Entrevista: Pshycotic Beats

“La industria musical está encabezada por una pandilla de inútiles que sólo viven de reeditar su fondo de catálogo”

Pshycotic Beats está de vuelta. Andrés Costureras ha decidido retomar su proyecto principal, después de varios años trabajando con y para otros artistas, y cerrar la trilogía que empezó con Rexer Flash hace más de cinco años. El resultado es The Black Sea (Log Lady Records, 2017), un disco que hemos reseñado hace poco y que es, de nuevo, una muestra de la capacidad de su autor para trabajar duro, volcar sus obsesiones y su perfeccionismo en su obra, y también de su talento tanto para la composición y la producción como para la interpretación. Hablamos con él sobre su nuevo disco y el futuro de Pshycotic Beats. Como de costumbre, sus respuestas vienen cargadas de mucha munición.

Hace seis años, cuando hablamos por primera vez con motivo de la salida de Rexer Flash (Autoeditado, 2010), ya anunciabas que habría trilogía de Pshycotic Beats, “y luego Dios dirá”. Bueno, pues ha tardado pero aquí tenemos la tercera parte de la trilogía: “The Black Sea” (Log Lady, 2017). ¿Qué tal el parto? Conociendo tu perfeccionismo, no habrá sido fácil.

Este ha sido el disco más difícil. La sombra de haber prometido una trilogía ha sido algo muy agobiante para mí, porque sentía que estaba un poco obligado a cumplir y terminarla, pero a mí me estaba apeteciendo hacer otras cosas. Quería hacer tres discos con nombre de pastilla y sacarlos muy rápido. Pero mientras promocionaba Dormihcum, mi anterior trabajo, surgió el disco de The Bounce Committee y la aventura de lanzar un sello y producir a otros artistas, y la culminación de la trilogía se ha alargado demasiado. Al plantearme este disco, habían pasado 4 años desde Dormihcum, y yo he crecido mucho, a todos los niveles, no quería hablar otra vez de síntomas de trastornos psiquiátricos y todo eso. El proyecto ha ido mutando en una cosa más amplia en cuanto a temática. En Dormihcum ya había dejado la locura a un lado, aquel era un disco realmente sobre la muerte y el suicidio. Antes de lanzar Rexer Flash perdí a varias personas de manera muy seguida, por suicidio. En eso momento no reaccioné, estaba como en shock, pero me lancé a lo bestia con Pshycotic, a defender y lanzar el proyecto aunque me costara la vida, porque necesitaba volcarme en algo que mereciese la pena. Vi que aquí estamos dos días y que los años que vivamos hay que hacer lo que te haga feliz, y tratar de cumplir todos tus sueños y ambiciones.

Efectivamente, ya avisaste, también en aquella charla, de que tardarías en completar la trilogía porque querías hacer muchas otras cosas. ¿En qué momento viste claro que era la hora propicia de volver a publicar como Pshycotic Beats?

Pues cuando vi que llevaba cuatro años sin sacar un disco mío y para mí era como un disco contractual que tenía la obligación de sacar este año. Es una putada que The Black Sea sea sólo mi tercer disco, porque los discos que he compuesto y producido para otros artistas también son parte de mi historia y la gente va y te dice que llevas cuatro años parado y tú piensas: “¡Pero si he lanzado un álbum al año!” y da mucha rabia. He grabado y compuesto álbumes a artistas que luego no han querido sacarlos y están en un cajón, y el desgaste emocional que yo llevaba acumulado antes de acometer este nuevo disco nuevo era exagerado. Mis psiquiatras me dieron un par de toques porque esos excesos de trabajo, la salud no los perdona, y me planteé dejar la música y pasar de todo. Pero sabía que si no hacía un último esfuerzo por terminar la trilogía y cerrar el proyecto como es debido, no volvería a retomarlo. Era o hacerlo el año pasado o dejar la música. Así que decidí hacer un último esfuerzo y sacar otro disco antes de tomarme un descanso. Me alegro de haberlo hecho y yo creo que esa angustia y agotamiento han beneficiado a The Black Sea para bien, en cuanto a temática, letras, atmósfera general. Pero confieso que casi acaba conmigo, tengo que aprender a gestionar mi creatividad y mi carrera de una manera menos brutal o no podré seguir.

Es, de nuevo, un trabajo muy cuidado. Incluso en el envoltorio, me consta que le diste muchas vueltas antes de decidir el formato físico en el que lo editarías. Hasta el papel de la nota de prensa es de una calidad inusual. En la era del streaming algunos lo agradecemos, pero… ¿Crees que la gente le da todavía importancia al formato, al objeto físico?

Es cultural, es una cuestión de bagaje. Se transmite de padres a hijos. Ahora con la fiebre del vinilo, muy recientemente me encuentro a niños de 13 o 14 años en las secciones de vinilo de grandes superficies de la Fnac o del Corte Inglés, y compran vinilos a manta, se pillan el Horses de Patti Smith y se quedan mirando la portada embobados como hemos hecho todos. Creo que hay melómanos que a sus hijos les han inculcado lo mejor y veo nacer una nueva generación de aficionados. Les han explicado que hubo una época en que la música formaba parte de la vida de los españoles, era el centro incluso de los jóvenes, fuimos el séptimo mercado del mundo y la mitad de la parrilla televisiva era musical. El pop es al periodo 77-92 lo que el Facebook o el iPhone es al 2017. Durante demasiados años se ha tomado el pelo al público con el tema del precio abusivo de los CDs y la industria no ha hecho más que llorar y no cuidar a su público y ahora estamos volviendo al orden lógico de las cosas porque seamos claros, un artista sin formato físico no existe. Punto. Es uno más entre la marabunta de mp3 o playlist digitales que forran el ciberespacio. No hay vínculo emocional con el formato digital, no hay vivencia. Ahorrar para comprarte un vinilo doble de color transparente, 200 gr y libreto desplegable mola mucho, la gratificación al abrir el disco y ponértelo en casa es grande. Y creo que la rueda está volviendo a su sitio. El vinilo y Spotify podrían salvar la industria de la música. Ya sólo falta que el porcentaje de basura que nos rodea disminuya.

Entiendo que, tal como hemos comentado, este disco funciona como cierre a una trilogía sobre los trastornos mentales, del sueño, la locura… The Black Sea empieza con una referencia al asilo de Dormihcum en esa introducción hablada que lo abre, y a partir de ahí parece sumergirse en un abismo profundo. ¿Es “The black sea” la muerte, la liberación definitiva de los problemas?

No. La muerte no es la solución, y el suicidio tampoco. Yo no estoy hablando de algo real, no apoyo nada, ni ensalzo una opción determinada. Lo que yo hago es una representación macabra de la realidad a través de un mundo ficticio en el que las reglas no son lo que parecen. Es una metáfora que hay que visualizar con todo el humor negro que sea posible. Por mucho dramatismo que haya en la música es todo una risa. Yo lo que tengo en la cabeza a la hora de hacer el disco es la escena de Charlton Heston en Los Diez Mandamientos, cerrando el mar al paso de los egipcios. Y ahí metería a los políticos, a los trolls de las redes sociales, al inventor del palo selfie, a las nuevas tecnologías, a la gente que no piensa, ni se cuestiona nada nunca… y a la plantilla de Pitchfork.

Un abismo del que, musicalmente, surge un esperanzador rayo de luz en forma de canción de clásico estilo “disco”: “From disco section to house foundation”. Sin embargo, detrás de ese hedonista envoltorio hay una canción con mensaje profundo. ¿Nos lo puedes explicar?

Yo creo que hay alguna capa de profundidad en la génesis de la canción, pero no en la canción en si. La canción surge de lo que hablábamos antes. Surge de la degradación del mundo en que vivimos, de la estupidez supina de la raza humana, que vota a un merluzo como Donald Trump (él no es el problema sino sus votantes), una humanidad que sólo mira su teléfono (yo el primero ¿eh?, el primer adicto y el primer culpable yo), que vive sólo del afán de protagonismo y de escribir tonterías en las redes. Una humanidad que ha perdido lo poco que tenía de humanidad. El estribillo de la canción se me ocurrió mientras leía las barbaridades que escribía la gente en Facebook el día de los asesinatos de la sala Bataclán, que con los muertos calentitos se atrevían a postear aberraciones como que los muertos de occidente valen lo mismo que los de oriente y cosas absurdas para llamar la atención, y me dio tanto asco que grabe el estribillo y la letra de la canción. Era en plan “Qué puto asco, vámonos de este mundo a donde estén Bowie y compañía y no haya que soportar esto”. Y de ahí, con mucho sentido del humor negro nació el germen de lo que quiere transmitir el disco. Se ha acabado nuestro mundo, ha desaparecido, vámonos, sin luchar, acabemos con todo y hasta luegui. Viva el punk.

“Panic, we are running out of stars…panic, we’ve lost the only one that counts…” ¿Es un arranque de nostalgia, o realmente crees que no hay reemplazo posible para todas las estrellas que se nos están yendo recientemente?

No hay reemplazo. Y no, no es un arranque de nostalgia. Odio el tema de la nostalgia, es el sambenito que te quiere colgar siempre el optimista de turno que no es más que un borrego que no quiere ver la realidad. La calidad de las canciones actuales, del 2013 hasta ahora es una mierda. Hablo de las canciones de la industria, las de las listas, las que nos quieren vender como la pera limonera, son planas, sin desarrollo, con unas melodías pobres, sin discurso, hechas por gente a la que no le gusta la música, con los mismos samples 808 que te vienen en todos los software de hacer música. Gente que quiere ser famosa, yo he trabajado en mi reducto underground con gente que va de artista pero lo que le tira es el tema fama. Para eso te vas a un reality. La música tiene que hacerse con pasión y con diversión. La diversión ha desaparecido de la música actual, yo no percibo en los artistas noveles que se lo estén pasando como indios haciendo lo que hacen, salvo honrosas excepciones como Disclosure, The Horrors, Chromatics, pero te hablo de discos de hace 4 años. Ahora alucino. Drake es la pera??? Kanye West, con sus 808 sobados y su autotune es innovador. Perdón, a lo mejor soy más viejo pero no más gilipollas. Los discos que la gente recordará del año pasado son los de Nick Cave, Bowie, PJ Harvey, Michael Kiwanuka, Anhoni, pero son gente más vieja que el sol ¿Dónde está el relevo generacional? Y los que se han muerto, los que ya he mencionado, Prince, Lou Reed, Los Ramones, son gente que define la música pop como cultura, artistas de verdad, gente que se morirían si dejasen de crear, divirtiéndose y divirtiéndonos. ¿Me tengo que tragar que Diplo, Justin Bieber y la pandilla de los 15.000 featurings se divierten haciendo esa música y se mueren si no crean? Y una mierda. Quiero artistas de los pies a la cabeza, los hay, pero son minoría, y no suelen tener menos de 35 años. A la gente le parecerá escandaloso lo que digo pero es que nadie dice lo que dice en los bares. Yo creo que hay que decir bien alto que nos merecemos una música mejor, y que va siendo hora pase algo de una puta vez en el siglo XXI. 17 años tirados a la basura que sólo pasaran a la historia por las nuevas tecnologías y los memes.

En Rexer Flash apenas se oía tu voz, era prácticamente instrumental. Con Dormihcum te soltaste y te revelaste como un gran cantante, con un registro grave increíble y muy potente, pero te rodeabas también de otras voces. Aquí parece que es la tuya la única que suena, y además te atreves con más variedad de tonos y registros. ¿Han sido estos años un proceso de aprendizaje, de buscar, encontrar y conocer tu voz hasta explotar todas sus posibilidades?

Si. Al principio nunca me plantee cantar, aunque sabía que era buen cantante, lo que nunca se me había ocurrido es que pudiera dárseme bien componer canciones pop. En Dormihcum me atreví a medias a cantar, el peso de las canciones importantes de ese disco lo llevaba Pati, los singles estaban un poco enfocados en ella. Yo para este disco quería demostrarme a mi mismo que como vocalista podía llevar el peso de todo un álbum sin que la gente se aburriese. Era muy importante tratar de no hacer todas las canciones iguales, y probar otros registros más agudos y en definitiva soltarme más cantando. Al principio me daba mucha vergüenza, pero cuando grabe las canciones para el disco de The Bounce Committee ya me empecé a sentir cómodo cantando, y comencé a creer más en mis posibilidades. A mi me gusta mucho luchar las cosas y tratar siempre de ser lo más brillante posible, así que durante un mes estuve probando cosas y preparando la voz para dominar mejor mi registro agudo. Y por primera vez he ensayado mucho y he grabado las canciones de un tirón, sin retoques ni autotuneos ni exceso de edición de tomas, primando la interpretación. Antes cantaba mirando la chuleta con la letra, de manera fría sin sentir las canciones, y luego tenía que conseguir una toma máster de entre 200 tomas que había hecho y editar a la sílaba casi y retocar la afinación de algunos finales de frase. Esta vez hay más trabajo previo antes de entrar a grabar, y canciones como “Surrender”, “Black Moon Falling” o “My death is yours” son ejemplo de ello.

Sé que te incomodan las referencias y las comparaciones, pero creo que es imposible, otra vez, no acordarse de las producciones de Moroder, de la dance music de finales de los 70 y principios de los 80 (Chic, Sylvester, Bronski Beat), y de alguien que, para mí, sobrevuela buena parte de este disco: Marc Almond. En mi opinión, compartís un sentido teatral de la música y de la interpretación. Ahora me dirás que no he acertado ni una, como de costumbre, jeje…

Pues has acertado bastante, supongo que porque tienes buena cultura musical y no dices obviedades. Las comparaciones vienen de las referencias y vivencias que tiene el que te compara con otro artista. Y si te gusta la Disco Music americana o alemana de los 70, de grupos desconocidos y sellos pequeñitos, te cabrea que tu single lo comparen con grupos como Scissor Sisters, que son un grupo tontorrón, petardo pero que no me aportan nada aparte de la follabilidad de sus miembros. Las referencias son Chic y Cerrone, y en cuanto al genio Marc Almond es un referente pero no una influencia para mi, un cantante inmenso al que admiro profundamente pero en el que no me fijo a la hora de cantar, pero a él le inspiran los mismos que a mi, y al final la manera lírica y dramática de interpretar es lo que hace que a veces la gente perciba similitudes. Marc Almond es una bestia, lo veo siempre que puedo cuando viene a Madrid, pero discográficamente ha tenido muy mala suerte con sus productores. Creo que se merecía algo mucho mucho mejor.

En “The knives” pareces jugar con la música, retorciéndola a tu gusto, mezclando las influencias más variopintas, desde las más clásicas (Moroder, otra vez), hasta las más actuales, el synth-pop con los riffs de guitarra. Es como un capricho musical, en el buen sentido. ¿Cuál es su origen, y qué papel juega dentro de The Black Sea?

Pues para mi era la canción relleno del disco, la que te haces en una tarde porque te aburres y que no tiene ningún significado especial para ti. A lo mejor es eso lo que mola. Ha sido la favorita de casi todo el mundo que ha escuchado ya el álbum. A lo mejor es que no se lo esperaban de mí. Trabajo siempre componiendo el rompecabezas que va a ser el argumento del disco y me hago una escaleta con el tipo de canciones que debo hacer. Antes de grabar me pongo a pensar en notas de producción, interpretación vocal, letras, y mi hago mi plan de trabajo. Y “The Knives” fue como un experimento raro entre Grimes y Portishead, que son la influencia principal del disco, están en todas las canciones, aunque no lo parezca. Geoff Barrow es mi productor favorito de la historia.

“Surrender” tiene un aire fantasmal, sobre todo por ese efecto que no sé exactamente cómo has creado, pero parece tu voz soplando entre las manos ahuecadas o algo así. Lo cierto es que sobrecoge, también por su belleza.

El efecto es mi voz distorsionada con un autotune, agravando el timbre. Pero la modulación ya viene de mi interpretación sin los efectos, poniendo un poco voz de lechuza jajaja. Luego tiene mucho flangerazo y efectos de sala que le dan mucho rollito. La intención era que fuese un llanto, pero que inquietara, que no se supiera si era un sinte, yo, un extraterrestre…

“My death is yours” cierra el disco. Parece ser la muerte, el viaje final de ese personaje que nos ha acompañado durante todo el álbum, incluso diría que desde tus inicios con Rexer Flash. ¿Es también la despedida definitiva de Pshycotic Beats? En la funda interior del vinilo, al final de las letras, aparece un inquietante mensaje: “I’m Done. Slow curtain, the end”.

Si, yo este disco me lo he tomado como si fuera el último. Necesito tomarme un respiro de la música indefinido, descansar y recuperarme del palizón de trabajo y arrastre emocional que han sido estos siete años de lucha. No he tenido ni un día libre y he trabajado de siete de la mañana a doce de la noche, sin parar. Tirando yo sólo del carro, de mis proyectos y de los grupos que produzco. Hay que tener en cuenta que yo hago todo, en ocasiones hasta las portadas, tanto las fotos de promo (ejecutadas por la genial Ana Angoloti) como la grafica y portada de todo el vinilo han salido de mi cabecita porque de repente la persona en la que había confiado para que hiciera el trabajo desapareció y tuve que hacerla yo a toda prisa sin tener nada pensado. Llevo trabajando de promocionero, manager y agente de prensa todos estos años. Y estoy bastante hasta los huevos de todo en general y desencantado.

Entonces, ¿ahora qué? ¿Te replantearías seguir con Pshycotic Beats si, de repente, este disco explotara y te diera a conocer de forma masiva?

No. La cosa ya ha explotado un poco. Saltar de 4.000 plays en Spotify a 90.000 es un poco explosión para mí. Y el vinilo se ha vendido como rosquillas.
Yo creo que cuando me encuentre mejor la inspiración volverá y tendré la necesidad de grabar más discos. Pero ahora quiero reflexionar un poco, hacer balance y comenzar una nueva andadura que es componer para otros, hacer bandas sonoras y colaborar en proyectos done yo no lleve todo el peso. Y supongo que empezar a producir a grupos y tal.

¿Por qué crees que una propuesta tan personal, arriesgada, elaborada, lograda, con tanta magia y calidad como la tuya no ha tenido hasta ahora mejor recepción en la industria y en la mayoría de los medios, hasta el punto de que has tenido que crear tu propia discográfica para autoeditarte?

Hombre yo no he tenido un agente de prensa o un manager que me haga un campañón para darme a conocer, lo mío ha sido de pico y pala, y la gente de verdad que es muy maja y te concede una oportunidad, yo salvo raras excepciones no he sentido que se me cierre la puerta de ningún sitio al que haya llamado. Yo creo que tengo unos dossiers de prensa envidiables para cualquier grupo de la industria. Yo sólo conseguí que me sacaran en MTV, y en Kiss tv en rotación máxima, que me dedicaran una página en el periódico El Mundo en la sección de cultura en la tirada nacional, que me hayan reseñado en la mayoría de medios serios con criticas buenísimas, he contado con el apoyo de Radio 3 desde el primer momento, Dormihcum se coló en la mayoría de listas del 2013, etc. Yo creo que la industria me ha recibido con los brazos abiertos, yo no me autoedito como respuesta a las negativas de la industria o de las discográficas. Me autoedito para hacer lo que me da la gana desde que me levanto hasta que me acuesto. Nunca me he acercado a las discográficas y ellos tampoco me han llamado. Pero yo he dejado claro, que no quiero saber nada de ellos y ellos saben que va a ser muy difícil trabajar conmigo.

Lo que si te digo es que la industria está encabezada por una pandilla de inútiles que sólo viven de reeditar su fondo de catálogo, no les gusta la música nada, y una propuesta personal, arriesgada, elaborada y todas esas cosas tan bonitas que me dices es una propuesta que les tira para atrás porque son muy cobardes. A la gente le gusta lo que hago, y si una canción tan comercial como “From Disco Section To House Foundation” lo está petando es porque alguien en Spotify ha decidido apostar por ella. Si al final esto es muy fácil, si la música es buena todo fluye, pero para eso hace falta una industria con cojones, y cojones no tienen.

¿Hay algún plan para llevar al directo tu música, o lo ves imposible y definitivamente lo descartas?

Eso está descartado desde el minuto uno, y a corto plazo no va a ocurrir pero puede que si hay más discos de Pshycotic Beats acabe haciendo actuaciones puntuales. Pero si te soy sincero aún estoy muy verde y me queda todo por aprender. Necesito dos discos por lo menos para poder ser el hijoputa controlador que soy y hacer el directo que yo quiero. El tiempo lo dirá, yo soy un poco imprevisible.

Un comentario en «Entrevista: Pshycotic Beats»

  • el 23 marzo, 2017 a las 3:38 pm
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    Me ha encantado la entrevista. Dice verdades como puños y es tan necesario leer/oír cosas así… Se echa en falta gente como Costureras. Mi más sincera enhorabuena por todo el trabajo de estos últimos años y toda la suerte del mundo con el nuevo disco.

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