Jean-Michel Jarre – Electronica 1: The Time Machine (Sony)

Cada disco es un puzle, un conjunto de piezas que encajando delimitan un perfil de ideas unidas en torno a quien lo firma. Quizás por eso, trabajos como este se antojan complicados a la hora de tratar de observar su horizonte sonoro. Porque el poliedro que contiene responde no sólo a quien lo firma, sino también a quienes se ven implicados en el resultado final.

Y más aún cuando se trata de alguien como Jean-Michel Jarre, cuya personalidad musical es absolutamente notoria en una trayectoria en la que la electrónica siempre ha estado sembrada en un cierto romanticismo y una épica hacia el futuro, otros mundos y la expansión en sí misma. Por eso quizás no proceda hablar de un conjunto y sí de los pasajes que confluyen en un hombre frente a quince colaboradores.

En esta convocatoria se han juntado distintas ópticas y épocas de la música que dejan su impronta frente a sonidos marca Jarre; si eres fan distinguirás cuales son, y en algunos casos la simbiosis ha sido completamente cómoda y en otros no tanto. Así, el título Electronica 1: The Time Machine, sirve para explicar estos maridajes en una travesía por varias posturas en las que ellos y el propio Jarre se han acomodado para sacar algo claro.

Entonces, nos encontramos con un conjunto de intersecciones en los que, en mayor o menor medida, se observan los aportes, condicionados por el propio peso de quien los da, de Tangerine Dream, Air, Laurie Anderson, 3D de Massive Attack, Pete Townshend, Lang Lang, Little Boots, Vince Clarke, M83, Fuck Buttons, Moby, John Carpenter, Gesaffelstein, Boys Noize y Armin van Buuren.

Ellos conviven con un Jarre que, quizás, entregue un sonido estereotipado en el que puede haber cierta monocromía. Sigue siendo épico y expansivo pero no vuela tanto como en otras de sus obras en las que era posible vislumbrar algo más que síntesis, algo que realmente disparaba a la imaginación hacia esos terrenos de abstracción que en varios momentos eran realmente fantásticos.

Y es que en este disco, independientemente de las colaboraciones y demás, se muestra una electrónica en la que las frecuencias podrían ser parte de cómo se supone que suena un disco de electrónica accesible y creada con los mismos programas y pluggins que usa muchísima gente. En ese sentido se echa de menos la onda expansiva que lanzaba a Jarre a otros caminos. Aunque, quién sabe, puede que esta no haya sido su intención para este trabajo.

Centrándonos en las intervenciones, y teniendo en cuenta el propio peso y capacidad para hacer que se note su aporte, se puede destacar por ir un poco más lejos, o por lo menos no caer en la indiferencia, a Air, 3D, Gesaffelstein, Lang Lang, Laurie Anderson y Tangerine Dream. Quizás el resto caigan en lugares comunes más encasillados y evidentes ejercicios de estilo como M83, Little Boots o Pete Townshend o en momentos directamente insulsos como Armin van Buuren. No es curioso que, por momentos, sobrevuelen ecos del trance más ramplón en algunas partes del disco. Meterse en tareas como esta no es sólo aportar, es tener un punto de vista y de apreciación que debe permanecer para no ser devorado.

Como dijimos al principio, es un puzle, pero a todos nos ha pasado que a veces nos han gustado más algunas fichas que la imagen final.

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