Javier Corcobado, nuevo disco y gira

Javier Corcobado vuelve tras 4 años de ausencia. Su nuevo disco se llama Fotografiando al Corazón (Dro, 2003), sale a la venta el 11 de abril, y estará acompañado de una gira promocional que lo llevará por:

15 de mayo en Roxy Club (Valencia)
16 de mayo en Bikini (Barcelona)
21 de mayo en Caracol (Madrid)
22 de mayo en Café Antzokia (Bilbao)

Reproducimos aquí íntegro el texto de la hoja promocional que nos han enviado, firmada por el propio Javier. No tiene desperdicio:

«Queridos amigos y enemigos:

El camino recorrido para que este disco llegue a vuestros ojos y oídos ha sido largo, accidentado y lleno de aventuras. Tras más de 4 años fuera de la escena, aquí tenéis Fotografiando al corazón, mi último disco elaborado casi en su totalidad en México, aunque no se adviertan claras reminiscencias de la música que allí se practica. Estilísticamente hablando es una obra bastarda, que escapa a cualquier denominación. Pero sí podríamos hablar de un disco de canciones de amor y de realidad.

Todo empezó en octubre de 2001 cuando llegué a México D.F. con intención de volver a componer canciones y hacer algunos conciertos. Ya en noviembre tenía montada una banda con músicos mexicanos y una española, Paula Grau, tocando el Polysix. De esa primera agrupación sólo quedan en la formación actual Paula, Edgar Torres, a la guitarra, y Juan Morales, al bajo. Los demás se fueron perdiendo por el camino en diferentes lides.

En diciembre de ese año dimos 2 conciertos en la sala La Victoria, lugar inapropiado para la avalancha de gente que allí se presentó ambos días. La mala organización, el portazo (método que usa el público enloquecido de México para entrar en bandada a una sala sin pagar entrada), la gente que tenía su entrada anticipada y no pudo entrar porque otras se habían colado, la sobreventa de tickets, etc. generó la venida a las inmediaciones de la sala de más de 20 patrullas de policía lanzando gases lacrimógenos, etc. Increíblemente hicimos los conciertos, más bien batallas contra los acalorados asistentes, pero el local estuvo clausurado más de 6 meses.

El siguiente paso fue iniciar la composición del disco. En enero de 2002 me encerré con un estudio portátil e instrumentos variados a acometer tan dura labor después de años apartado de la música. Sorprendentemente todo fue fluyendo a buen ritmo; el viaje a las costas del Pacífico que hice antes de empezar supongo que me ayudó, e inspiró, bastante. En marzo ya tenía 17 canciones acabadas, de las cuales deseché 4 (ahí quedan en mi archivo de canciones-basura que algún día verán la luz, espero que muy tarde). Todo iba como la seda hasta que empezaron los problemas.

Un productor mexicano (no merece la pena ensuciar este papel con su nombre) me ofreció su bien equipado estudio para grabar y posteriormente encargarse él de buscar discográfica en México pues, según él, tenía los mejores contactos. Este hombre se dedicaba principalmente a hacer y grabar música para telenovelas, cosa que a mí me escamaba por la disparidad conceptual con lo que yo pueda hacer, pero a la vez me parecía algo exótico. El caso es que mi banda y yo hicimos la preproducción, y en mayo ya estábamos listos para entrar a grabar.

A finales de abril hicimos otro concierto en una sala mítica del D.F., Rockotitlán. Esta vez la sala se llenó pero no hubo incidentes; el sonido fue muy bueno y todos quedamos contentos. Unos días después, fui a cobrar el cheque a un banco. Al volver a casa había 2 atracadores profesionales armados que se llevaron todo el dinero que teníamos para sobrevivir a la grabación. Esto fue un duro golpe. Pero por suerte la SGAE nos echó una mano para aguantar unos meses más en tierras aztecas.

Lo peor fue que el productor de quien hablo más arriba nos dio una fecha de grabación para principios de junio y un día antes de la fecha de entrada llamó diciendo que la posponía a un mes después, a julio; en ese mes hizo lo mismo, y en agosto se repitió la jugada. Así que este elemento nos tuvo 3 meses colgados en México de brazos cruzados y con la ansiedad a flor de piel. Pero a partir de descalificar a este hombre como opción para registrar las canciones, la cosa empezó a cambiar. Por un lado, Paula y yo conseguimos una casita alejada del centro urbano del D.F, donde sentamos base de operaciones. Y por otro, conocimos a Gerry Rosado, propietario de Zona de Intolerancia, el estudio donde finalmente grabamos y mezclamos Fotografiando al corazón. Lo primero que hicimos allí fue grabar una demo y la primera versión de «Desnuda en el Pacífico», que iría incluida en el mediometraje Manitas sudadas, del director chilango Martín Hardy. El equipamiento del estudio no sólo era el adecuado, sino que Gerry compartía con nosotros una actitud vital y musical. Otro buen acontecimiento acaecido en estos momentos fue la aparición de Iván García, nuestro actual batería (la banda ya estaría al completo, a falta de Vera Acacio, a la guitarra y teclados, española de reciente incorporación a la formación que podréis ver en breve en directo).

De esta manera entramos al estudio en octubre de 2002. Desarrollamos un trabajo minucioso y enorme, esta vez sin contratiempos. Hicimos el intento, durante el transcurso de la grabación, de buscar disquera en México, pero, a pesar de ser muy bien recibidos en todas, el llanto por la piratería allí tan arraigada era el denominador común en el discurso de todos los A&R’s. Total, que nuestras miras se dirigieron a España. Una vez más llegué a un acuerdo con Alfonso Pérez de Dro East West, quizás la compañía que mejor me conoce como artista y la primera (entonces Gasa) que se atrevió a lanzar mis primeros discos y Arco iris de lágrimas. Tras varias conversaciones todo se solidificó para la buena consecución de esta obra que ya está en tu poder.

El 11 de diciembre de 2002 volvimos a España con el disco grabado bajo el brazo, después de hacer otro concierto en Rockotitlán que nos dejó a todos muy buen sabor de boca. No me voy a extender hablando sobre Fotografiando al corazón porque la escucha de las canciones ha de decirlo todo, y además he glosado las canciones para facilitaros la labor a todos los que escribís o habláis sobre música. Sólo querría decir que éste es mi disco más sincero, el que habla más de la realidad, pero de una realidad tocada por la hermosura y a veces por el peligro, de las sensaciones de amor placenteras y ciertas pequeñas descripciones de la soledad y lo nocturno. Hay algunos matices subliminales de México; hay tópicos de la canción romántica y hay experimentos. He creado más que nunca una historia sentimental entre el ruido y la melodía. También he conseguido realizar alguno de mis sueños sonoros, como en «Ciudad erótica», en la que he construido una base sólo con susurros de voces y sonidos onomatopéyicos, exceptuando el bombo acuático y el bajo del final. Otro de esos sueños es «Todo se rompe», cuya estructura sólo ha sido posible gracias a un trabajo muy detallista y paciente. Secuestraré al amor es de esas pocas composiciones que surgen desde el paraíso de las melodías con letra y música a la vez. Al principio no me gustó, pero su sencillez me atrapó al cabo del tiempo. De las demás canciones no voy a hablar aquí; pienso que lo dicen todo por sí solas.

Es un disco en el que estoy, por primera vez, orgulloso de todos los temas. Sólo deseo que os haga sentir, que abráis vuestra diana emocional y que os dejéis disparar los dardos que salen de estas canciones. Salud y libertad.»

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