Josele Santiago – Transilvania (Alkilo Discos)

A pesar de la resurrección de Los Enemigos, con disco nuevo incluido, es evidente que Josele Santiago está ya a otra cosa y que no tiene sentido seguir mencionando demasiadas veces a su mítica banda. Es más, puede que sus primeros discos en solitario, salvo alguna canción suelta, estén ya tan alejados de este Transilvania (Alkilo Discos, 2017) que casi no parezca que hablamos del mismo autor. Josele se ha caracterizado siempre por no quedarse quieto, por explorar los márgenes del rock y no ceñirse a determinados estereotipos habituales en el género, y este Transilvania es un nuevo ejemplo de ello. Un paso adelante, un gran paso.

Acompañado de Raül Fernández “Refree” en la producción y en ciertas canciones, y de Xarim Aresté y su banda, Josele Santiago despliega en este álbum unas letras que son pura poesía y, a la vez, amargo testimonio de una época que deja poco margen para la esperanza. Aunque Josele siempre le ha dado mucha importancia a lo que cuenta, casi nunca antes habíamos escuchado letras tan duras como las de “Ángel”, ni tan impactantes y al mismo tiempo brillantemente poéticas como las de “Un guardia civil”. El envoltorio es también nuevo, finísimo, saltando de un estilo a otro sin perder el control ni el dominio del timón, dirigiendo cada canción con pulso firme al destino propuesto. Con buenos ayudantes como los arriba mencionados, desde luego, imprescindibles para el resultado final.

Sean más acústicas como “Un guardia civil” (maravilloso fingerpicking), chulescas a lo Jaime Urrutia como “Prestao”, acogedoras mecedoras folk como “Ángel” (qué brutal contraste con su letra), sorprendentes coqueteos con el ruido y el post punk como “Saeta” o juguetones requiebros a Lou Reed sin perder la esencia castiza como en “Magia negra”, cada canción de Transilvania tiene una personalidad definida, enorme potencial para ser un single de éxito de manera independiente, y al mismo tiempo todas ellas encajan en el contexto de forma exquisita. Un contexto crudo, agreste como la región balcánica que le da nombre, casi agresivo. Un disco dulce y metafórico en su superficie pero con fuerte calado político y social en su esencia. Espléndido contraste que afianza al álbum como uno de los más interesantes del año, y a su autor como un creador en plena forma y con las ideas claras.

Bendita la música que todavía tiene la capacidad de sorprendernos, después de tanto tiempo, con artefactos como este.

Escucha: Josele Santiago – Transilvania

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