Granada Sound (Cortijo del Conde) Granada 22-23/09/17

Un año más, el Granada Sound se consolida como una cita destacada a nivel nacional dentro de la escena independiente española, congregando a bandas nacionales con el puntual aporte de algún grupo extranjero, en este caso los noruegos Kakkmaddafakka, si bien éste debería ser uno de los aspectos a mejorar para dar el salto que sitúe al evento como uno de primera.

Volcado pues en traer a la capital granadina a lo más granado del panorama patrio, el salto cualitativo de este año ha sido más que considerable, al aglutinar en los dos días a primeros espadas como Lori Meyers, Iván Ferreiro, Maga, Dorian, Sidonie o nada menos que Los Planetas. Pequeños cambios estructurales como la unión de los dos escenarios principales para evitar el pesado tránsito entre ambos demuestran el esfuerzo de los organizadores por entregar un producto de fácil acceso y concienciado en la mejora. Bien por ellos.


El viernes se planteaba como una especie de aperitivo ante los platos fuertes del día siguiente, y desde luego que hubo tela que cortar. Abriendo con los locales Apartamentos Acapulco, banda emergente con un debut más que notable y que propone escenarios que cabalgan entre el escapismo ruidista y los recurrentes acercamientos al shogaze condensado todo en un bolo notable al que probablemente se le debió otorgar un horario más agradecido. Lost Tapes, por su parte, apuestan por las melodías juguetonas cercanas a la indietrónica. Con su última entrega Let’s get lost (Mushroom Pillow, 2016) han dado un paso de gigante y su paso por el festival demostró que saben defender las bondades del mismo. Iván Ferreiro , sin embargo, no necesita demostrar ya nada a estas alturas. Sus shows, mezcla de canciones de sus apreciables discos en solitario y de clásicos de Los Piratas, son pequeñas celebraciones que sacan a pasear un trocito de la historia pop de este país. “Años 80” o “El equilibrio es imposible” nos devolvieron a épocas pasadas con clase y dignidad.

La Habitación Roja se encuentran grabando nuevo disco, pero su fondo de armario como corredores de fondo que son, les da para tres conciertos seguidos llenos de dianas que tararear orgullosos. Su set se basó en sus últimos trabajos si bien supieron tirar de hitos pretéritos para volver a dejar clara su valía, si es que alguna vez hizo falta. Lori Meyers jugaban en casa, y si bien sus entregas han ido decreciendo sucesivamente en inspiración su puesta en escena y su sonido les convierte en apuesta segura en cualquier festival que se precie. Esta ocasión no fue una excepción, jugando sus cartas con maestría y sabiendo llevarse al bolsillo a un público que tan bien les conoce desde la primera nota. “Emborracharse” es ya un momento ineludible dentro de su cancionero que los fieles acogen con los brazos abiertos. Muchas ganas había de recibir a L.A. después de entregar tres estupendos álbumes llenos de talento y tino a la hora de recrear el sonido rock americano más clásico sin hacer ascos a las melodías directas. Algo disperso, el concierto de L.A. Segura y compañía no acabó de dejar el poso esperado, dejando por el camino demasiado músculo guitarrero y esquivando su lado más directo. Otra vez será. Sidonie no defraudaron recreando por enésima vez su clásica puesta en escena, sobrados de energía en un viaje por un cancionero irregular y seguramente sobrevalorado, pero que se agradece a altas horas de la madrugada. Grises no se anduvieron con tonterías y desgranaron su particular recreación del sonido oscuro ochentero, dejando con ganas de más.

El sábado se presentaba lleno de platos fuertes y desde luego que se acabó convirtiendo en una jornada sin tregua. Desde las descargas eléctricas de Viva Suecia a la discoteca ambulante de los vascos WAS, tuvimos tiempo de dejarnos llevar por los recitados de Delafé, convertido en el proyecto unidimensional de un Oscar D’Aniello pletórico que se basta y se sobra para ofrecer un rato de lo más entretenido arropado por samples de clásicos que animan al más pintado. La liturgia planetera empezó recogida y silenciosa para ir creciendo paulatinamente a partir de una “Corrientes circulares” que sirvió de pistoletazo de salida a una sucesión de cimas de su carrera donde no faltaron “Segundo premio”, “Santos que yo te pinte” o “David y Claudia”. Llegaron, vieron y vencieron sin apenas despeinarse, como si no fuera con ellos. Y los fieles, contentos y saciados.

A su lado, lo de Maga fue una pura descarga de vitalidad y agradecido revisionismo, pudiendo constatar lo vigentes que resultan a estas alturas. El pletórico final con “Agosto esquimal” no hizo sino ahondar en esa sensación. Dorian se consolidaron como los grandes triunfadores del festival al clavar un set redondo sin espacio para el respiro. No faltó ni uno de sus éxitos y se metieron a la parroquia en el bolsillo mostrándose pletóricos, derrochando simpatía y volviendo a demostrar su solvencia a la hora de plasmar en directo el sonido de sus discos. WAS sufrieron ya de una notable desbandada de público, lo cual no impidió que derrocharan estilo a la hora de hilvanar ritmos bailables con melodías de regusto negroide en una especie de rave a lo The Rapture que tan bien saben recrear. Kakkmaddafakka cerraron el festival dejando un buen sabor de boca con su apuesta por el pop de corte clásico reforzada en su destacada última entrega. Su evolución es de aplaudir y no defraudaron a los pocos que quedábamos. Con los cuerpos ya agotados y con una mueca de satisfacción nos encontramos contando las horas para la próxima edición.

Fotos: María José Cívico

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