Iamamiwhoami – Kin (To Whom It May Concern)

El primer disco del dúo sueco iamamiwhoami, formado por Jonna Lee y Claes Björklund, supone la culminación de una larguísima y original puesta en escena del grupo desarrollada a través de singles rompedores, vídeos musicales colgados en youtube, un falso concierto que ya forma parte de la mitomanía del grupo y una estrategia ligeramente sobreactuada de ir fabricando pistas para que su público pueda jugar a adivinar quien o quienes se esconden detrás del proyecto. Y aunque a estas alturas el juego ya está caducado, la estrategia de márketing viral a dado unos excelentes resultados pero sobretodo gracias a presentar unas canciones que desde el 2010 están formando uno de los trabajos más estimulantes e imaginativos de la escena electrónica.

Esencialmente inclasificables iamamiwhoami desborda los límites del pop electrónico y se desplaza hacia terrenos más experimentales, respetando siempre una curiosa y muy agradecida accesibilidad que permite empezar a disfrutar desde el primer segundo para continuar una exploración que solo acrecienta el respeto y admiración hacia un grupo que está llamado a suceder el nicho ecológico que actualmente pueden ocupar, por ejemplo, todos unos Portishead.

Iamamiwhoami empezó su bombardero de singles a lo largo del 2010 y 2011 cuando presentó su batería de singles agrupados bajo el epígrafe “b.o.u.nt.y.”, cada uno de ellos con su respectivo vídeo vanguardista donde solo aparecía Jonna Lee, de aires élficos y extraterrestre de tipo nórdico, y en los que empezaban a repartir pistas a lo David Lynch o algunas simplemente de tipo Lost. Esa primera toma de contacto ya despertó la curiosidad hacia un grupo que estaba conjugando audazmente una electrónica bailable con una clara vocación pop. Todavía a día de hoy esperamos gozar del disco que agrupe esas primeras canciones de las que algunas siguen siendo de lo mejor de su corpus.

Kin (2012), cuyas canciones también fueron presentadas una a una con el mismo sistema y con anterioridad al disco, no es exactamente una continuación de la visto hasta la fecha. Menos bailable, más oscuro, focaliza sus fuerzas en las atmósferas, muy bien trabajadas y con momentos realmente espectaculares (“In Due Order” tiene que ser un clásico contemporáneo), en una mayor presencia del trabajo de su cantante, que en algunas canciones (atención a “Play”) realiza una demostración de fuerza y expresividad, y en una confluencia de géneros experimentales donde especialmente el dubstep y sucesores se dejan sentir enérgicamente. En cualquier caso el resultado, sean cuales sean sus influencias inmediatas, es admirable. Aún a pesar de su relativa poca unidad de estilo la solidez del disco es innegable, sin contar apenas con un par de momentos flojos que valen la pena ni señalar. A estas alturas es fácil predecir que será unos de los discos que deberán ocupar puestos destacados en las omnipresentes listas de lo mejor del año. El recuerdo que deja este disco es la consternación que deja imaginar que se hallan muy cerca de lograr la cuadratura del círculo: conjugar un trabajo al que no se le puede reprochar nada en el campo de la experimentación con una decidida apuesta por abrazar al mayor público posible.

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