Heavy Trash – La [2] de Apolo (Barcelona)

Es medio raro que uno tenga la oportunidad de ver al antaño esquivo Jon Spencer pasarse por Barcelona tan a menudo como lo viene haciendo últimamente, y más aún verlo dos veces en un año. Y es que este año dobla: en el Primavera, quien quiera desembolsar 180 euros podrá verlo con la Blues Explosion. El público menos apegado a los eventos mastodónticos tenía la oportunidad de acudir a La [2] de Apolo para ver en qué anda su… mmm… ¿otra banda? ¿proyecto paralelo?… lo que sea: Heavy Trash. Y el público que acudió a presenciar el concierto era singularmente heterogéneo, lo cual es todo un tributo al tirón de Jon Spencer y Matt Verta-Ray y a la peculiar onda que han sabido imprimir a su proyecto de revival cincuentero mezclado con jugoso punk-rock. Psychobillys sobretatuados, modernillos, estudiantes Erasmus, yayetes rockeros, punkis más o menos reciclados, mods encorbatados, todos parecen encontrar algún interés en la feria rockera del grupo americano, y todos acabaron meneando el esqueleto por igual.

Y es que el carisma de Spencer es más que incuestionable: sin demasiado nuevo material que presentar, fue la intensa personalidad del rockero de New Hampshire la que animó las casi dos horas de una música que, de por sí, apenas reservaba sorpresas. Spencer ha inventado un lenguaje musical que se respira en todos sus proyectos, basado en la exuberancia y una fidelidad casi religiosa al espíritu del rock’n’roll – que él sabe tratar con el sentido del humor que merece. Porque el lenguaje inventado de Jon Spencer no se limita a riffs marca de la casa: ha inventado todo un nuevo idioma hablado, que orbita alrededor de las frases “you know what I’m talking about”, “ladies and gentlemen” y “we’re gonna do this thing”. Para quien no lo haya oído nunca, suena un poco como si Chiquito de la Calzada hablara realmente en inglés. Rogamos que nadie piense que esto es insultante; Spencer es sin duda la encarnación del espíritu del rock y uno de los músicos que merece la pena respetar en este mundo.

El concierto no alcanzó los niveles de histeria que se vivieron en alguna de sus anteriores visitas – como en su desquiciado concierto en Sidecar en 2007, en el que el despelote alcanzó tal nivel que la propia seguridad del local acabó subiendo al escenario a cortar la corriente para echarle. Una pena, pero normal teniendo en cuenta que Apolo no es una cueva y los espacios abiertos no invitan a tanto desfase. A pesar de eso, temas como “They were kings” o “The loveless” aún menearon al personal casi hasta la pérdida de control.

Lo que sí quedó claro fue que Jon Spencer tiene una personalidad arrolladora, y que con los años se está volviendo más cariñoso con el público – mientras que sigue siendo uno de los músicos más infatigables que se ha subido a un escenario. Heavy Trash (que esta vez iban acompañados por el combo danés Power Solo) dejaron bien claro que, si les dejan, se pasan la noche tocando. La mayoría del público acabó agotado bastante antes de que Spencer mostrara el menor signo de cansancio o de tener intención de irse a casa en algún momento, cosa que de hecho dudo que hiciera: mi teoría es que dejó que el público se marchara y se quedó tocando toda la noche él solito.

Está claro que musicalmente la cosa no tuvo mucha historia: buena música, bien tocada, poca originalidad – aunque un poco sí: Heavy Trash son, desde luego, más que una simple banda de rockabilly nostálgico. Música honesta y directa, al margen de modas, y envuelta en un halo de diversión y caña. Será más o menos innovador (tirando a menos, de acuerdo) pero suerte tenemos, pensaba uno, que siguen habiendo músicos que lo tienen claro en esta vida. ¡Larga vida a Jon Spencer!

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