Kuraia – Pitzu da Pitzia (Metak)
Explícito título para el nuevo trabajo de Kuraia: Piztu Da Piztia (La Bestia Ha Despertado). Su tercera grabación en estudio se presenta como un mini álbum de escasos veinte minutos donde la bestia vuelve con la concisión y la fiereza de sus inicios, aquella que parecían haber atenuado bajo las capas de ordotoxia stoner grisácea contenida en su anterior Iluntasunari Barre. Seis temas precedidos de una inquietante intro, que prepara el asalto de esa suerte de Godzilla asolando Donosti en una portada heredera de la tradición Serie B japonesa, son el sólido bagaje que ofrecen en esta ocasión los euskaldunes.
Kuraia defienden un discurso heredero de la tradición más “sabbathica” capitaneado por potentes riffs como el de la inicial Piztu da Piztia que da paso a auténticas lecciones de punk rock de quilates como “Gizon Sikodelikoa” o al salibazo aceleradísimo que supone la vertiginosa “Birakari”. Pero no nos engañemos, pese a la urgencia del mensaje, las guitarras saturadas siguen teniendo un peso importante; suma de factores (vértigo incesante + grumosidad moderada) que, si se me permite la comparación, les acercaría más al modus operandi de Hermano en aquel “Dare i Say” que a la espeleología fallida de Queens of the Stone Age en “Lullabies to Paralize”
Los incondicionales del género recibirán agradecidamente esta nueva obra que hará sus delicias, en gran manera gracias a la solvencia que aporta una producción eficaz que congenia un sonido rotundo y sucio a la par. La onda expansiva provocada por la colección de temas incluidos en Piztu Da Piztia podrá verse aún más amplificada en directo, elemento en el que la banda se mueve con soltura y destreza harto demostradas.
No falta en el nuevo lanzamiento de Kuraia un himno de la talla de “Zebra” con una proclama definitiva “El Rock’n’roll debe seguir matando”, metáfora de lo que siempre ha de ser el leit motiv del R’N’R: peligro y denuncia frente a tanta manufactura pop “domestica-conciencias” y tantos espacios televisivos y radiofónicos que merecen calificarse como actos terroristas mediáticos despreciables que nunca podrán aletargar a las mentes despiertas, a aquellas que caminan del lado de la bestia.
