Manel – Teatro Calderón Hägen Dazs (Madrid)

La idílica gira de presentación del segundo disco de Manel, 10 Milles per veure una bona armadura, tocaba a su fin, y a modo de guiño con el público no catalanoparlante, la banda decidió que fuera Madrid la protagonista del cierre de su exitosa temporada. Poco más se puede decir del grupo de “nombre de padre” que no se haya dicho. En boca de todos, han llenado por donde han pasado, la crítica les ha otorgado su beneplácito, número uno en ventas y lo más importante para algunos, convertirse en el grupo preferido de Guardiola. En un año de intensas emociones, han pasado de ser fenómeno (sobre todo en el panorama español) ha presentarse como una realidad asentada.

Ante un anfiteatro ligeramente reformado (la platea se ha transformado en un sala con sillas y mesas, arrebatándole cierta trascendencia al lugar) arrancaban los de Barcelona su último concierto por un tiempo con la folkera “Flor Groga”. El estilizado Guillem Gisbert clava su mirada al cielo mientras su inquebrantable voz es acompañada por un grupo de cuerda que da cuerpo al tema. Se muestran algo fríos, mientras el público comienza a musitar tímidamente los exquisitos juegos de palabras de los catalanes.

Pero resulta un sentimiento pasajero, porque canción a canción el magnetismo que desprende la sobriedad del cuarteto hace que el concierto avance en la dirección que ellos quieren imponer, un suavizado “in crescendo” que explotará en el tramo final. “Roma” y “Donna estrangera” se transforman en las teloneras perfectas al primer gran momento de la noche con “Boomerang”, donde la falta de ingredientes que se perciben en la producción se indemnizan con dosis de apropiada intensidad.

A partir de aquí el hechizo con el respetable se dispara, acrecentado por el acertado tono storyteller de Guillem, soltando libremente pinceladas de humor que desengrasan la falsa trascendencia que imprime el contexto. Son en estos pequeños momentos donde la banda ponen de relieve su cariño por la palabra como motor fundamental de su música.

A pesar de ser su último largo el que les ha otorgado el reconocimiento, en el directo son las canciones de Els Millors Professors Europeus(08) las que elevan la categoría del evento y dan cuerpo al directo, caso de la emocionada “Capatatio Benevolentiae”, la serratiana “Ai, Dolors” cantada por el guitarrista Roger Padilla y su primer himno “Al Mar”. Con las remembranzas infantiles de “Aniversari” cierran un momento mágico para un público que no paraba de repetir aquellos versos en catalán en el corazón de la capital del reino. Como dijeron entre el público “Viva Vallecas y Viva Cataluña”.
Si algo define a Manel es su ausencia de pretensiones y engañadora autocomplacencia como chicos excesivamente normales. Así que, qué mejor manera que hacer suyo el clásico de Pulp “Common People” y transformarlo para los bises finales en su “Gent Normal”, para acto seguido llevar al auditorio a una apoteosis controlada con “Benvolgut” donde la gente poco a poco, a modo de “Yo soy Espartaco” se iba levantando de su sitio para unirse a ellos en comunión total.

El público, soberano, exigió la vuelta de los “chicos normales”, para interpretar a pleno pulmón con ellos la popular “Deixa-la, Toni, deixa-la” y cerrar todos juntos, como las bodas que acaban a las siete de la mañana, el ya clásico del karaoke “Como una Ola”. A Roció Jurado le hubiera gustado.

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