Louie Vega – Elements of Life (Pias)

I remember House when House was soul music anb R&B, before house was disco.
I remember House before the superclubs.
I remember House when House had authors, songwriters and personality.
I remember House when House was about love.

Blaze (I remember House, “Spiritually Speaking», Slip n’Slide 2002)

Luis Vega (Jr. -aka Lil’ Louie Vega-), nació en un barrio de puertoriqueños en el Bronx neoyorquino de 1965. Hijo de Luis Vega (Sr.) , un experimentado saxofonista de latin jazz y sobrino de Hector LaVoe, cantante en el explosivo conjunto salsero Fania All Stars, al pequeño Luis no le faltaba ni inspiración, ni motivación. A principios de los ochenta, se familiarizó con las influyentes Loft Parties de la gran manzana (con David Mancuso), el Paradise Garage (el mito Larry Levan), y las Block Parties del Bronx (con Jazzy Jay, Afrika Bambaata y DJ Red Alert -el de los Jungle Brothers-), fue entonces cuando Vega empezó a imaginar su sonido, un sonido que inevitablemente debía rememorar sus raíces, pero que también quería homenajear el sonido de la ciudad en la que creció. El sería el continuador de la herencia de Ocho, Eddie Palmieri, Celia Cruz (¡azúcar!) y Tito Puente, pasando por Kenny Gamble/Leon Huff (el perfecto tandem de productores de Filadelfia), Stevie Wonder, Frankie Knuckles o la Salsoul Orchestra (por elegir cuatro arquetipos). Alrededor de 1985 conoce a Todd Terry, y en 1991 publica junto a su nuevo partenaire Kenny “Dope” Gonzalez (más joven que el), y el vocalista Mark Anthony su primer larga duración: “When the night is over” (para la Warner, con Tito Puente como invitado de lujo). Aunque siempre manteniendo actividades por separado, Masters at Work siguen juntos (no oficialmente a día de hoy).

Elements of Life es un disco de colaboraciones, pero no como tantos otros pastiches que prometen mucho y acaban aparcados en un rincón de la estantería -la yuxtaposición de artistas nunca ha sido una operación lineal-. En este caso tenemos a un grupo de músicos que llevan colaborando desde hace mucho tiempo, esa es la clave. Están Kenny “Dope” (como no, a las bases), Ursula Rucker (voz), Josh Milan (voz), Kevin Hedge (teclados y coros), Anané (voz, colaboradora habitual de MAW), todos ellos acompañados por la perfecta big band “nuyoricana” (guitarra –Raul Midon, el cuñado de Luis Vega-, bajo, batería, vientos -puro Miami brass-, dos teclados, percusión y congas) dirigida por Lil’ Louie Vega.

El mensaje del disco es sencillo, es el mismo que se esforzaron en lanzar al mundo vitalistas como Louis Armstrong, John Coltrane, Curtis Mayfield, Marvin Gaye (predomina el mensaje a lo “Let’s get it on”) o la Mother-Father-Sister-Brother (el sonido de Filadelfia): amor (y teosofismo), entendido de la forma más abierta posible. En todo momento se aprecia la huella de Blaze (-Milan y Hedge- los creadores del clásico “25 years later”, Motown, 1991; con los que ya habían colaborado MAW en un maxi homónimo de 1994), sobretodo en los teclados, en los arreglos de viento (“Brand New Day“ y “Elements of Life”) y en el característico aire gospel de sus composiciones. Los que ya conocen a Blaze no se sorprenderán de las letras de sus canciones, los demás deberían saber que a estos músicos hay que escucharlos con el corazón abierto, porque lo suyo es emotividad desbocada, sinceridad sin segundas lecturas (cínicos abstenerse) y apertura de miras. Cuando llevas tanta tradición de música negra en las venas y tanto tiempo como ellos haciendo música, ya sabes lo que buscas -su mérito recae en la coherencia de su discurso-, y desde luego no vas a perder el tiempo rizando el rizo para satisfacer el ego del analista musical de turno.

Hay sitio en este disco para descargas (“Summer night in Spanish Harlem”), batucada (“Africa/Brasil”), salsa (“Quimbombo” -en homenaje a Hector LaVoe-), jazz, hip hop (ojo a los fans de 2 Live Crew en “Jungle Fever”), tango (en la base y los arreglos de “Mon Amour”) y bossanova (“Nos vida, Ma Mi Mama, Tu y Yo” -recordando al innovador Sergio Mendes-). Se trata de un compendio de música baile para todos los públicos, desprejuiciada, sin prefijos ni sufijos (ni progresiva, ni hard, ni deep, ni nu, ni micro), fresca y muy agradable, o como diría Guru (-Gang Starr– en Jazz Thing, “Mo’Better Blues” (BSO), CBS 1990): “simply good music/ great to dance to/ great to romance to/ with a lot to say to you.

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