Holly Miranda – The Magician’s Private Library (XL Recordings/Popstock!)

The Magician’s Private Library es sencillo, íntimo y precioso. Estas tres palabras son las primeras que se me aparecieron en la mente al escuchar este primer disco en solitario de la norteamericana Holly Miranda. Tres palabras, sin embargo, que se pueden utilizar en tantos y tantos discos. Pero en este caso, lo sencillo, lo íntimo y lo precioso de The Magician’s Private Library va acompañado por las imágenes de misticismo e inocencia que consigue crear el disco, en el que es fácil imaginarse a Alicia, e incluso a la misma cantante del grupo, persiguiendo a un conejo con reloj o paseando por el País de las maravillas o en Nunca Jamás. Una imagen que da algo más de significado a las repetitivas palabras.

El álbum contiene parte del Vespertine de Björk y los ritmos de Mercury Rev, del Deserter´s Songs, y la ternura de la voz de Russian Red. Entre sus influencias, cita en su myspace a Nina Simone, Sparklehorse, David Byrne, Jeff Buckley, Nick Drake, Edith Piaf, Radiohead, Aretha Franklin, Bjork, Johhny Cash, Taj Mahal y Beach Boys.

La susurrante y aguda voz de la cantante, acompañada por tímidos ritmos electrónicos e instrumentos de cuerda, sobrevuela las diez canciones de este álbum, en el que se aprecian auténticas joyas como las nostálgicas «Waves» («So where do the waves, my love. Sonic or liquid, I don´t know») y «Slow burn treason» («All you need is one hand deep inside, outsider the wind she´s screaming, the window shake and you cry. But who´s gonna feel you and who´s gonna need you»). El disco también contiene temas optimistas como la tierna «Sweet dreams» con instrumentos de viento. Una canción que encierra el logro de convertir una cosa sencilla en algo inspirador y que inevitablemente no deja indiferente.

«Sleep on fire» cierra The Magician’s Private Library, momento que engloba las características del álbum, pero en este caso lo hace con un estallido musical aún mayor. La caja de la batería y las guitarras marcan el ritmo del tema, mientras Holly agudiza un poco más la voz hasta la entrada de los instrumentos de cuerda y de viento y los coros. El mejor final de viaje y de este disco dedicado para los que aún se emocionan mirando a través de la ventana mientras escuchan música.

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