Julio de la Rosa – El Espectador (Recordings From The Other Side)

Es lo primero que quiero decir: Julio de la Rosa es uno de los mejores músicos que hay actualmente en España. Y no lo digo por este disco, que también. Es algo que no por obvio hay que dejar de decir porque, por mucho que él diga que no mejora nada cuando triunfas (y puede que tenga razón), Julio lleva un indecente retraso de alabanzas desde su etapa de El Hombre Burbuja. Y, aunque no tenga pinta de ser de esos tipos de ego hambriento, hay que decirlo por una cuestión de justicia. Musical y poética.

Hablemos del disco. El Espectador llega después de dos discos en solitario, después del cese indefinido de su relación con El Hombre Burbuja y después de su reaparición en aquella superbanda que formó con Sergio Vinadé y Pau Roca, Fantasma #3. Esa fue su última referencia antes de tomar aire, ponerse la escafandra y volver a desaparecer. En solitario, fue Las Leyes del Equilibrio (2005), un disco con una acogida tan discreta como su apariencia inaccesible.

El Espectador, inspirado en la obra del mismo título de José Ortega y Gasset, es una reinvención más del jerezano. Mucho más en la línea de su debut en solitario (M.O.S., 2004), de la Rosa se pone esta vez el disfraz de arrabalero observador para ofrecer, como siempre, una vida en cada canción. Tan espectador como desde que la emprendió por su cuenta, Julio firma una colección de historias en tercera persona con ese pesimismo tan real como la vida misma en la que, sin embargo, la esperanza aguarda en cualquier esquina. Tan sólo tres de las diez canciones llevan la primera persona, el rotundo trío final con “La cama” (aspirante a canción del año), “El jugador” y “Las musas”.

Julio se hace acompañar en este disco de los pianos y los acordeones de Abraham Boba, que le dan a El Espectador ese aire de cantina portuense. Nada sórdido, pero sí algo decadente; se percibe en el ritmo de vals, en los medios tiempos y hasta en los más alborozados. La mujer de “Caradura”, o los protagonistas de “El transformista”, “Cosas que pasan” y “La cama”, todos caminan con ese halo de decepción y resignación típico de la lírica de Julio.

El Espectador es otro acierto de Julio de la Rosa. Como él dice, si bien se mira bien se ve, y Julio se ha merecido con creces que le miremos bien. Bravo, Julio.

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