James Blake – James Blake (R&S Records)

Donde Antony and the Johnsons musicalmente parece haberse quedado parado (que no es lo mismo que estancado), James Blake surge con fuerza con un estilo intimista y similar al de Antony pero más fresco y reluciente. Así es el LP de debut que lanzó este año James Blake. Un viaje melancólico que tiene como protagonista su dulce voz y sus preciosas melodías electrónicas de pop y soul y de post-dubstep (a pesar de no haber unanimidad sobre este concepto). «Si crees que es un álbum pop, pues eso es lo que es. Y si te parece que lo que he hecho es dubstep, pues también lo es. Como quieras…», dijo en una entrevista en El País. Sinceras, desgarradoras, esperanzadoras… como suele suceder faltan calificativos para definir sus canciones. Y admito que en un primer momento lo aborrecía por su extremado parecido con el inmortal Antony Hegarty y la Björk más agradable y minimalista. El músico cita entre sus influencias a la banda The XX.

La voz de Blake se transforma gracias a la fuerza de los sintetizadores en algo moldeable y movible. El cantante experimenta en cada uno de sus temas como demuestra en «Unluck» con el que abre el álbum. Las melodías que acompañan a Blake no molestan ni entorpecen la posibilidad real de contemplar y explorar sus juegos de voces. La música le sigue y no al revés y eso se nota. Sin embargo, crea una fusión perdurable en el tiempo en «Wilhems Scream» que Blake consigue gracias a una explosión musical que llega a aquel sitio donde sólo bandas como Sigur Rós o Bon Iver pueden llegar. Y lo hace mientras canta: «I don´t know about my dreams. / I don´t know about my dreamin anymore. All that I know is / I´m fallin, fallin, fallin, fallin. / Might as well fall in». Y obtiene el éxito, sí, al transportarte hacia un lugar mejor donde no hay ningún jodido malnacido que un día decida cargarse a 76 personas ni tampoco gente incendiando las calles. Este álbum consigue ese maravilloso efecto de abstraerte de la realidad. Se dan muchos instantes de total intensidad en este disco como «I never Learnt to share», las dos partes de «Lindersfarne», «Limit to your love» o «Measurements». Momentos maravillosos que sólo los puede apreciar aquél que los haya escuchado atentamente.

Ésta es la continuación renovada de sus EPs «The Bells Sketch», «CYMK» y «Klavierwerke». Obras más densas y psicodélicas, y difíciles de escuchar. El cantante se desprende, en parte, de este estilo para conseguir un sonido más limpio, atractivo y melancólico. 

Con el permiso de Bon Iver, el disco del joven inglés, de tan solo 22 años, se convertirá en una de las sorpresas y en una de las mayores joyas de la corona de este 2011 musical. 

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