Herman Dune

Me sentí liberado con la marcha de André porque las últimas experiencias fueron muy dolorosas

Tras la marcha de André de la banda, los franceses Herman Dune nos entregaron a finales del año pasado su Next Year in Zion un disco que, siguiendo la senda pop-folk de sus trabajos anteriores, presenta un sonido más potente y robusto, un salto cualitativo del “hecho en casa” al sonido de estudio, con orquestaciones, percusiones y coros. Hablamos con David-Ivar que nos cuenta: “Lo primero en lo que pienso cuando me planteo grabar nuevo disco NO es el sonido. Lo más importante para mi es escoger las canciones adecuadas, las canciones que a mí y a Néman nos gusten más. Eso es lo que más me importa. Aún así, para este disco sí que tuve una serie de visiones acerca del tipo de sonido que quería, un sonido que incluía una banda más completa con sección de viento, percusiones y coros. Claro que puedes tener todo esto en un estudio casero, grabando en casa me refiero, pero quería grabar en un estudio profesional. Cuando grabábamos en casa ya soñaba con grabar en un estudio profesional, con micrófonos y equipos que tuvieran un buen sonido. Estoy contento de que esto se haya podido llevar a cabo en este Zion. Así, si para el próximo disco tengo que volver a grabar en casa, al menos habré tenido la experiencia de este”.

David-Ivar tiene muy claro cómo le gusta que suenen sus discos: “en lo que se refiere a los arreglos y al trabajo en el estudio, sueño con que algún día mis canciones sonarán como las grabaciones de Sun Recordings de Elvis Presley, el VU de The Velvet Undergraound o las canciones del Slow train coming de Bob Dylan. Esas son mis influencias, junto con Orange Blossom Special de Johnny Cash o LA Woman de The Doors. Ésta es la música que me inspira a la hora de entrar en el estudio. Siempre hablando del sonido y de la instrumentación que, como te digo, es diferente de las canciones en sí, que son el núcleo de la música, por decirlo de alguna manera. El sonido es como la ropa que pones encima de un cuerpo bonito o la pintura de un edificio: el sonido no cambia la canción, la viste, así que tienes que decidir qué ropa le vas a poner a tu canción”.

Pero en este disco no solamente ha habido un cambio en la forma de grabar. También las letras, dentro de su melancolía, han experimentado un cambio hacia un inocente optimismo, una visión positiva: “realmente veo las cosas más positivamente y además aprecio las cosas positivas, tanto en el arte como en la vida, mucho más que antes. Tengo la de sensación de que las historias positivas de alguna manera son más inteligentes que las tristes. Creo que se necesita más habilidad para hacer reír a alguien que para hacerle llorar. Esta es mi opinión en este momento, así que tiene mucho sentido que se aprecie en mis canciones. Me gustan más las películas con giros positivos al final, como Delirious” de Tom Dicillo, que aquellas en las que todo va a peor al final”.

Este renovado optimismo también se traslada al título del disco, una mágica esperanza de reencuentro en Zion: “me alegra que te parezca mágico, para mí lo es un poco también. El regreso a Zion es para mi un regreso a ese Lugar donde todas las heridas se cierran y todas las amistades rotas se reparan. No es donde me encuentro ahora mismo, pero por supuesto es donde me gustaría estar en algún momento”.

¿Estás hablando implícitamente de André? “La verdad es que me sentí liberado [con su marcha] porque las últimas experiencias fueron muy dolorosas. Es muy difícil trabajar con alguien con quien ya no estás de acuerdo ni en lo personal ni en lo artístico. Me acuerdo del Giant y todo fueron peleas… y la verdad es que tuve que poner toda mi energía para no abandonar el disco. Este último, el Zion, ha sido más suave a la hora de escribir, de grabar, de mezclar… como lo fue “Not on top”, un verdadero placer”.

Para este disco, el ahora dúo Herman Dune se ha rodeado de grandes músicos y mejores amigos: “cuando grabamos, como me siento cómodo es cantando y tocando la guitarra acústica, por lo que está claro que si quiero un solo de guitarra en algún momento, alguien va a tener que tocarlo, así que si Néman y yo llamamos a alguien para que toque con nosotros, pues elegimos al mejor guitarrista que conocemos: David Tattershall (The Wave Pictures). El Doctor Schonberg, es muy útil en un estudio, porque toca muchos instrumentos, además de ser un gran percusionista, así que también contamos con él. No fue necesario practicar antes de las sesiones: mis canciones son fáciles de seguir y nosotros confiamos en ellos, así que simplemente tocaron. Me encanta lo que salió. Incluso con los músicos contratados para los vientos, son tan buenos que tampoco hubo ningún problema, aunque tuvimos que grabar deprisa por falta de tiempo”.

Y es que Herman Dune siempre han sido una banda muy bien conectada, que ha colaborado con grandes nombres: “me encanta tocar con Jeff Lewis, con Turner Cody o con Julie Doiron. Creo que ellos son mis artistas preferidos para colaborar”. ¿Es importante para vosotros rodearos de otros artistas con los que hay intercambio de ideas? “Bueno… no sé… me encanta ir a un festival, mirar la lista de nombres y ver que algunos de mis amigos también van a tocar. Por supuesto es muy nutritivo como artista poder ver el trabajo de otra gente desde dentro. Además me encanta hablar sobre escribir, cantar o grabar con mis amigos. Eso me da muchas ideas”.

El Next Year in Zion ha sido recibido de manera desigual entre los fans de Herman Dune: los hay que se muestran satisfechos con la mejor calidad de su sonido. Pero otros creen que no han asumido suficientes riesgos para este disco, que han querido ir sobre seguro, aún siendo una banda que siempre apuesta por probar cosas nuevas a cada entrega: “Alguna gente se molesta cuando cambias demasiado, otros se molestan cuando no cambias lo suficiente. No me preocupa, porque si lo hiciera no me podría concentrar y trabajar. La opinión del público es la trampa de los artistas. Una vez que entiendes que nunca sabrás cómo agradar a todo el mundo eres un artista libre, y esa es una gran sensación para un cantante, sentirse libre de la presión de las expectativas del público, las cuales nunca podrás prever. Creo que esa gente que se queja debería escuchar las canciones y las melodías, los acordes que he elegido, los ritmos que hemos usado, la historia que estoy explicando y verían la diferencia, en vez de intentar encontrarle un significado a cómo suena el disco”.

Pero el disco funciona bien en directo: “Sí, muy bien. La gente viene a nuestros shows y tararea nuestras canciones, tanto del Zion como del Giant. Algunos incluso se saben las canciones más antiguas! La verdad es que nos encanta estar de gira. Es divertido y además puedo probar cosas nuevas cada concierto, tocar nuevas canciones cada noche, está muy bien”.

Y aquí, en directo, es donde se demuestra que aunque se despoje a las canciones de Herman Dune, perdida ya la diéresis del nombre, del vestido que David-Ivar ha elegido para ellas, siguen siendo los bonitos temas a los que los entrañables franceses nos tienen acostumbrados.

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