Jimi Hendrix – People, Hell and Angels (Sony / Legacy)

No llevo la cuenta de los demás pero, si no se lleva la palma, Jimi Hendrix debe de ser uno de los músicos que más discos han sacado desde la ultratumba. No se puede ordeñar una vaca con más eficacia que con la que los herederos de Hendrix y un buen puñado de discográficas (entre las que se encuentran Polydor, Reprise, Universal o Sony) han dado salida al material inédito que el músico dejó grabado antes de retirarse al otro barrio. Una docena de discos póstumos adornan el altar del guitarrista de Seattle, junto a los tres discos de estudio que grabó con la Experience y el directo de Band of Gypsys.

En este caso, People, Hell and Angels viene a descubrir (si es que aún se puede descubrir algo) el material que Hendrix estaba preparando al margen de la Jimi Hendrix Experience, lejos de Noel Redding y Mitch Mitchell, que sólo aparece acreditado como batería en tres de los doce temas del disco. Las canciones muestran mayoritariamente material grabado en el Record Plant de Nueva York durante 1969, y en el que Hendrix se hizo acompañar de Billy Cox y Buddy Miles, los músicos de Band of Gypsys.

Por supuesto, todo esto no significa que el disco que Hendrix pudiera publicar tras la disolución del trío con los británicos fuera a parecerse a esta colección que, por otro lado, contiene hasta una improvisación de casi seis minutos («Easy blues») surgida entre toma y toma de otra canción. Todo hace indicar que el material inédito de Hendrix empieza a agotarse. Si bien People, Hell and Angels trata de justificar su existencia como el descubrimiento del nuevo camino que Hendrix tenía pensado tomar, lo cierto es que, salvo un mayor toque jazz (posiblemente inoculado por sus dos nuevos compañeros de estudio) y r&b, no hay nada en este disco que haga pensar en una revolución en la música del mítico guitarrista. Uno escucha «Inside out» y se acuerda de «Purple haze».

La realidad es que esta remesa de material nuevo (en realidad, algún tema como «Easy blues» ya apareció, aunque en una versión más corta, en un recopilatorio de jam sessions en el 80) no necesita ningún tipo de justificación más allá que la de escuchar nuevas canciones de Jimi Hendrix. Pensar que el camino de Hendrix iba a ser esa incendiaria fusión entre rythm&blues y rock del «Mojo man» de los hermanos Allen o el «Let me move you» de Lonnie Youngblood es aventurarse mucho. Aunque sonaba de escándalo. Pero «Earth blues», «Somewhere» (cuyas tomas alternativas ya han aparecido en otros discos), «Hear my train a comin´», «Izabella» o «Inside out» nos retrotraen al Hendrix de siempre con poder absoluto en el estudio.

Evidentemente no es el disco idóneo para iniciarse en Hendrix, pero sí uno de los mejores que un seguidor puede añadir a su colección; con una edición muy cuidada y un sonido sorprendentemente bueno, grabaciones que valen la pena y alguna que otra rareza genial entre muchas comillas.

 

 

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