Geoff Farina – The Wishes Of The Dead (Damnably / Acuarela)

Actualmente Geoff Farina, el que en los 90 fuera líder de Karate o The Secret Stars, compagina su banda The Glorytellers con la tarea de profesor de historia musical en la Universidad DePaul de Chicago. Esta faceta pedagógica le ha proporcionado la oportunidad de acercase a las raíces de la música americana, esas en las que confluyen el folk, el country y el blues, y que son las protagonistas de su primer disco en solitario en diez años.

The Wishes of the Dead es el trabajo que describe la experiencia del propio Farina tras alejarse durante un año de la ciudad para vivir en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra, un bucólico paraje cuya cultura local ha servido para dar forma a los diez temas que conforman este álbum. Diez temas acústicos donde Geoff Farina, con su voz sosegada y su buen dominio de la guitarra, echa la vista atrás y recupera el sonido clásico y añejo del cantautor que cuenta historias: retratos cercanos y humildes de situaciones cotidianas de la américa rural.

El disco se abre con “Prick Up Your Ears”, un tema con una melodía llamativa y efectiva, que invita a quedarse y seguir disfrutando, pero poco a poco las melodías se van diluyendo y los temas van adquiriendo un tono más sobrio y calmado, en el que el contenido toma más importancia que la forma y en que Farina se dedica a jugar con las letras y las historias, y con su voz y la textura de la guitarra. Canciones como “Hammer and spade” o “Twilit” rompen puntualmente la monotonía de un disco que, aunque bello, es demasiado uniforme y en el que los intentos de Farina por abordar cada canción con una base musical distinta, sea blues, country o folk, es demasiado sutil.

Después de varias escuchas, los temas empiezan a volverse permeables. Y una zambullida con más calma desvela la belleza en la manera en que Geoff Farina usa su voz para describir situaciones y personajes. O hace hablar a la guitarra para que le acompañe como si de una segunda voz se tratase. O se muestra como un observador implacable y detallista. Y entonces el disco adquiere un nuevo estatus de documento. Pero en lo estrictamente musical, necesita uno ponerle voluntad, porque en las escuchas iniciales es fácil tachar el disco de monótono o incluso aburrido.

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