Jónsi – Go (XL Recording)

Se pueden contar con los dedos de una mano los experimentos en solitario de cantantes de bandas reconocidas que valgan la pena. O son un proyecto continuista en versión pobre o son una ida de olla egocéntrica y autoindulgente que no acaban de digerir ni ellos mismos. En la mayoría de los casos se suelen quedar en un mero experimento (en algunos, incluso en un bodrio) para los amantes del coleccionismo de la banda madre. Es por eso que podemos estar de enhorabuena cuando uno de esos discos merece realmente le pena. Y en el caso del cantante de Sigur Rós además de merecer la pena, aviso desde ya, se trata de uno de los mejores discos de lo que llevamos de año. Los fans de Sigur Rós ya pueden volver a respirar tranquilos.

Que el enigmático Jónsi debía tener una vertiente alegre y hedonista, ya parecía intuirse en el último trabajo de Sigur Rós, Gobbledigook, ese que tanto horroriza a los fans de la cara más tristona y melancólica de los islandeses. Y para su puesta de largo en solitario, Jónsi explota esa faceta festiva y nos entrega un disco positivo y luminoso, a ratos exultante a ratos melancólico, con orquestaciones explosivas (marca Nico Muhly) y falsetes imposibles. Un disco con parajes de enternecedora belleza e inocente optimismo. La versión musical barroca de El Principito.

Sí, el disco tiene momentos un poco petardos, para qué negarlo. No hay más que escuchar el que ha sido el primer single «Go do» con un ritmo trepidante y bailable y un estribillo apoteósico. Es parte del encanto. Pero Jónsi no ha olvidado que es capaz de poner los pelos de punta cuando canta, y sus temas, a pesar de haber abrazado toques electrónicos, siguen teniendo esa carga emocional que caracteriza a Sigur Rós. Ahí está “Tornado” y su lánguido inicio o “Kolnidur” con aires de épica medieval, turbadoras ambas. Pero además ahora sabemos que puede hacer saltar las lágrimas de alegría con la misma facilidad con que lo hace de emoción. Te puede hacer contener la respiración con el crescendo de «Grow till tall» para, al minuto siguiente, hacerte saltar de felicidad del sillón con «Around us».

Intenso, esa es la palabra que mejor define este disco: nueve intensas canciones que condensan ritmos vibrantes y canciones entusiastas, nostálgicas y cristalinas, con crescendos catárticos y tambores tribales. Basta escuchar “Boy Lilikoy” y sentir cómo se pone la piel de gallina a medida que la canción avanza. Jónsi, chaval, lo has vuelto a hacer.

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