Joe Crepúsculo – Sala Sol (Madrid)

Jueves 23:30, sobre el escenario de la Sala Sol, un mallorquín y norteamericano tocan música electrónica desatada a los mandos de dos teclados y varios sintetizadores.  Junto a ellos, tres hermanas Heredia bailan y hacen coros haciendo honor a su apellido, y un bailaor flamenco zapatea con furia. Entre todos ellos, un coctelero (1862 Dry Bar) prepara pisco sours al ritmo de la música, y los reparte a toda velocidad porque vuelan. Delante, el público baila y salta con frenesí de rave. Fiesta sobre el escenario, y frente a él. Detrás, entre bambalinas, Javier Liñán, muñidor de todo este lío, sonríe junto a Tonino Carotone y La Prohibida, que esperan su momento de protagonismo. Suenan “Nuevo Amanecer”, “Ritmo Mágico”, “Tus cosas buenas”, “Maricas”, “Suena Brillante” y hasta veintidós canciones que se celebran, sobre el escenario y frente a él, como si fueran la última.

Viernes 00:30, suena la última, “Mi fábrica de baile”. Joël ya no lleva camiseta hace rato. Aaron trata de mantener la música sonando como puede, porque Tomasito se ha subido a la mesa donde se apoya el sintetizador para desnudarse. Las Negris bailan con La Prohibida como si estuvieran en Casa Patas. Entre todos ellos, los pisco sours siguen volando y el público, que no se ha podido contener, ha invadido el escenario. La dos fiestas, la del escenario y la de enfrente, ya son una sola, y es gigante.

Si llega a estar el Alacrán (Nacho Vigalondo), se prende fuego a la Sala Sol, que fue lo único que faltó en una noche inolvidable. Ya lo dije con motivo del Ebrovisión de hace unos meses, Joe Crepúsculo defiende el mejor directo que se puede ver actualmente en nuestro país. Por favor, si tienen oportunidad, no se pierdan sus conciertos, me lo agradecerán siempre.

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