La iaia – On és la màgia? (Música Global)
«Nuestro segundo disco es mucho más desmelenado, colorista, mágico, desenfadado y enérgico«. Con estas palabras definió en una entrevista para la Agència Catalana de Notícies (ACN), el cantante y compositor de La iaia Ernest Crusats el segundo trabajo de esta joven banda de Vic (Catalunya), que en 2011 fue grupo revelación según la revista Enderrock. Tras su ópera prima, Les ratlles del banyador, un viaje de estilo indie-folk que desprendía una gran calidez, La iaia ha decidido dar un paso más, sin dejar a un lado su espíritu inicial, para ofrecer algo más enérgico, más explosivo y arrollador con una base indie pero también electrónica a través de sonidos de sintetizadores hechos con un Ipad. «No podíamos considerar normal volver a hacer lo mismo que ya habíamos hecho, era necesario evolucionar«, dijo Crusats sobre su nuevo trabajo. Un disco que como el anterior fue producido por el mítico Paco Loco.
La potencia de «L´accident» se abre paso en este viaje donde uno puede encontrar la magia del álbum en esta primera canción. Pop a priori sencillo, contundente y efectivo. La tónica predominante de un disco colorista que contiene algo de nostalgia («El meu gos se´n va»), de belleza viajera («Totes les promeses») o melodías preciosas, serenas y consistentes («Assassí en sèrie», «El cicle» o «On ets Matilda?» -una de las mejores del disco-)…
El hit llega con «L´ós», que engloba y representa a la perfección ese giro indie-pop-electrónico de la banda catalana. «L´ós» habla de personas que se convierten en oso si escuchan esta canción y viven felices en el bosque flotando contentos sin poder parar de bailar. Así es como uno puede sentirse realmente escuchando el tema. Feliz. Flotando. En el bosque.
Claramente, La iaia podía haberse aferrado a la música que les dio un importante éxito con su primer disco. Sin embargo, han avanzado con estas diez canciones sin renegar de lo que han sido, sin renegar de lo que son. La misma esencia, pero con una energía renovada. Y si se escucha detenidamente, sin prisas, uno puede llegar a encontrar la magia.