dicen mucho del tipo de sensibilidad que tenemos e Internet no la ha hecho tan bella como yo creía.

Es por eso que cuentas, por lo que has editado “Rugidos de Gatos”. Quiero decir que es un libro recopilatorio de artículos que están al alcance de cualquiera en Internet. Pero tú lo has sacado en papel.

Soy una persona de cuarenta años y tengo unos hábitos de consumo culturales que se me notan. Yo, por ejemplo, no he sido capaz de leerme un libro entero en un ebook, sí puedo escuchar música en mp3 sin ningún tipo de problema, pero con el tema de la lectura todavía no soy capaz. No sé si por el tipo de formato o qué. También es verdad que en el libro los artículos y textos están ordenados y presentados de otra forma y es un objeto que de colección.

¿Y que acogida está teniendo a nivel de ventas?

Bien, bien, pero lo que sí funcionó bien fue mi primer libro, quizás porque en él me abrí mucho. Rugidos de gato es, quizás, menos atractivo porque no cuento cochinadas nocturnas, pero para mí, es más interesante porque entronco con cosas muy reflexivas, la música que escuchamos, quien decide que es lo auténtico y lo que no. Hablo de todo el contexto de la música, la forma de escucharla y consumirla, hablo de política, hay muchos textos políticos. Pero sobre todo es una reflexión, que es algo que yo echo en falta a menudo con mis amigos “rockeros”, porque con la gente que puedo hablar, hablar de verdad, es con gente que viene del “Indie” y a nivel musical no me gusta nada lo que hacen, pero son gente que tienen una conversación estupenda. Sin embargo la gente que me gusta lo que hace; tiene una conversación pésima (risas). Por ejemplo, me encantaría tener una conversación eterna con Nacho Vegas, aunque luego me vaya a aburrir en sus conciertos, pero vamos; es un tipo con el que me lo paso de puta madre, se puede hablar de miles de cosas con él. O con Frank Nixon, por ejemplo, que es otra persona con la que se puede estar hablando horas.

¿Me estás diciendo que con Loquillo no hablas entonces? (risas)

No, no (risas) Loquillo es una excepción, en serio. Pero lo que quiero decir, básicamente, es que con gente como: Frank Nixon o Nacho Vegas entronco muy bien, pero musicalmente prefiero a los Guns & Roses que a Belle & Sebastian, por ejemplo. Y es una pena, porque estos que menciono son gente que dan vueltas a las cosas, le dan una poética el hecho de tocar. Y eso es algo que yo echo en falta en el Rock, nadie sabe por qué toca o te sueltan lo de “yo toco porque me sale del corazón”…

Los tópicos de siempre, te refieres.

Eso es, una serie de tópicos que hacen que el Rock & Roll se quede en el estado comatoso en el que se encuentra en España, entonces el libro lo hago un poco por eso. Por darle un poco la vuelta a las cosas sin dejar de ser “rockeros”.

Bien, antes te he mencionado a Loquillo. Llevas años trabajando con él, eres el guitarrista titular de su banda e incluso compones para él. ¿Cómo es trabajar con el Loco?

Yo, con el Loco, comencé como compositor, no como guitarrista. En la época del disco, Feo, Fuerte y Formal, ya componía canciones para él, pero no estaba en la banda tocando ni nada. A ver, yo creo que el Loco y yo nos encontramos, no sé, porque teníamos que encontrarnos. Yo cuando conocí al Loco, estaba en mi grupo, Babylon Chat y era una época en la que no estaba a gusto con mi generación y con la gente de mi edad y el Loco se encontraba muy poco a gusto con la gente de su edad, ya sabes; unos conformistas, por no querer trabajar, no querer crecer… Y yo creo que en ese viaje de ida y vuelta nos encontramos, y no falla, todo el mundo me dice: “Es un tío muy difícil un tío muy complicado…” “No sabemos cómo puedes trabajar con él…” Y yo digo, llevo trece años trabajando con él y el Loco me mira con cara rara y me dice: “qué raro, todavía no te he echado” (risas). Se exige mucho, se forma mucho a nivel musical y se sigue comprando discos, otros músicos de su generación ni compran música, ni van a conciertos, han dejado de sentir el latido de la música. Es verdad que hay una diferencia por edad, por formación, también de carácter, pero es un gran icono, es como el Johnny Cash español.

A propósito de cómo os encontrasteis Loquillo y tú; leí algo en Internet que me hizo mucha gracia, te lo leo textualmente: “La buena sintonía de los asturianos con el público del Loco hace que vuelvan a ser requeridos para participar en más conciertos conjuntos”. Refiriéndose al concierto al primer concierto que disteis como teloneros de Loquillo. En fin, parece que alguien no se ha informado muy bien, cuando la realidad es que esa noche casi acabáis en comisaría o en urgencias de algún hospital.

(Risas) Bueno, supongo que estará escrito en plan irónico.

Te puedo asegurar que no.

Pues fue terrible, es decir; yo no tenía ganas de que nos abuchearan ni de que nos tirasen objetos al escenario. Yo siempre he entendido que la provocación hay que verla en su contexto, como en una galería de arte, como un juego, forma parte del código del lenguaje del Rock. Era su público, no el mío, de hecho, Babylon Chat no teníamos público por aquel entonces (risas) Así que fui a pedirle disculpas al camerino, al fin y al cabo habíamos cabreado a 1500 personas. Para mi sorpresa; me dijo que le había encantado, que él también entendía la “provocación” como un lenguaje y ya estuvimos hablando de como salió a navajazos en el Rock Ola en el 81. Ahí vi que el Loco también entendía el código del Rock.

Es que lo de Babylon Chat en aquellos tiempos era un “rara avis”. ¿Cómo se te ocurre hacer un grupo así, en plena “efervescencia Indie”?

Es que lo que yo escuchaba era eso, Sweet, T Rex, New York Dolls e incluso, Roxy Music, quería hacer un grupo con esas referencias. Lo que yo quería ver no lo había. Y lo que yo veía sobre los escenarios era: gente apática en escena, nada de sexualidad, sonando, en algunos casos, muy mal, grupos aburridos, era todo muy feo y triste. El “Indie”, sin duda, es un producto de una sociedad opulenta y acomodada que lo tiene todo, de ahí surge el lujo de lo feo, el lujo de lo cutre. En países jodidos socialmente no hubieran salido ni salen escenas musicales tan aburridas. Eso en Colombia o México no pasa, es imposible que pase.

Australian Blonde, por ejemplo, su primer disco es bueno, me encantaba, pero yo nunca hubiera tenido un poster de ellos en mi habitación. Faltaba mitomanía y esa generación no me la dio.

Luego, con el paso de los años, me he ido encontrando con un montón de fans de Babylon Chat, pero nos faltaba una escena, que te suele dar un punto de partida y te ayuda, y Babylon no temíamos eso.

Y pertenecer a una escena te da el apoyo, quizás, de ciertos medios.

No sé si el apoyo de medios, pero sí pertenecer a algo que te puede dar una “plataforma” para ser más escuchado. Porque Babylon estábamos ahí un poco dispersos, en “tierra de nadie”, podíamos gustar a mucha gente luego, por ejemplo al “jevi” de los Kiss o al que le gustase Burning también.

Y hablando de nostalgia, hoy día vivimos mucho de ella ¿no crees? Sobre todo cierta generación. Por ejemplo, no dejan de reunirse bandas que lo dejaron años atrás. El último caso es el de 091, cuyas entradas para conciertos se agotan a los pocos días de ser anunciados. ¿Qué te parece a ti todo este tema? ¿Te verías reuniendo a Babylon Chat en unos años?

Vamos por partes. Yo a Babylon Chat, hoy por hoy, no los reuniría, primero; porque tengo mucha actividad y matemáticamente a nivel de tiempo no podría. Luego, si te digo la verdad, de la época de Babylon guardo un recuerdo muy contradictorio, tengo un recuerdo muy divertido de lo bien que lo pasábamos tocando y de como lo pasábamos en los escenarios. Pero también te digo que te llegaban tus amigos y te contaban que habían estado tocando en Benicàssim en un escenario para tanta gente y con estas condiciones y tú habías estado tocando para quince personas. Y es un pasado al que miro con mucho orgullo ¿eh? Pero también tengo más kilos, quince pueden ser, y mucho menos pelo (risas). Ya me dirás tú a mí como me hago un cardado de pelo o como entro en algunas camisas.

En cuanto al tema de las reuniones de ciertas bandas y artistas. ¿Quieres que te diga quién es el más inteligente de todos? Morrissey

Siempre se ha dicho que a Mozz le han puesto contratos multimillonarios para reunir a The Smiths y nunca ha querido.

Claro, porque es un tipo inteligente, él sabe que The Smiths son unos mitos y prefiere dejar la leyenda así, como está. Morrissey es a la vez un mito y un gran mitómano así que él sabe lo que quiere un mitómano, quiere una leyenda. Mira lo que hizo Ian Brown con los Stone Roses, menuda reunión, ahora todos sabemos que Ian canta fatal y que no dan una como grupo sobre el escenario. Estos, por ejemplo, se han cargado el mito de los Sone Roses por la pasta. Y no deberíamos estar en esto por la pasta, eso lo sabe muy bien Morrissey.

Pero, cuidado, también entiendo que los grupos respondan a una demanda. En el caso que me comentabas de los 091, de los cuales y era muy fan, por cierto…

Ojo, que te los he puesto como último ejemplo en España, no era una crítica en absoluto, que yo iré a verlos de rodillas.

Como yo también iré a ver a Guns and Roses (risas) ahí a rezar, pero hubiera sido mejor que no se reunieran. Y en el caso de 091 y otros grupos, lo que te digo es que entiendo que se reúnan grupos como ellos y vengan a recoger lo que en su día no pudieron o no tuvieron oportunidad de recoger. Y entiendo perfectamente que es mucho más gratificante que te paguen por estar en un escenario que en un andamio, por ejemplo.

 

 

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