Luis Lapuente

El soul vuelve con fuerza una y otra vez. Yo creo que quizá el nombre clave fue el de Amy Winehouse, una blanquita británica

 

Luis Lapuente (Madrid, 1957) es médico y periodista musical. Ha colaborado o escribe regularmente en publicaciones como Ruta66, Rockdelux, Efe Eme, Soul Nation o El Mundo, además de trabajar en radio con programas tan exitosos como Sonideros en Radio3. Acaba de publicar El Muelle de la bahía, una historia del soul (Efe Eme,2015), un libro que se une a su amplia lista de publicaciones sobre la música negra. De su último libro, y de la historia y vigencia del soul en general, hablamos en esta entrevista.

Acabas de publicar en la editorial de EfeEme el libro El Muelle de la Bahía: Una Historia del Soul. Hace unos años la propia revista regalaba un librito escrito por ti, El Mapa del Soul, con una estructura y un enfoque muy similar. Incluso ambos se abren con la misma cita de la canción «A change is gonna come», de Sam Cooke. ¿Es este libro, de alguna manera, una ampliación de aquél?

En parte sí, porque rescato aquel esquema de presentación de la historia del soul e incluso aprovecho y reciclo algunos textos, que entonces llegaron a mucha menos gente, pero «El muelle de la bahía» va mucho más allá, tanto por extensión como por vocación de ser una guía para neófitos y para iniciados en este género fascinante.
 
El libro tiene un formato muy de consulta, bastante enciclopédico. Sin embargo no es excesivamente extenso, para tratarse de un género que requeriría miles y miles de páginas. Para mí el formato es ideal tanto para el novato que quiere iniciarse como para el entendido que quiere comprobar algún dato. ¿Es un formato que has buscado de manera consciente?

En cierto modo es el formato que busqué, pero, claro, lo ideal habrían sido al menos 3-4 tomos de idéntico tamaño para presentar una panorámica aún más completa. Aunque, pensándolo bien, muchos posibles compradores se habrían echado para atrás. Partiendo de este libro, queda un inmenso campo de exploración abierto a los ojos y los oídos curiosos.

Estoy de acuerdo. Me parece ideal el formato como punto de partida para descubrir algún nombre interesante (un artista, un sello, un disco…) y después profundizar con toda la información que hay disponible hoy en día en Internet. Diría que es un libro cuyo principal intención es despertar la curiosidad.

Sí, así es. Cuando escribo sobre música o preparo un programa de radio, siempre pienso en lo que me gustaría a mí encontrarme como lector o como oyente devoto de la música. Durante años he leído casi cualquier revista o libro que cayera en mis manos, he buscado, he escuchado discos y programas de radio que no caben en mi cabeza, y siempre encuentro motivos para buscar más y más. Con este libro creo que he sido capaz más que nunca de acercarme a eso que yo busco en otros.

¿Es todavía el soul de los 60 una mina de singles por descubrir, o crees que hoy en día, con tanta música al alcance de todo el mundo, ya es casi imposible encontrar una joya desconocida?

Ufff, hay tantas joyas desconocidas en el soul. Mientras escribía el libro, yo mismo he encontrado unas cuantas. No hay tiempo suficiente en una vida para descubrirlas.

También hay muchos álbumes de soul olvidados o conocidos sólo por los más fanáticos. ¿Te atreverías a nombrar el álbum «oculto» del soul que creas más injustamente desconocido?

Algunos de ellos los he rescatado en el último capítulo del libro. Uno de mis favoritos es «The Dells», el fascinante álbum que publicaron The Dells en Chess en 1974 y que ni siquiera está reeditado en formato digital. Pero bueno por citar otro, las grabaciones que hizo Phil Flowers con The Flower Shop para Atlantic a principios de los años 70, con esa versión demoledora de «Like A Rolling Stone», y que son prácticamente underground.
Casi todos tus libros tienen un enfoque geográfico. Más que una historia lineal, suelen ser un repaso a las ciudades y sellos donde se gestó todo. ¿Por qué?

Porque el soul es un género que tiene distintas características según el punto geográfico donde creció. No es lo mismo el soul de Detroit que el de Memphis o el de California. Desde un punto de vista didáctico, es más fácil adentrarse en los secretos del genero teniendo algunas guías esenciales de escucha. Desde la geografía, también se escribe la historia.

De hecho el soul es, en mi opinión, el género con más lugares míticos. El Grunge tiene a Seattle, el Punk a Nueva York, el Techno a Detroit, el House a Chicago, el Rock and Roll a Memphis… Pero el Soul tiene al menos una decena de santuarios. Supongo que ese fenómeno se debe a los grandes movimientos migratorios de los negros sureños.

Claro, toda esa gran corriente migratoria que se produjo en torno a la segunda guerra mundial desde los estados sureños hasta Nueva York, Chicago, Detroit, etc, fue el más fabuloso caldo de cultivo para el nacimiento del soul en sus distintas ramas.

Has contado muchas veces que llegaste al soul, entre otras cosas, después de ver a Otis Redding en el Festival de Monterrey. ¿Qué te llamó la atención del gran soulman que no vieras en Hendrix, Joplin, o The Who?

Todos ellos me gustaban, pero en Otis Redding nada sonaba impostado. En su garganta y en sus movimientos en escena, en sus canciones, había autenticidad, sinceridad, una energía distinta a todo lo que yo había escuchado hasta entonces. Sigo pensando lo mismo: esas son las señas de identidad de esta música única.

Volvamos al libro. Me llama la atención esa denominación de «profetas mayores» que les das siempre a Sam Cooke, Ray Charles y James Brown. En este libro has incluido a Curtis Mayfield y Otis Redding. Sin embargo, Marvin Gaye te sigue esquivando… Creo que en ninguno de tus libros, al menos los que yo he leído, ha merecido nunca un capítulo propio. ¿No está, para ti, al nivel de los nombres mencionados?

Los que llamo profetas mayores, más que los indispensables, son los músicos que estuvieron presentes con una fuerza centrífuga portentosa en el nacimiento del soul, los que lo definieron en su génesis y en sus características principales, y creo que son esos cinco, aunque podría haber incluido a algún productor, como Jerry Wexler (que sale en la portada del libro) o a algún empresario, como Berry Gordy. Marvin es extraordinario, uno de mis favoritos, pero él fue un potente guía sobre todo a partir de sus discos conceptuales, en los años 70, como Stevie Wonder o quizá Aretha Franklin un poco antes. En mi primer libro sobre soul, «Historia-Guía del Soul», Marvin y Aretha sí tenían capítulo aparte, junto a Sam Cooke, James Brown, Ray Charles, Curtis Mayfield y Smokey Robinson. Y en la enciclopedia que escribí para Altaya («Los grandes del soul») en 66 fascículos con sus correspondientes CDs, precisamente los dos primeros de la colección, que seleccioné yo también, fueron los dedicados a Marvin Gaye (el 1) y James Brown (el 2).

Sin embargo el caso de Solomon Burke es completamente opuesto: no lo incluyes entre los cinco o seis nombres indispensables para el género, pero siempre que tienes ocasión confiesas tu predilección por él.

Adoro a Solomon, probablemente me quedaría con él si tuviera que elegir solo un cantante de soul. Por su talante, su personalidad, su buen gusto musical, su trayectoria. Y porque le conocí en persona y me atrapó y nunca podré olvidarle. Seguro que no es uno de los profetas mayores y hay músicos más originales o influyentes en el soul, pero Solomon es único.

Me da la impresión que pasas muy por encima del Philly Soul y de la música disco. ¿No te parece que el Philly Soul concretamente supuso en su momento una de las cumbres del género?

Desde luego, y en mi «Historia-Guía del Soul» merece un capítulo aparte, así como varios fascículos en la colección de Altaya (The O´Jays, Harold Melvin & The Blue Notes, etc.) En este libro dedico apenas media página más a Atlantic Records que a Philadelphia International. Solo Motown, Chess y Stax tienen más páginas. Es verdad que con mayor extensión de páginas le habría dedicado un capítulo entero, al sello, el sonido y a sus productores y compositores, que me apasionan. Este es también uno de los capítulos que habría podido añadir al libro, el de los productores más importantes. Quizá lo piense para otras ediciones o quizá me anime a escribir un libro solo sobre esos gigantes que estuvieron detrás de los grandes discos y los grandes movimientos del soul.

Sobre la música disco trato también en un capítulo, donde hablo de los géneros que llamo bastardos, en el mejor sentido del término. Hay pocas enciclopedias de soul que trate el tema en sus páginas pero yo quise tocarlo porque parte de la disco deriva del soul aunque también hay otras influencias. Haría falta un libro entero para desentrañar los misterior de este género pegajoso, del que sí recomiendo algunas obras maestras (Chic, Savannah Band, etc).

Las fronteras del soul son muy difusas. Por delante, con el hip-hop (del que no hablas en el libro), y por detrás con el pop, sobre todo si hablamos de todos aquellos grupos de chicas que triunfaban a principios de los 60, con The Supremes como punto culminante. ¿Se puede decir que aquél sonido «girl groups» era soul? ¿Y es soul lo que hacían en los 90 gente como De la Soul, The Fugees, Soul II Soul, Boyz II Men…?

Las girl groups fueron uno de los múltiples afluentes del soul en sus comienzos, aunque también fue un fenómeno puramente pop, claro. El hip hop, para mí, es, como la disco music, un género con entidad independiente, aunque en parte, y mucho, deriva del soul, pero también tiene su espacio en otros libros. No quise llegar hasta ahí para no enredar más el maremágnum de estilos, pero sí, claro, The Fugees o De La Soul tiene mucho del soul clásico, igual que en otro sentido Digable Planets, Public Enemy o The Roots.

Muchas veces comentas que la era dorada del soul acabó con los sesenta. ¿No te parece sublime la primera mitad de los 70, con Marvin Gaye, Al Green, Curtis Mayfield o Stevie Wonder encadenando álbumes espectaculares, en algunos casos los mejores de sus respectivas carreras?

Por supuesto, esa época me encanta, el soul entraba en su madurez como género y brotaron discos espectaculares que siguen entre mis favoritos. Si digo que la edad de oro del soul estuvo entre «You Send Me» de Sam Cooke y «(Sittin´ On) The Dock Of The Bay» de Otis Redding es por acotar el género en su, digamos, infancia. Ya sabes, la patria está en la infancia.

¿Qué opinas del revival soul que estamos viviendo en los últimos años? ¿Qué nombres destacarías?
 
No me sorprende porque el soul vuelve con fuerza una y otra vez. Yo creo que quizá el nombre clave fue el de Amy Winehouse, una blanquita británica, pero antes había empezado a crecer con fuerza en USA con Erykah Badu, D´Angelo, Angie Stone o Anthony Hamilton, y luego Sharon Stone. Me gustan mucho el blue-eyed soul de James Hunter, además de Anthony Hamilton, Gregory Porter y Curtis Harding. Y otro que, ay, no cito en el libro, el genio de la pedal steel Robert Randolph.

¿En qué momento crees que la etiqueta R&B empezó a perder prestigio? ¿Quizás a partir de la segunda mitad de los 80, con el soul convertido en una especie de música de ascensor?

Me encantan Smokey Robinson y Teddy Pendergrass, pero cuando muchos de los nuevos cantantes quisieron emularles en todos aquellos discos descafeinados de baladas y soul de alcoba, tan del gusto de los telefilms californianos de los años 80 y 90, ese nuevo soul dejó de tener sentido porque ya no tenía alma ni carne. Por fortuna, siempre quedaron reductos más o menos salvajes o sensibles que mantuvieron viva la llama.

Para acabar, ya que el soul empezó en esencia como un género muy enfocado al single, y dado también que los actuales hábitos de escucha parece que vuelven a enfocarse en la canción, ¿Nos harías una lista con los 10 temas imprescindibles para que un chaval indie que esté leyendo esto pueda descubrir las maravillas del soul?

Está claro que hay que ir a los grandes himnos, que, por increíble que parezca, muchos jóvenes que empiezana  escuchar música no conocen o apenas han escuchado de pasada en algún anuncio de televisión. Ahí van once, sin orden y mezclando los obligatorios con alguna gema escondida, y pasando por alto «My Girl» y «(Sittin´ On) The Dock Of The Bay», que nadie en su sano juicio dejaría de incorporar a su canon:
 


«Reach Out I´ll be There» (Four Tops)
«A Change Is Gonna Come» (Sam Cooke)
«People Get Ready» (The Impressions)
«Ain´t No Mountain High Enough» (Marvin Gaye & Tammi Terrell)
«Midnight Train To Georgia» (Gladys Knight & The Pips)
«Tell Mama» (Etta James)
«Move On Up (Curtis Mayfield)
«Green Onions» (Booker T & The MGs)
«I Want You Back» (The Jackson 5)
«This Old Heart Of Mine» (The Isley Brothers)
«It´s A Shame» (The Spinners)

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