Garbage – Razzmatazz 1 (Barcelona)

Garbage son de todo menos lo que su nombre indica, basura. Se les puede decir que son un grupo prefabricado. O incluso que no volverán a hacer un disco tan bueno como los primeros. Hasta se podría decir que últimamente se ha hecho más propaganda al nuevo look de Shirley Manson que a su último trabajo, Beautiful Garbage. Pero de ninguna manera que sean basura. Lo demuestran tanto en el estudio como encima del escenario. Ni si quiera se puede decir que su peor disco sea malo; ni que su peor directo no convenza.

En esta gira, en la que Butch Vig no ha podido estar a causa de una infección de oído, han venido a presentar su peor disco, que, por otro lado, es un buen disco. Peor disco, en comparación con los anteriores; buen disco si no se tienen en cuenta sus otros trabajos. Quizás conscientes de esto, tuvieron dos opciones a la hora de plantear esta gira: presentar exhaustivamente su nuevo trabajo, con el riesgo de llegar a aburrir, o ir por todas tirando de singles, asegurando el éxito de antemano. Escogieron esta segunda opción y plantearon un concierto inteligente en el que llevaron al público dónde ellos querían. Si tienes buenos temas, ¿por qué no aprovecharlos? Eso hicieron y tuvieron una noche casi redonda. Casi, porque la escasa hora y cuarto que duró la actuación supo a poco, y diez minutos después de que el grupo hubiera desaparecido detrás del escenario de Razzmatazz todavía había gente esperaba ansiosa una tercera ración de música, adrenalina y sensualidad.

Que “Push It” fuera la primera canción ya daba idea del tipo de concierto que nos íbamos a encontrar. Con una Shirley Manson desafiante y guerrera al frente, vestida de camuflaje, y con un color de pelo al que todavía no nos acostumbramos, dedicaron la primera parte del concierto a repasar sus temas más populares, los singles del Version 2.0. “Special”, “I Think I’m Paranoid”… provocaron el delirio. Uno de los puntos álgidos de la noche fue When I grow Up, en la que miles de manos al aire saltaban al compás de ese pa pa papa pa pa papa que tan famoso se hizo gracias a un anuncio de televisión hace unos años. Shirley disfrutaba. Se la notaba muy cómoda y a gusto en el escenario, un escenario que se quedó pequeño para abarcar toda la fuerza que la escocesa desprendía, saltando de un lado para otro y haciendo participar al público, ‘su’ público, en ‘su’ concierto.

Apenas cinco temas de su nuevo trabajo formaron parte de su repertorio, entre los que se encontraban dos de sus singles, Cherry lips y Angroginy. Y, por supuesto, temas de su aclamado primer trabajo, Milk, Supervixen o Stupid girl que fueron recibidos con gran entusiamo. Y fue precisamente un tema de este disco, I’m only happy when it rains, el que cerró la noche, una noche corta pero intensa, en la que pudimos recordar tiempos mejores, o quizás peores, quién sabe, a través de temas de antaño con los que alguna vez vibramos y disfrutamos. Y es que no se deben relegar los grandes temas al olvido y no proporcionar al público grandes momentos como el que vivimos aquella noche en Razzmatazz.

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