La Muñeca de Sal y Los Profetas – La Rambleta (Valencia)

Era jueves de semifinales balompédicas, pero al opio del pueblo le salió competencia en un pequeño rincón del planeta. Un concierto único, una reunión de esas a las que difícilmente se puede asistir más allá de en los sueños, se celebraba en un edificio levantado en el sur de la ciudad de Valencia. El auditorio de La Rambleta acogió durante cerca de hora y media una especie de quién es quién histórico del indie nacional; Nacho Vegas, Antonio Luque, Fernando Alfaro, Joaquín Pascual, Corcobado,… todos se presentaron, uno a uno, bajo el auspicio de la banda valenciana La Muñeca de Sal, que reaparecía una vez más en un capítulo más de su Guadianesca trayectoria.
Recrearon a la perfección el disco de versiones que grabaron para el número 317 de mayo de la revista Rockdelux. Después de la necesaria introducción con varios temas de la banda valenciana (había mucho incondicional en el auditorio), por el escenario fueron desfilando cada uno de los participantes (con alguna excepción); las canciones de La Muñeca de Sal se acompañaban de proyecciones (me pareció ver algo de «Dead man» en el bis), mientras que para las versiones se contó con el pintor Luís Lonjedo, autor del cuadro en el que se basa la portada del disco, que retrató a cada uno de los artistas en lo que duraban sus canciones.
Con todo esto sobre la mesa, y con la extraordinaria acústica del auditorio de La Rambleta, el reto era que algo saliera mal. Que, por ejemplo, alguno de los cantantes compareciera sin muchas ganas sobre el escenario. Nada que ver. Del primero, un Tórtel peleado con el cable del micro mientras se dejaba la voz en «La estatua del jardín botánico», al último, un Joaquín Pascual entregado a la remodelada versión de «La sangre de tu tristeza» de Gabinete Caligari: todos se comportaron como si lo que estuviera ocurriendo allí fuera un concierto propio. Pero todos, absolutamente todos, mostraron una actitud de tremenda honestidad; como si fueran conscientes de que, allí, en ese momento exacto, los anfitriones y los homenajeados eran otros.
Nacho Vegas (¿rememoraría a Manta Ray rodeado de tanto ruido?), hincando rodilla mientras cantaba su versión del «Underwear» de The Magnetic Fields; Fernando Alfaro, con sus notas con la letra de «Qualsevol nit por sortir el sol» de Sisa; Senior haciendo suya «O velho e o moço» de Los Hermanos como «El vell i el jove»; igual que Corcobado, con «The partisan», y Llum, con «A day in the life», guitarra en mano también; Sr. Chinarro, en sandalias, como si pasara por ahí, metiéndose en la piel de un Gainsbourg resucitado a base de fino de Jerez; o el mismo Juan Luis Salmerón y su extraordinaria interpretación del «Wonderful lie» de Black. Se llegaron a juntar hasta nueve personas sobre el mismo escenario para firmar una cita memorable que más de uno quizá aún no lo sepa, pero lamentará haberse perdido.

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